Cap. 5

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Muchas ocasiones la vida de la gente cambia después de un suceso, pero otras es una persona quien divide nuestra vida en un antes y un después.
As.
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Hacía ya varios meses que john no veía a Sherlock, en todo ese tiempo había llegado a una conclusión, era la única persona en el mundo a la cual amaba, solo el, y no había algo existente que lograra lo contrario. Pero también había entendido que el no podía hacer nada, Sherlock no lo quería.
Se hacía las mismas preguntas constantemente ¿se había terminado este episodio de su vida? Ni siquiera había empezado, ¿algún día podría decirle a Sherlock lo que sentía? ¿Sería capas de decirle? ¿Que haría cuando lo viera?. Esperaba con ansias responder esas preguntas, sobre todo la última.

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Cuando John regresaba del colegio, había comenzado una gran llovizna, iba corriendo camino a su departamento aún que eso no lo salvaba del agua ya estaba demasiado mojado para mitad de camino.
Iba pasando por un punte cuando comenzó a ver una silueta muy alta, no alcanzaba a distinguirla por la lluvia, pero se le hacía muy familiar aminoro el paso ya que el piso se estaba haciendo más resbaloso.
Cada paso que daba para cruzar tras ese desconocido que se encontraba totalmente quieto, con las manos en los bolsillos de lo que parecía ser un abrigo y la mirada fija al horizonte, su corazón le latía más y más rápido.
A unos 2 metros de aquella persona supo porque, se quedó completamente estático no sabía que hacer o que decir, así por varios segundos.
Inconscientemente de sus labios salió un susurro
-¿Sherlock?
Susurro que fue totalmente escuchado por el oído de un buen violinista, haciendo que volteara lentamente.
Ambos chicos se quedaron viendo, cada mirada era una ola de sentimientos.
La de john reflejaba asombro, extrañeza, molestia y felicidad, mientras que la de Sherlock era fría, pero, muy triste.
- John, ha pasado mucho tiempo ¿verdad?
-... si
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En un departamento de Londres había dos chicos, uno rubio de ojos color cielo, y otro moreno de rizos lindos y ojos enigmáticos.
A penas habían entrado al cuarto, el silencio invadió la habitación, Sherlock solo se quedó parado, dándole la espalda a John.
El antes mencionado no sabía que hacer, quería golpear a Sherlock por desaparecer y aparecer como si nada, pero sabía por su mirada qué tal vez no era el momento de reproches, pero si de una explicación.
- Sher-
- ¿lo sabias?- lo interrumpió el rizado
- ¿que? ¿A que te refieres?
- ¿tu, sabias sobre Victor?
- ... ¿te refieres a su relación?- Sherlock volteó rápido y esta vez tenía extrañeza en su mirar.
- no, el murió
-¡¿que?!
John estaba sorprendió y no solo por el pesar en la voz de Sherlock, pues sonaba cruel, pero, el rizado siempre decía que la muerte era algo normal en todo ser vivo y que dejase afectar por algo que pasa a menudo era una desventaja para todos.
-¿mu-murió? ¿De qué? ¿Hace cuánto?
- de cancer, un mes después de que se fue de Londres- el pelioscuro pensó "exactamente un mes, el mismo tiempo que me pidió que lo acompañará"
- Sherlock, se claro por favor ¿qué pasó entre ustedes? ¿Donde rayos estabas?
- ¡John! El no era mi pareja, novio o como quieras llamarle, ¡si es a lo que te refieres!
- Bueno pues es natural que lo piense si entro a tu casa y lo veo sobre ti besándote
- eso es porque... ¿por qué te importa tanto? Recuerdo que esa ocasión saliste corriendo
- ¡si! ¡Y no viniste tras de mi!
-¿ por qué hubiera tenido que hacerlo?
- ah, no digo que tuvieras que, yo ... Sherlock por dios santo, solo digo que- John no aguanto más había esperado ver al rizado desde hace mucho tiempo, pero, no para eso, Sherlock le estaba dejando claro que él no le interesaba- ¿sabes que? Tienes razon no debo preocuparme ¡no debí preocuparme por un maldito egocentrista, idiota y mal agradecido como tú! ¡No sé ni siquiera porque sigo haciéndolo! No mereces que esté aquí, no mereces ser parte de mi vida, maldigo el día en que te vi, ¡ADIÓS PARA SIEMPRE SHERLOCK HOLMES!- dijo molesto, triste y gritando para después salir corriendo y aventando la puerta tras de si, bajó a su departamento se sentía patético, maldecía haberse enamorado de Sherlock.
John había salido tan rápido del departamento que Sherlock ni siquiera pudo decir algo, pero se sentía decepcionado, ahora John lo odiaba y a él por primera vez le importaba, lo que pensara de el otra persona que no fuera si mismo. Se quedó parado, estático por algunos segundos, su ceño estaba fruncido y su mirada no dejaba de ver el piso, tomó su mano colocándola en su pecho Justo donde su corazón latía desenfrenado sintió como si su garganta se llenase de agua "¿A caso así se siente cuando quieres llorar? No, no puede ser, pero, si lo fuera ¿por qué es? ¿Es por John o por Víctor? O tal vez ¿ambos?" Se cuestionaba internamente, de una forma desesperada una que le irritaba hasta lo más profundo de su ser. Para luego sentir algo mojado sobre su cara, llevo su otra mano a su mejilla por un momento creyó que estaba llorando, pero se tranquilizó cuando vio que solo eran las gotas de su cabello mojado por la lluvia, entonces recordó que sería mejor tomar un baño e irse a la cama.
Se dirigió a su bañera, abrió la llave del agua caliente, comenzó a desvestirse, y cuando estaba listo, el agua seguía fría, extrañado espero unos minutos más, después de no tener un resultado diferente, un poco enojado se dirigió a su estufa que no usaba más que por motivos científicos,  cuando quiso prenderla, esta no lo hizo.
- ¡maldición! John no pagó mi gas en mi ausencia... ¡John!- Sherlock pensó que podría pedirle al rubio que lo dejara bañarse, sin embargo, sabía que no era la mejor opción, pero era eso o sentirse incómodo, así que decidió intentarlo.
John se encontraba todavía recargado en la puerta del recibidor, en el piso con la cabeza escondida entre las rodillas sintiéndose un idiota, pues pensaba que había estado mal gritarle todo eso a Sherlock, apenas había regresado y encima había perdido a alguien, y es que aunque fuera cierto y Sherlock no fuera novio de Víctor a fin de cuentas eran cercanos, ya que Sherlock para bien o para mal dejo que Victor lo besara, en cuanto recordó eso sintió una pulsada en el corazón para el dolía mucho recordar eso, las lágrimas iban a comenzar a salir de nuevo cuando del otro lado alguien había tocado su puerta.
Levantó la cabeza y volvieron a tocar, hubo un pequeño silencio cuando de pronto escucho que alguien lo llamaba.
- ¿John? - Era Sherlock, se sintió emocionado, pensó qué posiblemente había venido hablar de sus sentimientos, tal vez y solo tal vez por fin se había dado cuenta de lo que el sentía, se levantó rápido y abrió.
John siempre imaginaba a Sherlock de diferentes formas, enojado, feliz, triste, etc. Pero nunca pensó que en la entrada de su departamentos pudiera aparecerse  Sherlock vistiendo una sola toalla y ruborizado rascándose la cabeza con una mano mientras la otra agarraba la única prenda que lo cubría enredada en su cadera.
- John se que estás molesto, pero no tengo agua caliente y quería ver si tú...- Sherlock volteó a ver a John ya que no daba señal de vida, noto que este solo se le quedaba viendo serio y sorprendido- podrías dejar... que ... me bañara- hubo un silencio algo incómodo- entenderé si no estás de acuerdo- dijo y se dio la vuelta
- ¡Sherlock!- giro rápidamente- pu-puedes bañarte... ¡pero ve por tu ropa!
Después de que ambos chicos, por separado habían terminado de bañarse, se sentaron en la mesa de John, ambos con una taza de té.
- Sherlock- el rubio había comenzado una conversación- Yo, quería disculparme por todo lo que dije hace un momento, no fue mi intención decir todas esas cosas crueles, estaba muy enojado y lo dije sin pensar.
- acepto tu disculpa
-... Gracias, supongo
- dime una cosa John ¿por qué te enojaste?
- ... ¿es broma no?
- nop, para serte sincero entiendo muchas cosas en esta vida pero la emociones y sentimientos no son lo mío
- ¿por qué mientes? No me gustan las mentiras Sherlock
- ¿por qué piensas que miento?
- ¡porque besaste a Víctor!
- ¿entonces para ti es obligatorio sentir algo para poder besar a una persona?
- ¡¿pues si?!
- ¿Entonces si te pido que me beses que harías?
-...

La incertidumbre de un corazón frío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora