Los demonios son seres malvados que deben ser erradicados de este mundo y de eso se encargaban las "sombras", los humanos corrientes los llamaban sacerdotes y los demonios los llamaban cazadores.
Aquellos hombres de tunica negra recorrian las calles en la sombras dejando un mar de sangre en el mundo espiritual, todos eran sumamente odiados pero habia uno que siempre llamaba la atención por tres cosas.Su juventud.
Su belleza.
Y especialmente porque ningun demonio vivia los suficientemente para ver ni el color de sus ojos.Solo una vez cometio un pequeño error que le llevo a su perdición.
Hace mucho tiempo todo lo que mas amaba se le había sido arrebatado.
Su esposa desaparecio de repente, sin nota, sin despedida, sin siquiera un vestigio de vida.
Y el sabia, el lo creia, un demonio se la había llevado, se convirtio en un cazador para obtener justicia contra esos seres que solo piensan en su satisfacción pero luego solo fue para vengar la muerte de su amada.
Sakura siempre fue la unica mujer que dejo entrar en su vida y cuando la conocio no habia espacio para nadie mas que ella.
Y aun hoy, un año despues de su desaparición, no habia existido otra que pudiera igualarla o superarla y la existencia de su persona se habia reducido a eliminar las impuresas sin importarle su rango, pecados u origen.En su viaje purificaba el mundo sin importar que lugar fuera, él solo deseaba llenar el vacio que provoco la perdida de Sakura con la sangre de aquellos a los que odiaba.
Por eso los espíritus lo llamaban la sombra mas oscura.
Caminaba sin rubo fijo, llendo de un pueblo a otro, cortando cabezas, extremidades, despojando pieles de los huesos, exortando almas, liberando muertos y una que otras veces bendiciendo a las personas que lo veian.
Por eso los humanos lo llamaban el padre errante.
Y estaba a punto de asesinar a un pequeño demonio inferior cuando la vio.
Y se dio cuenta de que le estaba atacando.
Su Sakura estaba luchando contra el, pero no se veia igual, seguia siendo hermosa y reluciente como los cerezos, pero había algo diferente.
Sus pupilas estaban rasgadas, su piel se veia mas lechosa, sus ojos brillaban furiosos y en vez de uñas poseia garras.
Que Dios lo librase.
Su cuerpo la esquivaba y la atacaba por instinto pero no podia salir de su estupefaccion.
Su mujer estaba viva.
Su amada seguia respirando.
Su Sakura protegia a un demonio
Su esposa era un demonio.
Dejando escapar todo el aire de sus pulmones dejó que sus garras rozaran su costado provocandole una pequeña herida, lo que le confirmó la veracidad de todo esto y soltando su unica arma aprovecho un vacio en sus defensas para... estrecharla entre sus brazos.
Si... Era su cuerpo, lo recordaba bien, cada noche soñaba con el, con cada suave curva, con cada centímetro de aterciopelada piel. Oh como la extrañaba, si esto era una ilusion entonces estaria contento con morir con tal de que no acabara nunca.
-Sakura.- susurro lastimeramente sin soltarla y apretó su agarre cuando la sintio jadear por la sorpresa.
-Sasuke.- Jadeo tiesa y el sintio como se estremecia soltandose en sollozos bajos.
El oculto su rostro en el hueco de su cuello y su hombro y le murmuro.
-Te lo suplico, aunque sea mentira, dime que eres tu. - el sintio sus brazos arremolinarse alrededor de su cuello con fuerza.
- Yo... Yo, si, soy yo. - el se dejo caer de rodillas llevandola consigo colocandola ahorcajadas sobre el mientras la acunaba en un abrazo protector.
- Dios no me permitas despertar. - suplico con las lagrimas atravesando su garganta.
-Oh cariño, tienes que soltar... - empezó a decir antes de que el grito de una niña la interrumpiera.
- ¡Mama¡- Sakura lo alejo volteandose desesperada buscando la vocecita que habia gritado tan desesperadamente.
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Mi Querido Sacerdote
FanfictionEl no era un sacerdote comun, era joven, guapo y atlético, pero lo que los humanos no saben es lo que el y sus camaradas hacen en las sombras. Para los humanos son benevolentes hombres en togas negras. Para los demonios son las sombras asesinas que...