Skip Beat: Luces, cámara y... ¡Amor!

Capítulo 42

Era obvio que todo esto no podía ser más que una locura, una completa locura que en realidad no estaba bien. En el fondo Shotaro Fuwa estaba demasiado consciente de esta realidad, lo podía notar en la mirada desaprobatoria y a la vez apenada que le lanzaba Shoko. Y eso que ella ni si quiera era tenía conocimiento de lo que realmente estaba sucediendo.  Y él no podía soportar esas ocasiones en las que claramente ella solo pensaba en él, y sufría, era notorio. Pero por otro lado, estaba obteniendo lo que quería. Kyoko y él solo necesitaron una salida por las calles de Roma y ya se habían besado. Además, ¿a quién le importa ese imbécil cuando a él no le importaba Kyoko lo suficiente como para valerse de métodos menos turbios para tenerla? Kyoko estaría mil veces mejor con él en el otro lado del mundo. Ni si quiera tuvo el interés suficiente para estar dentro de la vida de Kyoko como para simplemente decirle a la prensa "Adivinen qué, mi padre es una leyenda de la actuación japanosa" y así dejarle sin medio de extorsionarlo para alejarse de ella. Como si eso no fuese una noticia que haría que todos los medios de comunicación le chupen más las medias, si es que eso no era posible, y que sus fans aumenten exponencialmente. 

De pronto comenzó la música y la bulla de los gritos de pasión que las fanáticas lanzaban acabaron por distraer a Sho de sus pensamientos de culpa y negación. La guitarra con su canto hipnotizó al inquieto Sho por unos eternos segundos, durante los cuales se dejó llevar a un mundo no explorado por él y con el que desde hace mucho tiempo tiene una deuda.

Mai cambierò la pelle

Non c'è vita alcuna

Che plachi la mia dolce sete

Por que, en realidad, a pesar de no querer aceptarlo ni encontrándose en la privacidad que poseía durante sus monólogos en su propia mente, se sentía libre de admitir que tampoco es como si él, tanto en el pasado como actualmente, se hubiese comportado mejor de lo que el estúpido engreído de Tsuruga... Es decir, Kuon Hizuri. Ahora estaban en medio de una filmación y él se había distraído completamente por culpa de esa loca que amaba tanto.

Seguimi o uccidimi

Mille anni senza amore

Siamo un viaggio

Ombre senza sole

¡¿Pero qué demonios estás diciendo, Sho?! Ah, olvídalo. Acaba con esto de una buena vez.

Seguimi o uccidimi

Siamo logica immortale

Siamo amore

Soli senza amore

Su mirada buscaba por todos lados, pero era demasiado difícil con toda esta multitud de hormonas alborotadas. Ahora Sho comprendía que solo podría disfrutar de los conciertos en los que él mismo estaba en el escenario. De otro modo, solo podía describir la experiencia como una porquería, aunque debía admitir que esos italianos eran buenos. No entendía ni una sola palabra de lo que decían pero comprendía el jaleo que estas mujeres hacían por ellos.