lll. 𝑼𝒏𝒂 𝒅𝒖𝒅𝒂.

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El escandaloso ruido de la puerta se hizo presente en la solitaria casa, la chica había llegado de su trabajo, abrió la puerta y solo bostezo, dejo colgando su mochila y un suéter negro. Se quitó los zapatos y los coloco a un lado.

Camino por la cocina donde se sirvió un vaso de agua, lo bebió de un sorbo y se fue a su sala donde encontró a yuzuko rascándose una de sus orejas. Mei la saludo con una caricia en su cabeza, fue a la cocina y trajo una bolsa, donde contenía algunos juguetes para yuzuko y un collar con su nombre. Se lo coloco y está, se alegro mucho.

- Espero que no hayas hecho algo tonto sin mi ausencia - Sonrió de lado.

Yuzuko se congelo al instante al escuchar las palabras de su dueña, se hecho a correr ante los ojos de la pelinegra escondiéndose en una de las sillas.
Mei por su lado, no se extraño tanto de que actuara así, después de todo era un animal.
Ya con seis semanas en casa podía haber controlado sus juegos absurdos.

Estaba tan cansada que solo deseaba acostarse y dormir plácidamente pero cuando entro al cuarto.

-¡Yuzuko, ven acá! - Grito seriamente, solamente la canina estaba con las orejas atrás, su cola estaba entre sus piernas, ladro con miedo esperando respuesta de la más alta.

-¿Cómo explicas este desastre?

Su ropa interior estaba desordenada, sus libros eran intactos pero aún así no descartaba que había huellas en sus libretas, y sus zapatos, un par, estaba mordido.

- ¡Una regla es la que deberías de seguir! - regaño a la husky quien solo la miraba con tristeza - Nada de caricias durante una semana. - sentenció con enojo mei.

Yuzuko sabía la expresión de su dueña y que significaba, se fue triste a la esquina de la casa, no era la primera vez que estaba ahí.
La humana levantaba su ropa, la doblaba y la ponía en el cajón más alto del mueble.

Una duda apareció en su mente. "¿Cómo alcanzó una altura de 1.58 cm?"

Dejo a un lado sus dudas y se fue a la cama donde se extendió completa y suspiro, su día no fue el mejor, sus compañeros una mierda, igual que Natsuko.

Flashback.

- Eres una mierda Natsuko ¿Qué derecho te da golpear una canina? - reto al chico con una mirada asesina.

- No deberías de meterte conmigo - desvío su pregunta - tengo contactos mei, sabes cómo terminaras después de todo esto ¿No?

- No tengo miedo, idiota.

- Oh, veo que quieres terminar como tus papás...tiesos.

Si que la había hecho una mierda en ese instante, una lágrima salió de su ojo, lo limpio con la manga de su pijama, se tapo y durmió pero aún así la duda permanecía, sobre las técnicas que huso la canina, apenas era una cachorra y no tenía la altura promedio.

Más que tu dueña || 𝐴𝑢 𝐴𝑛𝑖𝑚𝑎𝑠ℎ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora