Tiempo A Solas

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Manzanas eran lavadas con precisión y delicadeza en un recipiente decente hecho a base de bambú. Una por una fue purificada por el agua para luego ser depositada en un plato. Podría verse como una labor sin méritos pero no era de menos al estar siendo llevada a cabo por un cultivador sin vista.

Una sonrisa amable y sincera podía apreciarse en el joven. Cada uno de sus movimientos estaba lleno de gracia. Hasta la leve brisa creaba hermosas ondulaciones en su largo cabello y en la cinta que tapaba la ausencia de las ventanas de su alma.

La duda apareció durante unos segundos en su rostro pero así como vino se fue. Unos brazos conocidos lo habían rodeado por la cintura y solo podía ser una persona. Debido a la preparación y a la adaptación que tuvo por su nueva condición sus sentidos eran aún mejores que antes. Podía ser ciego pero su audición era tremendamente excelente. Nada podía pasársele por alto, en especial, cuando el que estaba detrás de él era uno de sus conocidos más preciados.

—Fuiste por las manzanas que te pedí.— Observó los frutos que se le habían traído por capricho. Se miraban de buena calidad, posiblemente, le habían dado a Xiao Xingchen las mejores. Y, claro, ¿cómo no iba a ser así? Hace unos años Xue Yang se dio cuenta de que los vendedores se aprovechaban de la ceguera de su salvador dándole los peores productos pero ahora que todos sabían que el hombre estaba relacionado con el muchacho con cara de pocos amigos siempre le daban lo mejor pues, de no ser así, el de la sonrisa ladina iría a intimidarlos y a llevarse productos sin pagar.

—¡Xue Yang…!— El de vestiduras blancas dejó los alimentos en su lugar rápidamente y llevó sus manos sobre las ajenas que ahora se estaban haciendo entrada bajo su ropa yendo directamente a su pecho. —Dijiste que tenías hambre. Come las manzanas que traje.—

—¿Hmmm? He cambiado de parecer. Ya sabes lo malcriado que puedo ser. Las manzanas son dulces pero resulta que he encontrado algo mucho más delicioso que eso.— Entrelazó sus dedos con los del mayor y llevó su mano libre para despejar el cabello de Daozhang de su cuello y así hundir sus dientes en la clara y bella piel de porcelana. Logró dejar una marca, la observó y al aceptar que estaba satisfecho por marcar territorio ante un pretendiente inexistente asintió con la característica sonrisa en su cara.

Los sentimientos que Xue Yang poseía por su pareja eran tan contradictorios entre sí que lo llenaban de regocijo con solo pensarlo. Al principio pensaba llevarlo a la desgracia y hacerlo sufrir todo lo que pudiera pero la vida hogareña le causaba un sentimiento que no podía describir pero le gustaba; era el sentimiento de la felicidad. Hasta en el momento cuando se descuidó y dejó salir su verdadera voz fue aceptado por la persona que tenía enfrente. Al parecer había logrado enamorar a la luna brillante y a la delicada brisa desde hace un tiempo atrás.

Suspiró al sentir aquella opresión de sentimientos satisfactorios en su pecho. Tenía una forma un poco sádica de demostrar sus sentimientos aunque podía llegar a ser amable de vez en cuando pero solo con esa persona en específico. —Daozhang, ¿tiemblas porque estás nervioso o lo haces porque te gustó?—

El lobo tenía mil formas de acorralar a su oveja pero le encantaba dejarla ir a pastar unos momentos antes de devorarla. —Vamos a comer la fruta que lavaste. Después de todo tengo un día entero para hacerte mío una vez más.— Susurró.

Liberó a Xiao Xingchen y tomó el plato para llevarlo a la cocina. El cultivador lo siguió en silencio con las mejillas rojas por la vergüenza pero se detuvo a medio camino y se sentó al lado de la mesa. Sabía que ese día estaría más expuesto a su depredador pues A-Qing no se encontraría con ellos. De una manera u otra se había hecho amiga de una de las jóvenes del poblado cercano y después de meses de amistad se le invitó a quedarse durante un día para poder divertirse y,  al enterarse de eso Xue Yang fue el primero en apoyarla por obvias razones. Pocos pero inolvidables eran los momentos en los que ambos podían llegar a hacer algo pues a Daozhang le daba vergüenza la idea de que ella llegara a escucharlos. Se había vuelto un masoquista enamorado.

Pocos minutos pasaron cuando el plato fue depositado en la mesa con dos manzanas partidas en forma de conejito. Xue Yang se llevó un pedazo a la boca para degustarlo. Como lo suponía la fruta era excelente. —Hermano, ¿no vas a probar? Que recuerde no has comido nada desde que te fuiste esta mañana.—

En efecto, era de esa manera. El ex alumno de Baoshan Sanren había comido poco ese día y unos cuantos pedazos le irían de maravilla. Después de la invitación dirigió su mano al plato pero esta fue parada rápidamente. —¿Pasa algo?— Dudó durante unos segundos, ¿había llevado su mano hacia dónde no era por accidente?

—No. No pasa nada. Solo que yo quiero darte de comer.— Los labios de la oveja temblaron pero se separaron sin oponerse. El mejor pedazo fue seleccionado y llevado a su boca para ser comido con timidez. Nunca antes se le había ofrecido tal trato tan penoso. —Como podrás ver trajiste algo que está delicioso tengo que darte crédito por eso.— El más joven comió un pedazo y repitió el proceso con su enamorado. —Otro.—Avisó para que este volviera a abrir de manera mínima su boca y así había ganado su confianza después de unos trozos más. —El último.— Indicó y Xiao Xingchen separó sus delicados labios por última vez. Claro, esta vez ya no había fruta. Todo había sido parte de un plan malvado elaborado desde el mero principio. Los labios de Xue Yang se acercaron lentamente para no ser detectado y cuando estuvo a milímetros sin dudarlo logró su cometido.

El cultivador no pudo evitar dar un pequeño salto al ser tomado por sorpresa. Xue Yang logró que bajara la guardia. Después del pequeño susto se entregó al beso por completo. Sus manos se sujetaron por segunda vez y ambos gozaron del sabor fresco y dulce de la manzana en la boca del otro. El momento se profundizó y Xingchen fue puesto contra el suelo de la habitación sin resistencia alguna. Se le cedió la entrada completa a la lengua de la bestia para poder enrollarse con la ajena todo lo que quiso hasta su súbita separación.

La expresión del acorralado era una mezcla entre confusión y vergüenza. Sus mejillas se encontraban ardiendo y la inseguridad crecía en su corazón al no saber lo que estaba pasando. Podía sentir el peso del chico sobre él pero no se movía para nada. —¿Xue Yang…?— Llamó en voz baja tratando de entender la situación.

—¿Ah? No es nada. Solo te estaba observando desde arriba pensando por dónde debería de comenzar y luego de escuchar tu voz llegué a la conclusión de que no estaría mal que tu comenzaras, hmm, no es mala idea.— Hablaba consigo mismo para luego liberar a su cena de su peso y sentarse al lado.

—¿Que yo comience?— Apretó los labios tratando de escuchar las indicaciones que se le darían. A la hora de hacerlo siempre era Xue Yang quien hacía los primeros movimientos y Xiao Xingchen le seguía con gusto así que al creer que el punto era válido decidió escuchar con atención.

—Sí, ¿Quieres que te guíe o tienes algo en mente, Daozhang?— Tomó el rostro del contrario entre sus dedos, esperando por una reacción que llenara sus expectativas. Estaba disfrutando de manera carnal cada expresión, reacción y palabra. Sus pensamientos eran lo suficientemente indecentes como para encenderlo en lujuria pero las acciones que se imaginaba serían sobrepasadas por la realidad.

—Lo haré por mi cuenta.— De manera delicada retiró su rostro del agarre y besó los dedos que tenía enfrente. Su cuerpo buscó la cercanía del otro nuevamente y besó la mejilla ajena mientras con decisión palpó las ropas de su pareja para comenzar a desvestirlo. ¿Se encontraba nervioso? Sí. Sus dedos temblaban pero la determinación en su corazón era inminente.

La forma de actuar de la pareja era diferente. Mientras a uno le gustaba ser agresivo y posesivo al otro le agradaba ser delicado y amoroso pero para dicha del mundo estaban complacidos con los tratos que recibían. Parecían completarse al sentir del otro lo que carecía en su ser.

Xue Yang no era una persona paciente más esperó con un brillo en sus ojos que se le terminara de desvestir. Sus ropas fueron retiradas como si de una madre a un hijo se tratase. Todo el proceso fue hecho con amor y delicadeza hasta que su cuerpo se expuso por completo. Una de sus cejas subió al mismo tiempo en el que sonreía. Varios besos fueron depositados por todas partes: en su frente, mejillas, labios, cuello, pecho y abdomen. Siguiendo un inconfundible camino hacia su miembro. No era la primera vez en la que Xiao Xingchen le haría una mamada pero la esperaba con ansias.

Segundos después el miembro fue sujetado con cuidado e introducido en la boca con lentitud para comenzar con un lento movimiento para adaptarse pero la tarea se dificultó cuando este se puso erecto después de unos momentos. Cuando la mandíbula empezó a dolerle retiró el miembro y lo recorrió lentamente con su lengua. El que estaba recibiendo el trabajo no podía evitar gemir y llamar el nombre del hombre. —Xiao Xingchen, Daozhang, no sabes lo excitante que es recibir este trato de ti.— Inclinó su cabeza hacia atrás mientras su mano se hundía en el hombro del anterior implorando internamente por más. Recibía caricias, besos y era frotado entre los suaves dedos hasta que decidió que ya no podía más. Estaba lo suficientemente complacido como para venirse. —Xiao Xingchen… voy a venirme.— Advirtió para que no fuera tomado por sorpresa pero en vez de alejarse Daozhang volvió a introducir el miembro dentro de su boca. Rozandolo con sus labios hasta que el líquido caliente por fin salió mostrando que había hecho bien su trabajo.

La habitación se encontró llena de suspiros después de eso. El recién atendido agarró una de sus prendas que se encontraba en el suelo y limpio las comisuras de los labios llenos de semen. —Xiao Xingchen, ¿no crees que deberíamos de hacer esto más seguido? Ah, casi olvido lo bien que se siente cuando lo haces tú.—

El que aún estaba vestido se sentía orgulloso de su cometido como acompañante pero creía que era demasiado arrogante mostrarlo. —Yo… también pienso que deberíamos.— Admitió. Si fuera por él no le molestaría hacerlo en cualquier lado y hora.

Una leve risa se dejó escuchar. —Pensé que no tenías permitido expresarte de esa manera.— Hizo que sus manos bajaran hasta una parte baja en específico y sobre la tela apretó firmemente. —No sabía que podías ponerte de esta manera solo por hacerme una mamada, hermano, ¿me extrañas? ¿Me quieres adentro de ti?— Un dulce sonido escapó de la garganta contraria. Quería que lo tocara directamente, que hiciera tocas las cosas vergonzosas que se le vinieran a la mente.

—Sí, quiero que seas mi esposo una vez más.— Abrió un poco sus piernas  dejándose llevar por el placer que sentía y que quería seguir sintiendo. —Xue Yang, ¿podemos hacerlo?— Cubrió su rostro con ambas manos esperando una respuesta. Solo Xue Yang podía hacer que se comportara de una manera tan indecente.

—Claro que podemos.— Rápidamente se deshizo de la ropa de su presa. Sus dedos no dudaban, sus ojos reflejaban el extasis del momento. Creía que no lo habían hecho durante unos meses.

Al fin ambos estaban desnudos y llevarían a cabo el acto por el que estaban tan desesperados. El maleante sujetó el brazo blanco para atraer al otro aún más cerca logrando que se sentara en su regazo. Sus manos acariciaron todo el cuerpo desde el cabello hasta las piernas sintiendo la tierna piel que estaba a punto de degustar. Se entregó a un beso mientras su mano descendía por la espalda hasta llegar a los glúteos. Los masajeo un poco y cuando pensó que era adecuado introdujo el primer dedo adentro de Xiao Xingchen quien tembló sobre él. Debido a que no lo hacían de una manera correcta desde hace mucho tiempo tenía que prepararlo. Quería verlo llorar pero no de dolor.

Pensó que sólo un dedo no serviría de nada así que metió el segundo logrando que el otro gimiera. Con su brazo libre lo acercó aún más. Quería poder sentirlo por completo. Cada centímetro, cada roce. Mientras movía sus dedos con una velocidad tolerable se dedicó a morder toda la piel que quiso. Los labios, el cuello, los hombros y pronto planeaba hacerlo también en las piernas. Uno de sus lugares favoritos. Tras cada mordida el de comportamiento pasivo se hundía más en el hombro del otro para que su rostro no pudiera ser observado más era inconsciente de que de esta manera sus gemidos podían ser escuchados más cerca.

Los fuertes brazos rodeaban la espalda del menor tratando de controlar su indecencia. Los gemidos no dejaban de salir y se sentía completamente caliente y mareado. Necesitaba que estuviera adentro de él ahora. Ya no podía esperar más. —Esposo, no puedo aguantar más. ¿Puedes entrar ya?— Sus labios fueron aprisionados y mordisqueados en el momento de escucharse la petición en voz alta. Xiao Xingchen no lo sabía pero esa clase de cosas eran las que encendían por completo a Xue Yang. Que lo llamara de esa manera y que no tuviera dubitación al pedir lo que quería.

—Daozhang, Daozhang, si sigues así vas a volverme loco, ¿realmente te he llegado a corromper? Te has vuelto un desvergonzado.— Sacó sus dedos y con un poco de brusquedad hizo que su miembro entrara en Xiao Xingchen. Habían estado tocándose desde hace unos minutos pero esa era la sensación que los dos querían volver a degustar. Nada podía compararse al momento en el que se hacían uno.

Manos presionaban sobre las caderas de Xingchen tratando de hacer que estas llegaran más bajo. Xue Yang miraba atentamente a su perdición o, mejor dicho, a su milagro mientras subía y bajaba. Gemidos y suspiros salían de los dos y eran combinados con el sonido del choque de sus cuerpos. El movimiento se fue atenuando dando a notar que el de arriba se estaba cansando. Apoyó su frente en la del otro para dar la señal de su rendición mientras recobraba el aliento. Agradeció que ambos estaban sentados así que el cuerpo de Yang le servía como pilar.

El devastador de clanes depósito un beso en la frente de su agotada alma, apoyó su mano en la espalda ajena y la guió para terminar suavemente sobre el suelo. Era su turno de accionar para que pudieran venirse y descansar.

Levantó la pierna izquierda y la apoyó en su hombro. Cumplió sus intenciones y mordió los muslos que finalmente tenía a su alcance. Le gustaba dejar muchas marcas pero nunca se había atrevido a presionar tan fuerte como para hacer sangrar la zona y no es como si planeara hacerlo a futuro pero si algún día se le permitía estaría más que encantado de hundir sus caninos en la persona que amaba. Xingchen hizo un arco con su espalda ante el dolor placentero que venía desde sus piernas. Al ver que había obrado bien dejó besos sobre las zonas rojizas.

Decidió que había jugueteado demasiado así que procedió a cumplir el objetivo principal y esta vez era él quien se encargaba de hacer la unión de los cuerpos. Claro, en la primera mitad los movimientos habían sido delicados y lentos pero ahora que la tarea había sido retomada por la otra parte eran bruscos y rápidos haciendo que los sonidos en la estancia se tornaran aún más obvios. Las muestras de placer subieron de tono en todos los aspectos. Estaban conscientes de que eran muy ruidosos pero eso no importaba. Nadie que los conociera estaba cerca.

El momento en el alcanzaron la satisfacción al fin llegó. Todo el lugar volvió al silencio al que estaba acostumbrado mientras la presa y el depredador recobraban el aliento. Xue Yang salió de Xiao Xingchen y su ego subió aún más al pensar que era el único que podría hacer esa clase de cosas al cultivador. Marcarlo de esa manera, mirarlo de esa manera y amarlo de esa manera. —Daozhang, ¿te he dicho lo mucho que me has intoxicado?— Habló en voz baja. Eran comentarios que sólo podía escuchar el cultivador.

—Yo también te amo, Xue Yang— Se sentó y se dio cuenta de que su venda estaba por caerse pero no le importó. Acarició la mejilla ajena. No podía negar que le había encantado todo lo hecho. —Xue Yang, ¿soy un desastre?— Sonrió de una forma tan pura que el receptor casi muere al hacerse su pecho un desastre.

—Claro que eres un desastre, un desastre que sólo yo pude y puedo crear.— Cargó a su hermosa creación y la llevó hasta una tina que había preparado con agua que recolectó cuando Daozhang fue a comprarle manzanas. También podía sentirse el calor de una hoguera que había alimentado de manera correcta para que siguiera ardiendo cuando llegaran.

—Tenías todo planeado.— Susurró un poco indignado sintiendo la fresca agua entrar en contacto con él. Procedió a limpiarse de manera automática; empezando por su cabello y terminando en los dedos de sus pies.

—Te dije que tenía todo un día para devorarte y tú sabes que siempre cumplo mis promesas.— Retiró la cinta de los ojos y comenzó a limpiarla en un recipiente aparte. Era glorioso ver al cordero arreglarse y pensar en cómo habría de estropearlo la siguiente vez. Colocó la cinta cerca de la hoguera para que se secara rápido y acercó la ropa limpia que también había preparado.

Xiao Xingchen se vistió y su cinta fue devuelta a su lugar por cortesía de Xue Yang quien la ató. El agua de la tina fue reemplazada para la limpieza del que quedaba y fue ayudado por su acompañante. Se vistió de igual manera y sin haberlo hablado se dirigieron a la cama y durmieron al lado del otro.

Hicieron todo lo que querían hacer y descansaron. Para fortuna el futuro aún era largo y les esperaban muchas cosas por vivir en aquel silencioso lugar. La vida era como un sueño para el niño que al fin podía degustar algo más dulce que un caramelo; tenía una familia.

La vida era como un sueño para el cultivador que intentaba comprender la vida fuera de la montaña; con idas y vueltas. Con dos personas a las que quería proteger con todo su corazón.

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Esta pareja siempre me ha gustado. Es la shipp número uno para mi persona. Segunda a nivel de historia pues el Wangxian al final es real. Xd

En estos dos días debí de estar escribiendo la parte número tres de mi fanfic pero desde hace unos meses estuve pensando en qué escribiría de esta pareja si llegara a tener la oportunidad y mientras buscaba recursos para la tercera parte de mi historia los recuerdos volvieron y ya no pudo salir de mi cabeza así que para que no me distrajera en el futuro comencé a escribirla al instante.

Es la primera vez en la que he escrito escenas sexuales y, ¡Madre mía! No me imaginaba que fuera tan difícil.

Como anécdota para este one shot confieso que estuve a punto de escribir que Xiao Xingchen miraba algo (de manera inconsciente). Me reí demasiado internamente pero también me arrepentí a los segundos por mi crueldad.

Me encantó escribir a Xue Yang con un mínimo cambio al demostrar afecto y espero que les guste así como a mi me gustó redactarlo. Espero mejorar en el futuro pues si sigo así las escenas Wangxian se me harán muy pesadas en cuanto al papapapa. Hasta la próxima. <3

Entre conejos de manzana y la felicidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora