Cuando lo vio llegar al punto de encuentro acordado en la carta anónima que le envió, Olivia, la asesina serial inimputable, soltó su cabello. Louis notó que era rubio, o rojo, rosado; un color demasiado fantasía como para que perteneciera a tan oscuro mundo. Los ojos celestes de ella delataron de inmediato su mente perturbada, de vida larga, vacía y triste, arrastrada entre la demencia y el abandono.
Louis sabía que Olivia era la responsable de todo. Lo supo siempre, incluso desde antes de acostarse con ella la primera vez, antes de que las pistas de Alfred y Santiago apuntaran hacia ella. Y aún así intentó negarlo, porque pese a que el amor que le tenía era genuino, era demasiado enfermo, demasiado desquiciado y corrosivo.
Porque dónde se hubiera visto que un fiscal a cargo del caso de asesinatos más horrible de toda Inglaterra se terminara enamorando de la homicida.
Y había una sola forma de solucionarlo todo.
Olivia fingió inocencia, corrió hasta él para abrazarlo y colgarse de su cuello, llorarle que se arrepentía de todo, que buscaría ayuda y que podrían ser felices. Louis no le creyó, y confirmó que ella se burlaba de él porque inmediatamente después de jurarlo todo, soltó una risa estruendosa, casi como de hiena, contra su boca.
Olivia sabía que Louis iba tras su pista, que lo había enfermado y obsesionado a propósito al punto de dejarlo perturbado para siempre. Lo que no sabía, era por qué él estaba ahí realmente y la razón era simple e impensable para ella: terminar con todo.
La miró con toda la frialdad e indiferencia que pudo (ninguna, porque la amaba con cada célula), eyectó toda la amargura que acumuló a lo largo de toda su vida, y sacó de entre sus ropas el arma blanca tan rápido que Olivia jamás se dio cuenta. Y así de rápido, también, la enterró en su tórax hacia arriba para alcanzar su corazón, la única forma en la que podría tocarlo de verdad.
Olivia borró su sonrisa, la reemplazó por una expresión de horror, era la primera vez que sentía miedo en toda su vida.
Louis, en cambio, lloró por ella.
Luego, el hermoso cuerpo femenino yaciendo sin vida en el piso. Después, el propio de él a su lado.
La redimió a ella y se redimió él mismo.
—389 palabras—
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APH: Fictober 2019
FanficFictober versión 2019 perteneciente al grupo de Facebook "Motín Fanficker". Relatos breves autoconclusivos, uno por día. Distintas parejas, distintas versiones y distintos protagonistas.