Cuando damos, somos libres.
Cuando esperamos, somos esclavos.
Esperamos que el mundo sea como nosotros lo somos con el resto; recibir a cambio lo mismo que hemos dado, tal vez algo tan sencillo como ¿Una sonrisa?
Evitar la decepción, nos convierte en un alma tan libre. Tan libre de dar, sin luego sentarnos para esperar que nos retribuyan, tan libres como para no pensar en que nada se te ha devuelto, pero continuamos amando sin ningún pretexto.
Nos esclavizamos, nos reprimimos de ser quienes realmente somos sólo porque alguien alguna vez no te devolvió la sonrisa, o un simple favor. Entonces, el amor se enfría, desaparece la solidaridad por perder el tiempo esperando que alguien actué como nosotros lo hacemos.
A todas estas, nuestras recompensas se acumulan en lo eterno, este mundo algún día acabara, tú algún día morirás, y seguramente no recordaras cuando alguien te dio la espalda cuando tu una vez le tendiste la mano, pero alguien, de seguro, recodara cuando lo ayudaste.
Yo prefiero ser libre, y no esclavizarme.
¿Tú que prefieres?
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A través de la Distancia.
Historia Corta"Estas letras van dedicadas a una de las mejores amistades. Aprender la paciencia ha sido parte de él, conocerme sin yo hablar de mí, es algo que constantemente él suele hacer. Una amistad reconocida como la más extraña, y que aunque es mí mejor a...