CAPÍTULO 6

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—En el momento que abrí el maletero y vi su rostro pálido y serena, con el propósito de querer descansar en paz, ha sido una imagen que no se ha borrando en mi mente y sé que jamás se borrará, por más que lo intente —me quedo mirando la parte inferior del edificio, donde se encuentran aquellas personas insultándome y reclamando justicia por aquel delito que creen que cometí, y realmente lo cometí. Jazmín no hace nada, solo acompañarme al lado mío mirando lo mismo que yo, esperando a otra respuesta que mis penas —. Ese día consideré que hice lo correcto junto con Austin. A ese hombre no podíamos salvarlo por mucho que quisiéramos; él nos atacó primero, solo fue defensa propia. Pensaba que nosotros teníamos futuro y él no, pero en estos momentos estoy segura que él tenía más futuro que Austin y yo juntos.
Me acerco más a la ventana, tocando moderadamente el vidrio, deseando que la ventana se fuera hacia adelante para que cayera accidentalmente y olvidar todo esto. Él tenía futuro, nosotros no.
—Tú misma lo dijiste, fue en defensa propia, ¿Entonces por qué no llamaron a la policía?
Nunca le conté el por qué, pues era confesarle que nosotros somos los causantes de aquellas muertes en los juegos y sabía que ella se iba a ir de este apartamento a confesarle al juez. Iba a estar perdida en lo absoluto. 
Es contarle lo de los juegos o de que estamos borrados del mapa, pero ¿Es lo mejor decirle que estamos borrados del mapa? Tendría que decirle el por qué. Aunque, pensándolo bien, ella es abogada, dudo que no haya investigado sobre mí y ver que no hay ningún registro mío. Si le digo eso, a lo mejor en su cabeza conectará mi desaparición con la razón de que no llamé a la policía y ella se sentirá más segura de mí, y eso será un peso menos encima mío.
—Dudo que tú siendo una de las abogadas más prestigiadas del país no haya investigado sobre mí antes de tomar mi caso.
—Eso es cierto —se dirige hacia el sofá, que está a unos pocos metros de la mesa interrogatorio. Que de por sí es el comedor.
—¿Y qué encontraste sobre mí?
—Entiendo tu punto. Las autoridades de aquí son muy estrictas en esa parte al ser una de las ciudades con mayor índice de homicidios, aún más sin resolver. Y no querías que vieran que estás borrada del mapa —responde indirectamente a mi pregunta mientras se sienta formalmente en el sillón.
—Exacto.
—Pero, ¿por qué quisiste estar borrada del mapa? ¿Hay algo que no quieres que nadie sepa? —me pregunta con un toque de sentirme culpable, pues sospecha de que estoy ocultando algo. No la culpo, ¿Qué más pensarías si conoces a alguien que no está en la base de datos de la ciudad? Es generalmente sospechoso, pero en mi caso hay una explicación, en parte.
—No es el querer que nadie sepa sobre algo que cometí, sino más bien el querer que alguien no sepa sobre mi existencia.
—¿Y quién es ese alguien?
—Mi familia —volteo a verla y veo en sus ojos la sed de querer saber sobre mi familia, el por qué estoy desaparecida el mapa, el por qué maté a Federico, el por qué está muerto Austin, el si la gente que está abajo realmente reclamando por una justicia existente, el por qué estamos las dos mirándonos fijamente; la verdad absoluta.

Camino al lado de la orilla del lago, escuchando cómo los peces salen de la superficie de un solo salto para poder sumergirse de nuevo, son varios peces que hacen eso. ¿Será porque hay un auto cayendo a lo más profundo del lago y a ellos les parece un objeto desconocido impresionados por la magnitud de tamaño y algo nunca antes visto en el mundo marino de ese lago? No sé, ahora estoy diciendo cosas locas como si fuese un orate. 
Dejo rastros de agua cada vez que camino, como si alguna criatura marina saliera de la superficie y está descubriendo un nuevo mundo de terror, locura, dependencia y sospechas. Dentro de unas horas esos rastros habrán desaparecido.
Cada sonido que sale de la naturaleza es un palpito del corazón más fuerte por el miedo que me provoca al saber que es alguien que me está observando y sabe quién soy, persiguiéndome con el fin de acorralarme y exponer mi secreto para arruinarme la vida; el karma. Solo son animales y árboles que pasivamente están observando una mujer miedosa por su destino y con las manos llena de almas inocentes buscando ayuda.
Ya estoy más cerca de la carretera principal, donde Austin prometió llegar dentro de poco, recogerme e irnos a la cabaña. En ese instante paso al lado de la cabaña de Daniel. Pobre señor, yo siempre he pensado que los hombres borrachos son seres machistas, sin sentimientos, sexuales, hambrientos, necios, criticones y sinvergüenza. Pero este señor es un ser desgarrador, con ganas de solo encontrar a su hijo. Tengo la seguridad que el hijo está divirtiéndose en cualquier lugar, pues supongo que es un joven de dieciocho años que solo quiere vivir la vida al máximo en ausencia de sus padres, pues para él son sinónimo de seguridad y aguafiestas, por lo cual está en unos días de alcohol, sexo, viajes y amigos.
Aun así, deseo que el hijo regrese con una explicación, por más tonta y/o egocéntrica que sea la razón, solo quiero que él vuelva como Daniel lo desea impetuosamente.

Al paso de las horasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora