Una bella joven de ojos marrones y cabello castaño claro corría por la calle en una tarde lluviosa; tenía en su pecho un bebé menor de dos meses. Corría desesperadamente, como si escapase de algo. O de alguien
Se detuvo en debajo de una casa, destapó al pequeño tras escuchar sus constantes llantos. — Tranquilo amor, ella no nos alcanzará— respondió está entre lágrimas.
En menos de dos días había perdido a la persona que más amaba, todo por el egoísmo de la persona que ella creía que la apoyaba. Si ella moría no había problema; pero no sé iría de este mundo sin saber que su hijo no sobrevivió.
—¡Habrán por favor!— suplico comenzando a tocar desesperadamente la puerta de aquella enorme casa, la cual tenía un singular paraguas como decoración.
—¡SE LOS RUEGO, POR LO MENOS HABRAN PARA QUE MI HIJO PUEDA ENTRAR!— Grito la joven entre llantos mientras sentía como la esperanza abandonaba su mente.
Observo a su hijo por unos breves segundos, tratando de haber capturado una imagen mental de el, para luego enrollarlo en su cobija, y luego darle un beso en su frente. Lo coloco delicadamente en el piso, asegurándose de que este no se mojara.
— Te amo Michael, daría todo para poder verte crecer, pero no puedo, lo lamento tanto mi amor. Por favor, espero que no me odies— luego de haber dicho esto, tocó de nuevo la puerta, para poder irse en menos de un minuto.
Lo que aquella mujer no sabía es que, el lugar donde lo había dejado, sería una academia de jóvenes extraordinarios. La cual más tarde se llamaría The UmbrellaAcademy.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
