Junto A Ti

Prólogo.

Estoy insistiendo mucho y creo que es malo, pero aún así quiero intentar.
Le estoy siguiendo a paso rápido, a pesar de estar en su estado, sus brazos le ayudan bastante. Su enojo es porque le hablé nuevamente sobre las terapias. ¿Pueden creerlo?

-Vamos, no puedes estar molesto conmigo sólo por eso-juro que estoy caminando lo más rápido que puedo- por favor, sólo detente. ¡Alexander, te estoy hablando!

Me ignora, es insoportable este chico, no puedes con él. A mi me duele cada vez que peleamos por algo o más bien, él pelea por algo haciendo que yo me sienta mal y le reclame, él empieza todo.

Llevo seis meses de conocerlo y es increíble estar a su lado, a pesar de estar así. Bueno, no voy a mentir es irritante, frío, sarcástico y eso me fastidia de él, pero aún así es increíble estar con este chico.
Y por eso estoy aquí, para ayudarlo a ayudarse, sé que suena gracioso pero quiero que se dé una oportunidad en muchos aspectos, como por ejemplo; oportunidad con su familia, oportunidad de tener nuevos y no falsos e hipócritas amigos, oportunidad de ser mejor en todo, oportunidad de cambiar su forma de ver la situación en la que está pasando, oportunidad de ser mejor y no para los demás sino para sí mismo, oportunidad de encontrar al amor.

Cómo puedo lo alcanzo hasta dónde está con su chofer, ¡Sí!, para acabarla es medio rico, bueno él no es medio rico, sus padres son medios ricos, pero son un amor de personas.
Ya está dentro de la camioneta, esperando a que José lo ponga en marcha.
Intento abrir su puerta y tiene seguro, toco su ventanilla y ni siquiera se digna a bajarla. Es un estúpido e inmaduro, aunque él no me gana en la inmadurez.

-José, por favor abre-se niega, José ayúdame hombre-. Por favor-sé que no lo hace porque está amenazado por este tipo-. Anda Zaid, baja la ventana, no puedes ignorarme sólo porque te dije eso-toco una vez más y no cede-, okey. Perfecto si así quieres las cosas. Me vas a obligar a hacer algo de lo cual me arrepienta más tarde y que tendré que pagar.

Me mira extraño, le hago una seña a José para que espere un momento y agradezco que me haga caso, haciendo que Zaid bufe y le reclame al pobre señor que ahora mismo está reprimiendo sus risas.
Me alejo un poco de la camioneta a buscar una piedra o roca grande, la encuentro rápidamente y me acerco otra vez a su auto pero del lado contrario, no le quiero lastimar.

Y sin esperar estrello la piedra pesada contra la ventana, haciendo que se rompa en un dos por tres y que Zaid y José brinquen del susto.

¡Vaya! Fue más fácil de lo que pensé, ahora que lo veo, deberían de tener ventanillas más seguras.
Quito el seguro y abro la puerta, me subo a la camioneta y no me importa los vidrios regados en el en asiento, tengo que bajarle el coraje de una u otra forma.

-¿¡Qué mierda te pasa!? ¿¡Estás loca o qué!?-me grita muy fuerte, veo la vena de su cuello resaltada.-José llámale a mi padre y di le lo que ocurrió.

El señor obedece la orden, baja de la camioneta para hacer la llamada. Dejando la ira de Zaid y mi paciencia solos. Bueno, sé que tengo paciencia, pero a veces sus actitudes hacen que se rompa. Ahora mismo trato de no explotar.

-Tenías que hacerme caso y no encontré otra solución. Mira yo sé que las terapias funcionarán, sólo deja...-me interrumpe.

-¡Te he dicho que no! ¡Entiende que no voy a volver a caminar, ya deja de insistir con eso!-está desesperado, pero yo lo estoy más. Para calmarlo hago otra cosa la cuál, quizás no me arrepienta pero si lo sufra más adelante.

Le planto un beso. Un beso suave, lento, pero a la vez desesperado. Él se queda impactado por mi acción, lo tomo por el cuello para acercarlo más a mi y así pueda seguirme el beso. Sólo bastan unos segundos para darme cuenta de que él no quiere esto, no quiere mis labios en los suyos y eso me duele bastante. Así que me separo, con mis mejillas seguramente ya sonrojadas de la vergüenza. No me atrevo a mirarlo.

Que patética soy, pero prometí siempre estar junto a él y lo voy a cumplir, aunque él no me quiera de la forma en que yo le quiero.