En 19 había desbloqueado Disparo Curvo, que consiste en imbuir el cuerpo de la flecha con magia de viento, consiguiendo así cierto control de su dirección, pudiendo incluso generar trayectorias curvas que permiten acertar a objetivos que no están a la vista. Combinado con Vínculo Visual para poder localizarlos desde los ojos de su hermana, era altamente efectivo en el juego, en especial cuando se conseguía la segunda mascota, o la segunda hermana en su caso. Lo tenía en 10.
Y como habilidad recuperó Vínculo Auditivo, similar a Vínculo Visual, pero que comparte sonido en lugar de visión. Ambas pueden usarse a la vez, y eran muy útiles en misiones que requerían espionaje, que no obstante no era muchas, así que estaba en 7.
Las primeras babosas que llegaron fueron reducidas principalmente por la lince, pues querían evitar gastar maná mientras fuera posible. Pero cuando empezaron a acumularse más de cinco a la vez, empezó a complicarse.
Poco a poco, la elfa se vio obligada a consumir más maná para atraer la atención y reducir los números. Con ello, habían estabilizado temporalmente la situación, pero su reserva de maná se veía continuamente reducida, y cada vez la densidad en la que llegaban era mayor.
En estos momentos, había unas diez en el interior de la caverna. Y, aunque iban siendo absorbidas por las plantas, el proceso era sumamente lento. Podía tardar meses.
Su plan era atraerlas a un lado, e ir encargándose de ellas poco a poco, aprovechando la gran extensión de la caverna, pero se temían que el número de sus enemigos pudiera ser demasiado y acabara llenándola toda. Por ahora, intentarían reducir cuanto pudieran sus números, y para ello debían reducir su entrada, ya que estaban empezando a ser abrumadas por la cantidad.
Usó Muro Natural para cortarles el paso, sin saber muy bien cuando podrían aguantar las plantas el poder corrosivo de sus enemigos. Inmediatamente, se volvió hacia las babosas que las acosaban a ella y su hermana, con la intención de reducir su número mientras pudieran.
Su maná se redujo considerablemente hasta que quedaron cuatro, encargándose la felina de ellas mientras Goldmi iba recuperando el consumido y se volvía hacia el Muro. Para su sorpresa, parecía aguantar sin problemas, sin señales de estar siendo corroído. No podía saber que aquellas plantas eran inmunes.
Indecisa, se quedó a media distancia entre el Muro y su hermana, observando como ésta jugaba con sus presas, acabando con ellas una a una. Cuando volvió, miró a la arquera y al Muro.
–Sigue aguantando. Eso puede ser muy bueno. Quizás podamos dejarlas pasar poco a poco– se vio gratamente sorprendida.
–Eso parece. Estas plantas tienen que ser muy especiales. Siento que no les temen, Voy a esperar a recuperar un poco más de maná– respondió la elfa.
Y así lo hizo. Cuando estuvo preparada, pidió a las plantas que abrieran camino. De golpe, unas veinte babosas entraron, unas encima de otras, prácticamente cayeron, con otras cientos agolpándose tras ellas. Estupefacta, volvió a pedirles a las plantas que cerraran el paso, aunque acabaron colándose unas cuántas más, llegando a las treinta y siete.
–Son muchas, pero podremos con ellas– aseguró la lince, confiada, a pesar de que todas parecían seguirla a ella.
Goldmi decidió usar Enredar, apresando temporalmente a unas cinco, y lo usó otra vez para apresar a otras tantas. Disparó flechas normales contra unas veinte, atrayendo su atención, y dejando a su hermana que lidiara con las siete restantes.
Pero en lugar de hacer eso, ésta se lanzó hacia las que estaban atrapadas, esquivando los ataque de esas siete, y mientras la arquera usaba su maná para ir encargándose de las que la seguían, retrocediendo poco a poco para mantener la distancia.
Pudiéndolas atacar a placer, la lince pronto acabó con las diez que estaban Enredadas, y empezó a atacar a las otras siete, rodeándolas, acercándose por los flancos para usar sus garras y alejándose enseguida. Aunque pronto cambió su objetivo, cuando Goldmi le sugirió que se encargara de las que la seguían a ella, pues había algunas más retrasadas y algo aisladas.
Eso hizo, alejándose de las que estaban ligeramente heridas, y no tardando mucho en llegar a su objetivo. La atacó por la espalda, y siguió moviéndose alrededor de ella, desgarrándola sin parar. Sólo era una, pues el resto seguían a la elfa y no cambiaban su objetivo con facilidad, aunque no quitaba ojo a la más cercana. Y las otras siete, que se acercaban poco a poco, aún estaban lejos.
Goldmi se había encargado de seis, pero con esta nueva estrategia podía permitirse reservar maná, a pesar de sentirse algo culpable de hacer trabajar de más a su hermana.
–No pasa nada. Me puedes compensar con una buena comida– había asegurado ésta, casi salivando.
Una a una, fueron encargándose de las babosas. A menudo, Goldmi les disparaba flechas normales. Aunque su daño era mucho menor, no gastaba maná y se aseguraba de seguir manteniendo su atención, el aggro, por lo menos hasta que la lince las atacaba por detrás. Sólo de vez en cuando usaba Flecha Etérea, manteniendo su maná por encima del 70%, y vigilando el Muro Natural, que de momento parecía aguantar perfectamente.
Lo que más le extrañaba era que no sólo no parecía que las plantas estuvieran sufriendo, sino que incluso lo contrario. En realidad, al tener las babosas apretándose a ellas, podían absorber mejor su maná y reforzarse, pero eso era algo que la elfa sólo intuía débilmente, sin acabar de comprenderlo.
Cuando acabaron con las que seguían a la arquera, las otras siete seguían sin alcanzarlas, lo que era totalmente predecible. Era cierto que se habían ido moviendo hacia la felina, pero está había seguido a las otras, que se movían en la misma dirección, manteniendo así la distancia.
–Bien, es la hora de pasar cuentas– amenazó la lince, girándose.
Las dos acabaron con las siete, usando más tiempo del necesario por la necesidad de ahorrar maná, y descansando para recuperarlo antes de dejar pasar a la siguiente tanda. Ahora las miraban con avidez, deseosas de usarlas para hacerse más fuertes. Mientras las plantas aguantaran, tenían un método para lidiar con ellas.
Además, habían alcanzado el nivel 20, teniendo ahora el mismo nivel que sus enemigos.
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Regreso a Jorgaldur Tomo II: la arquera druida
FantasyCuando muere de una grave enfermedad, aún recuerda a sus amigos de un MMORPG que jugó años atrás, y a un NPC que ha permanecido en su corazón desde entonces. Pero cuando vuelve a abrir los ojos, se encuentra en la solitaria plaza que había sido el i...