Estamos en familia haciendo compras, a mi mamá le gustan las verduras frescas así que fuimos al mercado, El Camal no está tan cerca de casa, pero tiene las mejores promociones del sur de Quito. Eran casi las 6 de la tarde, la gente a nuestro alrededor empezó a murmurar más de lo normal, digo, en un mercado es normal la gente gritando precios de allí por allá, pero en ese momento todos sentimos un golpe de... ¿preocupación?, no sé cómo explicarlo, pero estaba segura que todos los sentimos.
-Mija, ¿Sientes eso verdad?
-Sí mami, ¿Qué es lo que está pasando?
Escuchamos a un carro chocar, por lo visto los semáforos dejaron de funcionar, y con el conocido tráfico de quito, esto se vuelve un desastre rápidamente. Noté también que las pocas luces que estaban encendidas se apagaron.
-No hay señal, tampoco internet, que raro. - Dice mi padrastro.
-¡Guarda el celular que por aquí es peligroso! - responde mi mamá - y todo eso no me da buena espina, vamos al carro ya.
Tratamos de permanecer juntos y nos abrimos paso frente a la multitud de domingo, el auto se encuentra a unas pocas cuadras, cerca de la vivienda de unos familiares, tardaríamos poco en llegar.
Un hermoso color anaranjado inundó el cielo, miro atontada hacia arriba mientras mi mama me dirige por la acera, era una de las pocas veces que el cielo de Quito se ve tan bello, pero algo interfiere, un rayo de luz apareció en el cielo, me recordó aquel video que nos mostraron en el colegio, en donde la NASA lanza una sonda con fines experimentales al espacio, pero esta vez era diferente, parecía que en vez de irse regresaba, por un momento desapareció tras las montañas y una explosión lejana pero muy fuerte confirmó mi teoría. Me desconecto inmediatamente del pequeño trance que tuve y miro la calle, monstruosas máquinas pintadas de verde oscuro se dirigen por la avenida Maldonado, en fila y hacia el norte de la capital.
-¿Tanques?, ¿es enserio? ¡¿tanques de guerra?¡- Exclamó mi madre.
-Debe ser por la explosión que acabamos de oír, no tiene otra explicación. - mi padrastro me mira- Anahí no te separes de nosotros, en cuanto lleguemos al carro nos vamos para la casa.- asiento con la cabeza esperando lo mejor.
A estas alturas ya todo el mundo entró en pánico, los locales cerraron, había gente corriendo de un lado a otro, doblamos la esquina y allí estaba nuestro auto, entramos rápidamente y en poco tiempo ya estábamos cruzando la avenida, pero, como era de esperarse, esta estaba llena de otros autos que también esperaban pasar. Mi padrastro, por suerte, conoce muchos atajos y vías alternas de las cuales nadie sabía, en un par de cuadras nos desviaremos.
Durante el viaje me doy cuenta de que los tanques aparecieron demasiado pronto, sé que la base militar Eplicachima estaba cerca, pero parecía que todo ya estaba listo, que solo esperaban una señal para salir.
Otra explosión se escuchó y esta vez mucho más cerca, saco mi cabeza por la ventana, el cielo está ahora lleno de aquellas luces blancas que entraban en la atmósfera terrestre, y mientras se acercan me doy cuenta que son satélites, ¡Sí! Satélites artificiales, hay aproximadamente 4.921 satélites alrededor de la tierra, unos activos, otros que no sirven, pero siguen arriba. Por algún motivo todos estos no se pudieron mantener en órbita y empezaron a caer
Esa cantidad de satélites parece alta, pero aun así la probabilidad que alguno cayera en el Ecuador es muy baja, pero tanto las fuerzas militares como las policiacas parecían saber y estar preparados para todo este caos.
Por fin en casa, corro hacia mi cuarto, abro un viejo armario y busco un pequeño walkie-talkie, todavía funcionaba, y rogaba que el de mi mejor amigo también.
-tss tss ¿hola?¿José estás ahí? Tss tss
-tss ¡te demoraste demasiado! ¿Estás bien? Tss
-tss estábamos fuera pero acabamos de llegar, estamos bien ¿y tu? Tss
-tss estoy bien, mira las noticias, tss
Regreso con mi mamá, quien para este momento ya tenía la tele prendida, todos los canales transmitían exactamente lo mismo. El presidente de los Estados unidos estaba en la mitad de una gran mesa, seguido por los representantes de las más grandes potencias mundiales, y atrás de ellos los embajadores de todas partes del mundo, desde Bolivia hasta Nepal, pasando por Egipto, Venezuela y obviamente Ecuador.
-No hemos cumplido con el trato, lo sabemos, lo único que nos queda es pedir al mundo que nos perdone, creímos poder solucionar y mantener en secreto el tratado. Los eventos suscitados en las últimas horas son solo advertencias, cada país y sus gobernantes están preparados para esto pero no podemos hacer nada más, nos van a perseguir por el resto de la eternidad. Que dios nos ampare.
¿Tratado?¿Qué es lo que están tratando de decir?. Esto no es como algún tipo de guerra mundial, es algo más allá, mucho más allá. Sabía que el gobierno nos oculta cosas y ahora lo están confirmando. El área 51, los ovnis, las teorías sobre las pirámides, las figuras extrañas en campos de cultivo, todo eso es verdad. ¿Desde cuándo nos ocultan todo esto?.