Un año y medio ya había pasado desde la muerte de Himawari. Las gemelas ya tenían dos años y su primo Hiroki estaba cumpliendo su primer año. La pareja se enteró que estaban esperando un hijo el día de su boda. Boruto no podía describir lo contento que estaba con eso. Ahora que ya tenía un año, decidieron festejar su cumpleaños. Kawaki estaba bañando a las pequeñas, cuando su teléfono sonó del otro lado de la sala. Bufó. ¿Cómo haría para atenderlo? Soltó a las pequeñas y estas se quedaron chapoteando en la bañera.
—Ya vuelvo—musitó y corrió hasta la sala para atender.
>>Kawaki, recuerda que tienes una charla en el salón de reuniones del Cuartel—anunció entusiasmada, Chouchou. Quien ya era teniente y estaba casada con Mitsuki.
—No me llames por mi nombre, soy tu General—explicó molesto—. Sí, no me he olvidado de eso. Primero debo vestir a las gemelas para ir al cumpleaños de mi sobrino. Después te llamo para coordinar ese acto.
>>De acuerdo—colgó.
Al regresar con las gemelas, ambas habían tirado toda la espuma por fuera de la tina, resopló. Miró con rabia a su hija mayor: Irina. Ella sonrió divertida y sus ojos cristalinos brillaron, de la misma forma que su madre. Se cruzó de brazos dándole a entender su desacuerdo y ella siguió riéndose, señalando a su inocente hermana.
—Ella comenzó primero—acusó.
—¡Irina...—regañó levantando la voz—. ¿Qué te dije de arrojar espuma por todo el baño?—ella desvió la mirada avergonzada—. La próxima vez no te bañarás con tu hermana. Y si te portas así en el cumpleaños de Hiroki, papá se enojará y ni hablemos de tus tíos—la pequeña parpadeó tratando de entender lo que había hecho mal. El sonrió satisfecho—. Bien, prosigamos—se arremangó y volvió a lo importante.
Una vez que las pequeñas estuvieron listas, subieron al vehículo y partieron hasta la residencia de Boruto. Allí ya estaba reunida casi toda la familia. Los recibió Riri, quien vestía un hermoso vestido color azul pastel y unas hermosas trenzas que caían sobre sus hombros. Los saludó y los hizo pasar. Las gemelas ingresaron corriendo. Más bien Irina jaló de su hermana para adentrarse a la pequeña vivienda. En el fondo se encontraba el resto de la familia. No tardaron en estrechar sus manos y saludarse. Boruto le ofreció cerveza. Estaba con alguno de sus amigos que hizo que la facultad. Ahora era estudiante de Fotografía y no le quedaba mucho para terminar.
—¿Cómo vas llevando la crianza?—preguntó Boruto.
—¿Cómo crees?—respondió con obviedad—. De alguna manera ya me acostumbré, pero...—recordó a Himawari—. Es difícil superar lo de Hima.
—Estamos iguales—concordó dolido.
Kawaki intentaba comprar los girasoles para que eso le recordara a su esposa y así les indicara que seguía presente con ellos. De verdad que hubiera querido compartir tantos momentos con ella. Su primer llanto, su primera palabra, su primera caminata. Todo. Sin embargo, ya no estaba y debía convivir con ese fantasma. La extrañaba tanto que a veces despertaba sudando debido a que en los sueños aparecía y eso le generaba más tristeza. Kawaki estaba cansado de llorar por las noches mientras sus hijas dormían. Aún así hacía lo mejor para superarlo.
Volteó para ver a sus hijas, estaba jugando con Hiroki en un extremo de la casa y parecían entretenidos dibujando. Sonrió débil, buscando consuelo en aquella escena. No creyó que el momento en que tuviera que hablar sobre su esposa fuera tan pronto. ¿Cómo lo expresaría en palabras sin derramar una sola lágrima? Temía que sus hijas lo notaran débil. Se acongojó de solo imaginarlo. Suspiró y el vaso de cerveza frente a él lo distrajo. Acompañó el trago con un brindis y lo bebió por completo.
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Siempre A Tu Lado (KawaHima)
Fiksi PenggemarHimawari se enamora de su vecino Kawaki. Está por ser ascendida a Teniente y tiene muchos pretendientes, sin embargo, prefiere seguir a ese chico que la vuelve loca, es descuidado y es difícil de domar. Lo que no sabe es que cuando dejen de verse...