En algún punto de la ciudad de Aguascalientes se encuentran bloques de apartamentos abandonados. Las autoridades inmobiliarias y las agencias de bienes raíces simplemente se olvidaron de ellos, dejándolos descuidados por completos. Sin agua, sin electricidad, sin un sistema de drenaje adecuado y sin ninguna clase de vigilancia, poco a poco estos lugares fueron invadidos por gente de mala muerte. Las estructuras comenzaron a deteriorarse y todo el material que pudiera ser revendido, como las tuberías, el cableado y cualquier clase de protección, fue saqueado. En poco tiempo, los bloques degeneraron en santuarios inicuos en los que la ley ni el respeto por la religión existían.
A uno de estos bloques llegó un grupo de personas. Eran cuatro amigos: Armando, Lucía, Alberto y Carla. Atraídos por los oscuros rumores que hablaban de cosas extrañas que solían pasar en ese sitio, decidieron ir a investigar.
Armados con potentes linternas LED y un par de cámaras, llegaron hasta la entrada de uno de los muchos edificios abandonados. Al principio, solo se toparon con una malla oxidada y rota que no suponía ningún obstáculo. Lo sortearon sin problemas, siempre apuntando las lámparas hacia el frente.
––Eso fue demasiado sencillo ––comentó Armando, el más animado de todos.
––Tantos años de descuido le pasaron factura ––respondió Alberto, llevando una de las cámaras.
––Alguien debería comprar esta propiedad, ¿no creen? ––sugirió Lucía, igual de animada que Armando.
––Sería una pésima idea. ¿Quién querría comprar una casa en este estado? ––cuestionó Carla, la más insegura del grupo y quien llevaba la segunda cámara.
––Tal vez algún empresario para demolerla y construir otra cosa. ¿No es lo que hacen últimamente? ––observó Alberto.
––Pero ¿te imaginarías lo que sucedería después?
––¿Con qué?
––Con lo que dicen que ocurre aquí.
Alberto se rio.
––¿Enserio crees que este lugar lo usa ese culto satánico del que tanto hablan?
Armando y Lucía respondieron con risas a esa pregunta. Carla, creyente de las historias que se hablaban de aquel bloque de apartamentos, prefirió no decir nada. Después de todo, la idea de aquella exploración nocturna no había sido suya. Lo único que esperaba es que no se encontrasen a alguien. Tenía suficiente con todas las barbaridades que seguramente se toparían.
Llegaron hasta el acceso del edificio. Al ser un bloque de apartamentos, no existía reja alguna que impidiera el acceso. Sin embargo, en uno de los muros de la entrada se hallaba pintarrajeado un extraño símbolo, al centro de un collage de pintorescos graffitis ininteligibles. Desde luego, ninguno de los tres amigos de Carla lo identificó; sólo ella lo hizo. Se trataba de un símbolo que había visto un tiempo atrás en un antiguo libro de brujería.
Ni bien había iniciado la exploración y Carla ya tenía un mal presentimiento y quería retirarse de allí.
––Pues bien, ya estamos dentro ––anunció Alberto, moviendo la cámara en todas direcciones para filmar todo lo que podía––. ¿Alguien quiere decir unas palabras a la cámara?
––¿Acaso pretendes subirlo a YouTube o qué? ––preguntó Armando, divertido.
––Es una posibilidad, sí.
––Mejor acabemos con esto de una vez, ¿no? ––apuntó Carla.
––¿Sucede algo, Carla? ––preguntó Lucía––. No me digas que tienes miedo.
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Ritos oscuros (CUENTO)
Mystery / ThrillerUn grupo de chicos se sumerge en una exploración urbana en un lugar al que nunca debieron entrar