¿Verdad o reto?

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Recostado en el sofá de la sala de estar de la cabaña, Jihoon observaba como Seungcheol se paseaba de arriba a abajo con el teléfono pegado a su oreja. De pronto, la hasta ahora sólo iluminada por algunas velas, se llenó de la luz, siendo esta acompañada a los pocos segundos por un fuerte estruendo. Un escalofrió recorrió el cuerpo de Jihoon, quien se acurrucó aún más entre las mantas.

—¿Y no hay nada que se pueda hacer? —preguntó Seungcheol a la persona que se encontraba al otro lado de la línea—. Entiendo... Sí, sí, no se preocupe. Muchas gracias. Adiós.

Seungcheol cortó la llamada y dejó salir un suspiro. Se acercó al sofá donde se encontraba Jihoon este le hizo un hueco para que se sentase a su lado.

—El recepcionista me ha dicho que ha habido un problema eléctrico a causa de la tormenta. Todas las cabañas de este lado están sin electricidad —le explicó a Jihoon.

—¿Entonces no hay nada que podamos hacer? —preguntó el menor, recostándose de nuevo, poniendo los pies sobre los muslos de Seungcheol.

Seungcheol se encogió de hombros.

—El recepcionista dice la noche de bailes de salón sigue en pie en la cabaña común. Si quieres podemos... —Seungcheol dejó la frase a medias al ver el mohín de disgusto en la cara de Jihoon—. También me ha dicho que en el armario del dormitorio debe haber varios juegos de mesa.

Jihoon volvió a poner la misma expresión. Seungcheol suspiró y echó la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos. Esto no era lo que esperaba cuando reservaron un fin de semana en una cabaña en las montañas para pasar juntos su primera escapada como prometidos.

Tanto Jihoon como él habían planeado cientos de cosas para hacer juntos. Desde hacer un picnic junto al lago hasta dar largos paseos a la luz de la luna, acompañados por la suave brisa veraniega. Pero en ninguno de esos maravillosos planes entraba una tormenta que los había retenido en el interior de la cabaña día y medio y que, para colmo, los había dejado sin electricidad.

—¿Tenemos alcohol? —preguntó Jihoon tras varios minutos en los que lo único que había roto el silencio había sido el sonido de la incesante lluvia acompañada por los numerosos relámpagos.

—En la cocina tienen que estar las botellas de vino que íbamos a llevar al picnic —respondió Seungcheol, abriendo los ojos y girando la cabeza hasta quedar mirando hacia Jihoon—. ¿Por qué lo preguntas?

—Se me ha ocurrido una idea

Jihoon retiró la manta y se levantó dando un saltito, corriendo hacia la cocina. Seungcheol lo siguió con la mirada hasta que desapareció tras la puerta. Segundos más tarde, apareció con dos copas en una mano, una botella de vino en la otra y otra botella más debajo del brazo.

—¿Vamos a pasar nuestra última noche de escapada romántica emborrachándonos?

—¿Se te ocurre algo mejor? —preguntó Jihoon mientras se sentaba en el suelo—. Pero no vamos sólo a beber, eso sería aburrido —dijo abriendo la primera botella de vino—. ¿Conoces el juego "verdad o reto"?

Seungcheol dibujó una sonrisa burlona en su rostro.

—¿Hablas en serio? —Jihoon asintió con la cabeza—. Vaya, no sabía que mi futuro esposo era un adolescente de 16 años.

Jihoon lo miró con el ceño fruncido.

—Ni yo que el mío tenía 80 años, don "vayamos a la noche de bailes de salón" —contestó Jihoon con tono burlón—. Vamos, será divertido. Además, así podremos conocernos aún mejor.

Seungcheol lo miró con los ojos bien abiertos.

—¡Ya nos conocemos estupendamente! —dijo en tono ofendido—. Lo sé todo de ti y tú lo sabes todo de mí.

¿Verdad o reto? -JiCheol-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora