P5: Real.

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A la mañana siguiente cuando Danna abrió los ojos lo primero que llegó hasta su cabeza fueron las palabras de Erick. Él estaba borracho y ciertamente era hipotéticamente imposible que lo que le había dicho fuese cierto.

Se removió en la cama y dejó escapar un largo suspiro al tiempo que un par de suaves golpes en la puerta de su habitación llenaban el aire. Se estiró perezosamente y llevó su mirada hasta la entrada.

—Pase.—respondió en un pequeño grito.

La puerta cedió y un momento después  Alfie con una gran sonrisa en los labios quedó ante sus ojos.—Buenos días, Danna.—la saludó la mujer.

—Buenos días.—inquirió sonriéndole.—¿Pasa algo…?—cuestionó.—Es que tú casi nunca vienes a mi habitación y cuando lo haces es porque algo realmente malo…o extraño está pasando así que…—hizo una pausa.—Espera, no me digas que Zabdiel y Paulina están en la delegación de nueva cuenta…

—No realmente.—respondió ella.

—¿Entonces qué es lo que pasa?—le preguntó poniéndose de pie. Hizo un nudo flojo con la cinta de su bata de dormir y avanzó hasta el cuarto de baño.

—Es Erick…—Danna detuvo sus pasos y se giró de inmediato para poder mirarla.

—¿Erick…?

—Sí.

—Debe tener una resaca del tamaño del globo terráqueo.—musitó entornando sus ojos.—Anoche llegó ebrio y no obstante con eso; estuvo aquí, pidiéndome perdón…

—¿Pidiéndote perdón?—repitió la mujer sin dejar de mirarla.

—Si.—asintió.—Porque según él por su culpa mi vida es una mierda…aunque la verdad es que tiene razón…

—Como sea, el punto es que Erick está esperándote en la cocina…—soltó.

—¿Qué?—exclamó llena de sorpresa.—Esto debe ser un error…

—No es ningún error, Danna. Tu marido está esperando por ti en el desayunador de la cocina…—repitió.

—Es que esto no puede ser posible.—inquirió en voz baja.—Es sábado…

—Exactamente. Es sábado.

—Erick en este momento debería estar con Zabdiel haciendo lo que sea que hagan los sábados…—se quejó.—Alfie…estoy soñando. Y no es un sueño para nada agradable…—hizo una pausa.—¡Es una pesadilla!

Alfie se echó a reír de inmediato.—No es una pesadilla, un sueño ni nada que se le parezca, Danna.—le afirmó.—Es completamente real, él está esperando por ti…

—¿Y se puede saber por qué tanto misterio?—cuestionó.—Porque si es para avisarme sobre alguna aparición en alguna cena de negocios o algo que se le parezca, realmente no es necesario que se tome la molestia de  decírmelo directamente…—negó.—Podrías decírmelo tú…

—Es que en realidad no sé que es lo que quiere…—inquirió encogiéndose de hombros.

—¿Es en serio?—se quejó lanzándole una mala mirada.

—Pues claro que si.—rio.—¿Dime cuando te he mentido yo?

—Como sea…

—¿Por qué en lugar de sacar tantas conclusiones, no vas y lo averiguas…?

(…)

Erick jugueteó con la cuchara de metal entre sus dedos y soltó un largo suspiro clavando su verde mirada en la taza de humeante café que tenía delante de él.  Estaba completamente seguro que su cabeza explotaría en cualquier momento y ciertamente  ya no sabía qué hacer para calmar ese maldito dolor.

Dejó escapar un largo suspiro llevándola hasta sus labios al mismo tiempo que Danna atravesaba la puerta de la cocina. Los ojos verdes de Erick se conectaron con los miel de la chica y  le ofreció una pequeña sonrisa que ella no respondió.

—Alfie me dijo que querías hablar conmigo…—comenzó apoyando sus manos en el pequeño respaldo de alto taburete frente a Erick. Él asintió de inmediato y volvió a suspirar.—¿Y…que es lo que pasa?—cuestionó sin apartar sus ojos de los de Erick.—Pensé que en este momento estarías con Zabdiel haciendo lo que sea que hagan los sábados cuando están libres…

Erick negó un poco.—Zab tenía un examen importante el día de hoy.—respondió.

—Ah…—respondió con simpleza.—¿Y…entonces…?—murmuró la muchacha jugueteando con su argolla de matrimonio. Erick posó sus ojos en ella un segundo.

—Sobre anoche…—comenzó y automáticamente los ojos de Danna lo volvieron a mirar.—lo lamento. No era mi intención volver ebrio es sólo que…decidí ir por un trago y…

—Y realmente no tienes que darme explicaciones por las cosas que haces, Erick.—inquirió Danna.—No es necesario, de verdad…

—Es que quiero hacerlo…porque lo que te dije anoche…—Danna lo interrumpió.

—Oh, no te preocupes por eso. Entiendo que las personas cuando están borrachas suelen decir muchas cosas sin sentido así que…

—¿Puedes dejarme hablar por favor dos minutos al menos sin interrumpirme?—cuestionó él lanzándole una mirada cargada de desaprobación pero Danna ni se inmutó.—No se trata de ninguna de las cosas que estás diciendo. Es más bien otra cosa…—Danna se quedó en silencio total contemplándolo fijamente esperando a que él por fin hablara.—Lo que te dije anoche era real…estaba borracho, sí. Pero todo lo que dije era real, Danna.—inquirió en medio de un suspiro.—Entiendo que no me creas nada de lo que te digo por todo lo que ha pasado entre nosotros, y sé que no fue un buen comienzo, nuestra relación empezó siendo una mierda y hasta el momento eso ha sido…pero quiero lo que dije ayer ha sido la cosa más sincera que he dicho en los últimos cuatro años…

—¿Qué…?—susurró.—Erick, estabas borracho. ¿Por qué tendría que confiar en ti? ¿Y por qué tendría que confiar en las cosas que dices cuando estás borracho?—cuestionó sin expresión alguna.

Erick se puso de pie y en menos de una fracción de segundo ya se encontraba de pie frente a Danna mirándola directamente a los ojos. La piel de la muchacha se erizó de golpe y su corazón se aceleró un poco ante la cercanía del chico.

No es que le gustase; era más bien que la última vez que había estado así de cerca con un chico había sido cuatro años atrás. La loción de Erick se coló por sus fosas nasales e hizo que su pulso se acelerara.

—Te juro que no te estoy mintiendo…—susurró sin dejar de mirarla.—Es real.

—Erick…

—Créeme por favor, Danna…—le pidió.

—No…—murmuró ella sin apartar sus ojos.

—Estoy cansado de vivir así ¿es que no lo ves?—inquirió apartándose un poco pero no lo suficiente para que los latidos del corazón de la castaña volviesen a la normalidad.—Estoy harto de que me odies, suena egoísta, lo sé. Y también sé que me lo merezco pero ya no podemos seguir así…

—Me condenaste a vivir así, tú lo hiciste, Erick.—musitó ella.—Justo cuando necesitaba que te pusieras de mi lado, que dijeras que no; tú hiciste todo lo contrario…—él suspiró.

—Y no sabes cómo me arrepiento de eso…—susurró.—Pero… ¿en verdad no estás cansada de vivir así? ¿No estás cansada de todo esto…?

—Si.—admitió finalmente.—¿Vamos a divorciarnos…?—cuestionó sin dejar de mirarlo.

Erick suspiró.—Bueno, yo estaba pensando más bien en tratar de ser amigos, intentarlo…pasar más tiempo juntos y todo lo demás…—le explicó apartándose de ella.—Pero si lo que quieres es que nos divorciemos, hagámoslo.—soltó.

El corazón de Danna se volvió a acelerar de golpe.—¿No te interesa cederle la mitad de la fortuna de tu padre a Renato?—Erick negó.

—No realmente.

—Sobre lo que dijiste anoche…—Erick la miró de nueva cuenta.

—¿Sobre lo de quererte o sobre pedirte perdón?—preguntó él.

—¿Lo recuerdas…?

—Todo.—le aseguró.—Y te lo repito, es cierto.  Y tal vez tarde un poco de tiempo en reaccionar pero no puedo forzarte a estar conmigo en contra de tu voluntad…tienes derecho a ser feliz y no me interesa si con eso tengo que entregarle la mitad de la fortuna de mi padre al tuyo, prefiero verte siendo feliz que seguir…que seguir así…
Danna lo miró a los ojos un momento y luego lo envolvió en un largo abrazo sorprendiéndolo en el acto. Erick se quedó estático un momento hasta que su cerebro proceso lo que estaba pasando.

¡Danna lo estaba abrazando!

Dejó escapar un largo suspiro y le devolvió el abrazo enredando sus brazos en la cintura de la muchacha.—Te quiero…te quise siempre, Danna. Sólo que…realmente no sabía cómo acercarme a ti y después todo empeoró cuando me du cuenta que tú me odiabas…las pocas esperanzas y el poco valor que tenía de hablarte con la verdad se esfumaron de golpe…—le explicó.

—Ya no tienes que explicarme nada…—inquirió en voz baja.—Ya es pasado y no podemos hacer nada para remediarlo o para cambiarlo, Erick… ¿no lo crees?

—Sé que sonará demasiado egoísta pedirte esto pero…sólo te pido una oportunidad…—murmuró tomando las manos de la chica entre las suyas. Los ojos color miel de Danna se posaron en los suyos un momento.—Sé que no sientes nada por mí, me lo has dejado bastante claro los últimos cuatro años pero…sólo quiero que lo intentemos…que tengamos un matrimonio de verdad y también sé que va a tomarnos mucho tiempo llegar a serlo pero…en verdad me gustaría…

—¿De verdad te gustaría…?—cuestionó la castaña.

—Sí.

—Con una condición…—murmuró.

Erick pestañeó.—La que quieras…

—No hay que decirles a nuestros padres que nuestra relación se volvió real…—le pidió.—Mis padres tienen el don de echar a perder todo lo bueno que tengo en mi vida y no quiero que lo hagan también con esto…

—¿Te refieres a Christopher…?—preguntó en voz baja.

—Me refiero a todo en general…—respondió.—Esa es la única condición que te pongo para darte una oportunidad, Erick…—susurró.—Es todo…la únicas personas que pueden saber sobre nuestra relación es Alfie porque obviamente no podemos ocultarle nada…es como…una especie de psíquica que  cuando nos ve más de diez segundos se da cuenta de todo y sería imposible tratar de engañarla…—Erick rio en voz baja y se volvió a acercar a su esposa.—Y Zabdiel y Paulina. Dejemos que los demás sigan creyendo que nos amamos como hasta ahora…

—Eres muy afortunada ¿sabes?—bromeó el ojiverde. Danna lo miró un momento y rio un poco.

—¡Idiota!

Erick se volvió a unir a su risa y dejó un pequeño beso sobre su frente.—Con ellos tres me es más que suficiente…por el momento…

—Erick…—susurró Danna.

—¿Si?

—Lo de renunciar a tu herencia era una broma…—le dijo sin apartar sus ojos de los de Erick.—No soy tan ambiciosa como para pedirte eso…

—Pues de todas maneras estaría dispuesto a hacerlo si me lo pidieras…

—Dios, creo que me perdí de mucho por aquí…—inquirió la voz de Alfie. Erick rio y se apartó de Danna para poder mirar a la mujer que los observaba con una sonrisa en los labios.—¿Encontraron algún tema de interés en el cual los dos tengan cosas en común?—cuestionó cruzando sus brazos por encima de su pecho.

Danna le ofreció una pequeña sonrisa.—Pues…no realmente.—respondió comenzando a caminar en dirección a la salida de la cocina.

Alfie se hizo a un lado para dejarla pasar y luego sus ojos se concentraron en los de Erick que de nueva cuenta tomaba asiento frente a su desayuno.—¿Y…vas a contarme…?—preguntó deshaciendo su postura.

Erick llevó su taza de café hasta su labios.—¿Qué quieres que te cuente?

—¡Erick!—se quejó haciéndolo reír.—Quiero que me cuentes que fue lo que pasó con Danna…

—Lo que pasó con Danna.—repitió.—Las mujeres son muy complicadas, nana…no las entiendo…—inquirió poniéndose de pie.—Tengo que hacer algo en mi despacho, después Danna y yo iremos a comer así que si quieres puedes tomarte el resto del día libre…

—¡Erick!—replicó de nueva cuenta.
Erick rio en voz baja y se acercó a ella.

—Estoy muy feliz, nana. Eso es lo que pasó con Danna…

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Inserte emoji de diablito morado sonriéndoles maliciosamente.

Les dejo un beso tronado y mucho amor cibernético.

Nos leemos prontito.

Love, Gloria, xxxx.



¿Sera porque te amo?||Erick B. Colón.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora