Capítulo 21. Él

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Narrado por Nicolás.

Las clases no pueden ser más aburridas, con los maestros hablando para ellos mismos y mis compañeros murmurándose cosas, riendo, fingiendo que ponen atención a algo que estoy seguro que ni siquiera el maestro comprende. Han pasado tres meses desde que inició este semestre y todavía no logro acostumbrarme del todo.

Moriría de aburrimiento si no tuviera a Edgar mi lado, me dedicaba a ponerle toda mi atención, contemplaba cada partícula de él, cada movimiento que él hacia yo lo analizaba detenidamente, me encanta este hombre.

Creo que Edgar es el único que realmente está poniendo atención, su cara de confusión cuando intenta comprender algo es sumamente tierna, se lame los labios y escribe algo rápidamente, su caligrafía es muy bonita como para venir de un hombre y me recuerda a la de mi padre.

El maestro sigue hablando y su voz me resulta tan irritante, jamás me ha gustado este maestro, es joven, calculo que debe tener como unos 28 o quizás hasta 30, se le nota su falta de experiencia dando clases, ¡¿Por qué está en una universidad?! El tipo lo único que hace es leer sus diapositivas de PowerPoint, las cuales sólo copio y pego de páginas de internet, ¡yo también puedo hacer eso cómodamente en mi casa!

Toda su clase es sencillamente inútil, no nos va a servir de nada, sólo basta con buscar el tema en Google la noche antes del examen ¡y listo!, Edgar tan inocente como siempre, anotando las cosas que considera importantes y haciendo sus estúpidos dibujos, maldito nerd. Lo amo.

—Edgar… — Lo llamo en un susurro y él voltea a verme con una cara que dice “¿Y ahora qué quieres?” me echo a reír intentado no hacer mucho ruido.
— ¿Qué? — Contesta de mala gana.
— No me contestes así. — Digo como si tuviera autoridad sobre él. Suelta una risita y me sonríe.
— ¿Qué pasa? — Pregunta con una voz mil veces más tierna, sus ojitos brillaban y su sonrisa hacia que me perdiera completamente. — Nico — Pronunció mi nombre al ver que yo no reaccionaba.
— ¿Eh? Olvide lo que te iba a decir… — Sentí calor en mis mejillas, de seguro estoy más rojo que la mierda. — ¡Ah sí! ¿Qué haces? — Le pregunto de una forma muy estúpida.
— ¿Intento poner atención? — Su tono sarcástico me hace sonreír.
— ¡Él saca todo de internet! — Comento refiriéndome al maestro.
— Ya sé, pero qué flojera buscarlo después. — Vuelve a poner su vista al frente.

Miro la hora en mi celular, faltan 10 minutos para que la clase termine, es viernes y lo único que quiero es irme, Edgar me prometió ayudarme a estudiar para los exámenes así que quizás vayamos a su casa saliendo de aquí y eso me pone ansioso, sé que haremos de todo menos estudiar…

Cada vez falta menos para graduarme, queda menos de la mitad del semestre y se acabó, no sé qué mierda haré después, conseguir un trabajo supongo... Arturo nos ha invitado a trabajar haciendo una cosa muy sencilla, el negocio es de su tío, más bien es una empresa y dice que nos puede meter sin problemas. Me agrada mucho la idea ya que puedo trabajar desde mi casa, en mi computadora, programando mierdas unas cuantas horas al día y sólo ir a la empresa cuando nos llamen.

Suena bastante bien así que espero obtener ese trabajo junto con Edgar pues tengo la ilusión de que al salir de la universidad y con ese trabajo podamos conseguir el dinero suficiente como para tener un departamento, vivir con Edgar haría que mi vida estuviera completa. Ni siquiera le he comentado a Edgar que quiero vivir con él, me da miedo hacerlo, no sé cómo lo tome.

Creo que primero debería comenzar con terminar con mi novia, sí… todavía no lo hago, tengo mucho que no la veo y casi siempre está enojada conmigo porque la evito mucho, el otro día se quejó porque paso demasiado tiempo con Edgar, dice que la estoy cambiando por él y me sorprende que se dé cuenta de eso a estas alturas, yo simplemente lo niego todo y me escudo con mi excusa favorita: “Tenemos mucha tarea y proyectos que hacer”

Vaso rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora