capitulo 1: ruptura

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Confusión, confusión fue lo que sentí en ese día, un momento en mi vida aparentemente especial, todo esto tuvo su inicio en ese día, en un simple mal dia.

Ahí estaba yo en mi cumpleaños numero doce, hasta ese momento mi vida era como cualquier otra, no era mala, tenía todo lo que necesitaba y algunas cosas que quería se me cumplían, hasta ese dia nunca me cuestioné si algo andaba mal, si mi vida podía mejorar, si quería algo para mi vida, viví en una fantasía tan realista que era imposible cuestionarla, aparentemente.

Algo que nunca me moleste en notar fue mi increíble soledad, tenía amigos como cualquier otra persona, bromeaba con ellos, aveces salía con ellos y charlaba un poco pero a decir verdad no había ningún lazo fuerte que me uniera a ellos, en cuanto ellos se callaban se acababa nuestra amistad se acababa y todos seguían por su lado, en cuanto a mi familia, ellos eran gente ocupada, una madre que trabajaba mucho y llegaba tan cansada que no había oportunidad de hablar, unos hermanos tan grandes para mi, que su vida para mi era completamente ajena y la mía tan insignificante a su parecer, y finalmente papá, un hombre que no conocía, llegaba tan tarde que era difícil verlo en mis horarios de niño, sorprendentemente nunca lo vi cansado o enojado, simplemente... desconectado.

Recuerdo perfectamente aquel cumpleaños, con un inicio normal pero agradable, dos hermanos que cantaban con un cierto grado de orgullo pero burla hacia mí, una madre que daba su exceso solo para complacer mi día y que aun con su notable cansancio, intentaba mantener su mejor sonrisa por mí, padre cantaba, fuera de ritmo, fuera de este mundo, mirando a madre, mirando fijamente, madre seguía sonriendo.

Llegué a clase y con la brusquedad y torpeza que los caracterizaba me festejaron, felicitaciones por un lado, abrazos por otro, golpes amistosos de los que se suponían eran cercanos y un profesor que con obvio desinterés festejaba, los minutos se perdieron, mis compañeros lo agradecieron. Pasaron las horas y todo continuó normal, los grupos como siempre separados, todos ajenos a los demás, yo pertenecía a todos y ninguno, todos excepto uno, los estereotipados chicos problema, chicos que hicieron algo extraño, entablar conversación, se notaba que querían algo, algo que al parecer yo tenía, intente escapar de aquella conversación, si algo querían no era conveniente negarse, pero si no lo decían de forma clara era porque necesitaban discreción, tampoco era conveniente dárselos.

Llegué a casa y mi familia me recibió arreglada, saldríamos a comer y festejar, unos minutos después iba al compás de ellos, todos de un color, todos de un estilo. Llegada la comida charlamos, como siempre mis hermanos preguntando lo de siempre, ¿pareja? No ¿amigos? ..., madre preguntando sobre mi día, madre preguntando sobre mi futuro, padre, silencioso. Note algo raro esa vez, padre intentaba conectar con madre, madre lo alejaba.

Terminada la comida familiar, inició mi tiempo de descanso, fui al baño, me eche algo de agua en la cara y lavé mis manos, por unos insignificantes segundos miré al espejo, no solía hacerlo, esos segundos mostraron un rostro, uno que no conocía, pálido, apático, ajeno al mundo, ese no era yo pero ahí estaba, mirando. Al salir llegue a la zona recreativa, solamente observaba lo que había en mi celular mientras que con mis audífonos alejaba mi presencia de ahí, en un momento de completa nada, mi vista buscó entre toda la zona algo interesante, luces encandilaban con sus mil colores, la música molesta y ruidosa como siempre, una persona atrajo mi vista, una chica, tan cálidas que las luces a su alrededor eran sofocadas, movimientos tan ágiles y rápidos que la vista se perdía con tan solo un descuido, una sonrisa atrapante, seguí con mi celular.

Llegamos tarde a casa, madre y padre necesitaban hablar y eso nos atrasó, llegamos y todos nos preparamos para mañana, era momento de dormir. Recuerdo que era muy tarde pero yo me levante, necesitaba tomar algo de agua, camine a la sala para de ahí dirigirme a la cocina pero el destino me obligó a ver algo que probablemente siempre estuvo ahí pero simplemente no vi, padre que salió cuando dormimos había vuelto, borracho, desarreglado, madre enojada le reclamaba y gritaba, recuerdo perfectamente algo que dijo, ojalá nunca lo hubiera escuchado "¡¡deja de drogarte, se que me engañas, ya has hecho suficiente daño a tus hijos, ya me hiciste daño a mí, arreglalo!!" En ese momento estaba tan extrañado por aquello que solo fui al baño, me lave la cara y mire al espejo, ahí estaba, pálido, sin ninguna expresión, las lineas de su cara mostraban un profundo dolor pasado, ese era claramente yo.

Dos máscaras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora