Prólogo

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Blanco, la ausencia de color, era el unico aspecto del ambiente que a sus ojos se definía.

Todo, en un espacio vacío en el cual no era visible pared alguna, en un espacio infinito unicamente completo por su presencia.

一¿Hola? 一preguntó.

La nada misma le respondió con su silencio que estaba solo. Absoluta y completamente solitario. Temeroso, callado, se sentó en el suelo a observar. El ambiente a su alrededor no parecía llevar a ningún lugar, con paredes de infinita extensión, la falta de colores le empezaba a provocar dolencias.

Sus ojos fueron cerrándose lentamente, conforme pasaban los segundos (horas quizá) en aquel lugar carente de sentido del tiempo aparente.

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El sonido del despertador le hizo recobrar la conciencia a la mala, despertando dificultosamente. Con rapidez alzó el brazo y golpeó el ruidoso celular hasta que se apagó la alarma, solo para después volver a su posición anterior.

La suavidad de una sabanas le envolvió, invitándolo a volver a caer rendido ante los cálidos brazos de morfeo, pero él mismo se obligó a no dejarse tentar. Se levantó con toda la pereza que una mala noche de sueño podía acumular, tallándose los ojos con firmeza.

一¿Qué hora e...? 一se preguntó a si mismo, al no visualizar el sol que todos los días molestaba a esa hora colandose por las cortinas.

Alzó el celular, haciendo un esfuerzo con los ojos ante la oscuridad.

4:30 a.m

一Es demasiado temprano, ¿Pa que puse la alarma en la madrugada? 一murmuró, soltando el celular para volver a tirarse a la cama a abrazar la almohada.

Unos murmullos llamaron su atención.

Eran chirridos cortos y precisos, en un patrón en concreto que los harían parecer el chillar de un ratón si no fuese por la gravedad de la voz que los formulaba. Como aquel sonido que sueltas en medio de una tortura horrible, el lamento de tu alma minutos antes de morir a manos ajenas. Un escalofrío cubrió la espalda del humano con existencia en forma de país, quien apretó sus manos en puños aferrandose a su cama y las sábanas.

Cuando terminaron los sonidos, al momento de cesar su martirio, la tranquilidad de la madrugada le obligó a cerrar los ojos nuevamente, sin darle la oportunidad de levantarse a verificar lo que estaba ocurriendo.

¿Una simple paralisis o una ilusión era eso, tal vez? Si le preguntases a la victima del instante lo mas probable es que no te lo negara solo para no ser llamado cobarde al final.

Sueños Eternos En Noches Efímeras [Countryhumans]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora