Epilogo

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El despuntar de la aurora

Se despertó.

Al principio no sabía ni donde estaba ni como había llegado ahí, ni siquiera quien era el mismo.

—Jaune, ¿estás bien?—había una chica más o menos de su edad al lado de su cama, con un vestido negro con bordes rojos, llamándole por su nombre. O eso creía—. ¿Jaune?

Al mirarla a los ojos, todo volvió a él de golpe, como la marea engullendo la orilla. Y se quedó sin aliento.

Esto es un sueño, se dijo.

Levantó una mano, débil y temblorosa, hacía su rostro. Con ella le acaricio la mejilla. Estaba caliente y llena de vida, ella era real. Ella coloco ambas manos encima de la suya y apretó.

—Pensé que ibas a morir—dijo ella, en voz baja, casi inaudible. Sus ojos estaban húmedos—. Que te habíamos perdido.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí?—su voz salió ronca, muy ronca, tanto que se asustó y tardo unos segundos en darse cuenta de que esa había sido su propia voz. Considerando eso, llego a la conclusión de que había estado en coma por un tiempo. Unas semanas como mínimo.

—Dos días.

—¿Cómo es posible?

—Tu recuperación no fue fácil..., y no creo que quieras oír los detalles.

—Puede que no, pero tengo que hacerlo. Por favor, cuéntamelo.

Ruby desvió la mirada.

—¿Recuerdas lo que paso?

—Sí. Me metí dentro del dragón en un momento de desesperación, pensando... no, no estaba pensando. Pero más allá de eso no se nada.

—Lo quemaste por dentro. Nos dijiste que tu Semblanza es esencialmente como el Aura, pero creo que no es tan sencillo. Lo sé. Se parece más a la Semblanza de Adam.

—¿Qué quieres decir?

—Absorbes el daño, y puedes usar la energía para curarte... o para atacar. Con fuego—le explico, aun incapaz de mirarle—. Yo fui quien te saco del cuerpo del dragón. Sufriste quemaduras de tercer grado por todo el cuerpo. No se cuanta energía gastaste para hacerle eso al dragón, pero quedo la suficiente para mantenerte con vida. A duras penas.

—No lo entiendo. Me siento bien y, por lo que veo, no tengo ni un rasguño.

Ruby tomo aíre, le miro a los ojos por primera vez desde que había empezado la conversación.

—¿Seguro que quieres oírlo? ¿De verdad?

—Sí.

—Eso... se lo tienes que agradecer a Ironwood. Más de un tercio de tu cuerpo ahora está compuesto por piel sintética, también una buena parte de tu carne tuvo que ser remplazada. Todo eso vino del suministro que tenían para usar con Penny si la herían en combate.

Debería haber sentido sorpresa o quizás revulsión, porque se acababa de enterar que ya no era del todo humano, pero no sintió nada.

—Oh.

—No sé cómo esperaba que reaccionaras, pero no así, eso seguro.

—Supongo que simplemente estoy agradecido de estar vivo. Eso ya es mucho. No me atrevía a esperar sobrevivir, aunque hubiera podido conseguir lo que quería. Y he hecho ambas cosas. Finalmente... soy libre. ¿Entiendes? Soy libre.

Escudriñando las tinieblas [RWBY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora