Día 9: Lycoris Radiata || China x Taiwán

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Lycoris Radiata se llamaba la flor favorita de China. La cultivaba con frecuencia en su jardín, pese a su altísimo nivel de superstición. Siempre respetó los simbolismos que envolvían a ciertos elementos y más cuando se trataba de su propia cultura. Sin embargo, la belleza de esa flor era tanta, que de alguna forma se comportó como un enamorado adolescente con ella: no le importó nada más que tenerla en su jardín y cuidarla tanto como le era posible.

La gente solía decir que quienes tenían Lycoris Radiata en sus jardines sufrirían tarde o temprano por un amor imposible, o un amor no correspondido. China jamás hizo caso de tales rumores, y aunque no los olvidó jamás, no fue hasta cierto día que la creencia lo devolvió a fuerza bruta a la única existencia real a la que debía dar créditos.

Taiwán nunca consiguió ser reconocida como un país por China, por un mero afán posesivo. China la encontró, la educó, y antes de que se diera cuenta se enamoró de ella, de su mirada dulce, del encanto de su cabello, sus ojos claros.

Pero ella jamás le correspondió.

Las tardes en China eran frías, lluviosas, tristes y húmedas. Las voces de la gente no tardaron en hacerse notar. La culpa la tenía la belleza de esa flor, la rojez, la intensidad de su color y su potente simbolismo.

Y aún así, China jamás se deshizo de las Lycoris Radiata, ni tampoco del amor que sintió y sentirá por Taiwán.

—250 palabras—

APH: Fictober 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora