Debían ser como las 3 de la mañana cuando Ashley se acercó a mi y me ayudó a levantarme del piso, la música golpeaba mis tímpanos, todo parecía dar vueltas.
—Mierda, Andy, ¿qué mierda tomaste?
Apenas oía la voz de Ash, sentía los párpados pesados y mi estómago se iba revolviendo más y más, sentía que iba a vomitar.
—Te llevaré a tu cuarto. —Dijo apoyando uno de mis brazos al rededor de su hombro, mientras que me cargaba hasta el segundo piso. Arrastraba mis pies, caminar se volvió más complicado de lo que alguna vez fue, pero aún así trataba. —Elise, ayúdame. —Oí a mi amigo hablándole a una muchacha, que gracias a mi visión casi borrosa no pude ver bien.
Nuevamente sentía que mi estómago se revolvía, pero esta vez a tal grado que termine vomitando.
Lo último que alcance a oir fue un grito y a Ashley maldiciendo.
(...)
Los rayos de sol atravesaban la fina cortina que cubría los ventanales, a duras penas fui abriendo mis ojos cuando de repente sentí una fuerte puntada en la sien, provocando que lleve mi mano hasta esta y me cubri del sol.
—Buenos días. —Una dulce voz hizo que levantara la mirada encontrándome con una chica de piel color canela, cabello negro con ondas hasta la cintura, ojos grises... No había notado lo embobado que había quedado mirándola hasta que me di cuenta que me miraba divertida. —Soy Elise, n-amiga de Ash. —se acercó hasta mi extendiendo la mano, la cual acepte y me puse en pie. —Ashley me pidió que viniera a despertarte, pidió pizza.
—Gracias, Elise. —Ambos nos quedamos mirando por unos segundos, hasta que ella quito la mirada pestañeando varias veces, arregle mi garganta y mira hacía la puerta. —¿Dónde está Ash?
—Esta ordenando unas cosas antes de que llegue la pizza. —Me dedicó una sonrisa. —¿Vamos?
Asentí con la cabeza, ella se dio media vuelta y comenzó a caminar hasta la salida, no pude evitar bajar mi mirada hacía su trasero, el cual se mecía con cada paso que daba. Elise era una chica preciosa, tenía una calidez increíble en su mirada, me hacia sentir tan tranquilo.
—¿Vienes? —Pregunto llamando mi atención.
—S-si.
Bajamos hasta la cocina, donde Ash se encontraba trapeando el suelo con rabia, la casa estaba hecha un desastre, pero no me sorprendía, la fiesta había sido un éxito.
Toque la puerta de la cocina unas 3 veces, mi amigo al vernos dejó el trapero a un lado y se acercó con una sonrisa.
—La pizza no tarda en llegar. —habló con emoción. —No se imaginan el pedazo de pizza que escogí.
—Gracias, hermano. —Me parecía extraño que Ashley actuara de esa forma, él no es así.
—Tranquilo. —Se encogió de hombros. —Oigan, miren, yo les voy pasando las cosas y ustedes ordenan la mesa, ¿vale?
Con Elise asentimos al mismo tiempo, Ash se dio vuelta, se estiró hacia un mantel de tela colorido y se lo entregó a Elise, la cuál fue a colocarlo en la mesa de inmediato, mi amigo ahora fue hasta un mueble de donde saco 3 vasos de vidrio en forma de gota, me los entregó y los fui a colocar a la mesa, Ash llegó con unos platos de vidrio en forma de cuadrados blancos y los acomodó.
—¿Qué tal la resaca? —Preguntó.
—Ni la siento. —Me encogí de hombros. —Perdón por vomitarte el suelo.
—Hermano, le vomitaste el vestido a Elise. —Dijo Ash soltando una carcajada.
—Si, pero da igual. —Dijo la muchacha sentándose en una silla. —El vestido se lava.
—¡Ves! Todo bien. —Habló esta vez mi amigo rodeando mis hombros con su brazo.
Le dedique una sonrisa a Elise, la cuál nos miraba con una sonrisa. Realmente no podía dejar de mirarla, me parecía una chica preciosa, cálida, comprensiva... Tenía demasiadas cosas bien, que era obvio que me tenía demasiado embobado.
—¿Andy? ¿Me estas escuchando? —La voz de Ash me hizo volver a la realidad, mire a mi amigo con el ceño fruncido. —¿Entonces puedes ir tú por la pizza cuando llegue?
—Ah, si, obvio.
Nos sentamos y comenzamos a charlar sobre cualquier cosa, Elise nos había preguntado cuanto tiempo llevábamos viviendo juntos, sobre cómo había sido la convivencia y ese tipo de cosas. Elise era una muchacha demasiado increíble, estaba estudiando teatro, llevaba muy poco tiempo y amaba su carrera. Ashley y ella se conocieron en un bar, se hicieron buenos amigos y siguieron conociéndose.
El timbre sonó indicando que la pizza había llegado, Ash me paso el dinero y fui a recibir la pizza.
Salí hasta la entrada y ahí estaba el muchacho con una gorra que tenía una pizza dibujada, al igual que su camiseta. Abrí la reja y le entregue el dinero junto con la propina, el muchacho me entregó una caja de pizza, otra con palos de ajo y una botella con bebida, la cual deje en el piso para poder cerrar y dejar la casa asegurada. Le agradecí al muchacho y este se fue en su moto de la empresa, yo recogí la bebida y entre.
Iba caminando y antes de llegar al comedor me de tuve, Ashley y Elise hablaban muy serios y eso me llamó la atención.
—No sé cómo decírselo, Eli. —Mi amigo sonaba nervioso.
—¿Por qué? Tú dijiste que querías algo serio y aquí estoy, ¿no? —Mi ceño se frunció al oir eso. —Vamos, Ash, ¿acaso te arrepientes?
—Nada que ver, linda. —Oí el sonido de un beso y me sentí demasiado estúpido, caí en el juego de ellos. —Después de comer le contaré todo, él es como mi hermano, y espero que este feliz por mi.
—¿Nervioso? —Pregunto la muchacha.
—Demasiado. —Confeso soltando una risa nerviosa. —Andy es mi familia, espero que le alegre la noticia.
—¿Por qué no me alegraría? —Decidí aparecer en escena, ambos me dirigieron una mirada rápida, Ashley se veía demasiado nervioso. —No me gusta la idea de que me lo hayas ocultado, pero lo entiendo. —Pose mi mano en su hombro. —Ahora comamos, estoy muriendo de hambre.
Y así fue como nos acomodamos y empezamos a comer. En parte me sentía algo decepcionado, Elise me parecía una chica demasiado atractiva en muchísimos sentidos, pero era la novia de mi mejor amigo, mi hermano, era genial verlo feliz.
Pero sus ojos parecían llamarme.
HOLAAA.
Espero que les haya gustado este primer capítulo.
Sería bueno que comenten una opinión sobre esta nueva historia y lo que opinan sobre Elise.
Besooos.
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The Biersack's problem. (Andy Biersack) HOT
Fanfiction¿Alguna vez unos ojos pudieron ser un problema? Porque esos lo son. Eran mi pecado, mi perdición. La necesidad de tenerla, la necesidad de que sea sólo mía era tan enfermante. ¿Por qué tenía que ser justamente ella?