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— ¿Qué estás haciendo en este lugar Alfred? — regañó el albino.

— lo mismo digo — contestó con voz tranquila, casi neutral —
¿Que hace un hombre como usted en un lugar cómo este?

Gold frunció el entrecejo. Nunca de los nunca se imaginó  encontrarse a su respetable e intachable asistente aquí ¡En un club nocturno y para colmo ebrio! Se lo esperaría de cualquiera ¡Pero no de él! ¡De Fred! ¡Fred! Una persona tan respetable y educada como él no debería estar aquí.

será mejor que me vaya — continuó diciendo el de ojos plata acabando con lo que quedaba en la copa y dejándola sobre la barra.

Se sentía aturdido. Había bebido más de la cuenta. Perdió el equilibrio.
Gaddiel lo sostuvo del brazo para afirmarlo; mantenía el entrecejo fruncido ahora sentía lo que Golden la vez que lo encontró en una situación parecida. Y hablando de Golden, este se había alejado lentamente del lugar, sabía que las cosas podrían ponerse algo... intensas así que prefirió guardar su distancia.

Fred tenía los ojos clavados en los contrarios; que lo veían con desaprobación; manteniendo una mirada temblorosa. Tenía las mejillas rojas a causa de los efectos del alcohol o quizá por la cercanía de sus rostros. No lo pensó, de hecho aunque lo intentará no estaba en condiciones de hacerlo, tomó deliberadamente al albino por la ropa y se puso de puntillas para besarlo, besarlo con descaro, haciendo al otro sobresaltarse, sinceramente no se esperaba algo así.

La lengua del Azabache delineaba sus labios, intentado abrirse paso entre ellos para entrar a su boca. El albino cedió a las exigencias del contrario y abrió la boca para poder seguirle el juego, permitiendo el acceso a la lengua del azabache, iniciando una danza entre ambas.
Fred ahogó un gemido en la boca del contrario.

— T-Te llevo a tu casa — susurró casi sin aliento, al separarse.

Fred negó.

No puedo,  vine con Freddy

— ¡¿Y ese quién es?!

mi hermano

— ah...ya — susurró algo apenado. Ahora que lo pensaba, nunca le había preguntado el nombre al castaño, y si alguna vez Fred lo mencionó, no lo recuerda, después de todo en su primer encuentro el ojiazul ni siquiera se presentó como es debido.

[•°•°•]

Al final, el albino había
convencido a Fred de llevarlo a su casa,
diciéndole que luego le mandara un mensaje a su hermano para que no se preocupara.
Pidió a uno de los porteros que le trajera el coche, cosa que hizo de inmediato.

Abrió la puerta del lado del copiloto para el azabache, para después ayudarle a subir. Rodeó el auto y subió.

Ya se sabía de memoria el camino, así que llegar no sería un problema.

[•°•°•]

El auto se detuvo una vez frente al hogar del de cabellos negros, quién apenas y se mantenía despierto​.

Buscó la lleve. No la encontró.  Rebuscó y nada.

— mierda — maldijo.

— ¿Qué ocurre? — preguntó el de ojos grises, quién todo este tiempo se había limitado a observar.

no tengo la llave :) —

La Luz De Mi Vida [Goldfred]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora