Yongsun se encontraba escribiendo algo, pero las palabras no parecían ser las correctas. Quería escirbir una carta y usarla para cuando llegara la hora de despedirse de su amada esposa Moonbyul. Y no porque llegara el momento de que no la amará más o algo por el estilo sino porque tenía una enfermedad terminal, osteosarcoma (cáncer en los huesos), desgraciadamente cuando se lo detectaron ya estaba algo avanzado. Los doctores le dieron pocas esperanzas de vida, algo que al principio no la desánimo porque tenía a Moonbyul, su vitamina, la que le daba la fuerza para seguir adelante. Pero ya han pasado meses desde ese entonces y cada día empeora más, su cara llena de vida se fue extinguiendo poco a poco, su hermoso cabello había desaparecido debido al tratamiento, su cuerpo cada vez más débil y su piel se fue haciendo más pálida. A pesar de eso le duele más ver a su esposa luchando con ella, a Moonbyul de alguna manera también le estaba afectando su enfermedad, se le notaba la fatiga que tenía, trabajar y cuidar de ella era mucho pero a Byul no le importa mientras viera que siguiera con vida a quien mas amaba. Yongsun quería ser realista, el cáncer la estaba sobrepasando, más de lo que imagino y sabía que en algún momento tenía que aceptar que pasaría lo inevitable. Hablo de esto con Moonbyul pero esta solo se enojo.
Vamos Byul las dos sabemos que esto va a pasar en algún momento, solo veme ya no puedo mas
Moonbyul negando con su cabeza y llorando dijo
No seas tonta Sun, no voy a aceptar que estés diciendo estupideces como esas ¿como piensas que aceptaré el hecho de que puede morir mi esposa? No seas ilusa, o dime ¿Ya no quieres vivir? ¿Ya no quieres luchar?
En sus ojos se notaba tristeza, las lágrimas caían una tras otra sin parar. Al ver esto Yongsun se le partió el corazón pero no podía cambiar nada, el cáncer la estaba matando, por más que luchará no sirviria.
Moonbyul por favor aceptalo esto ya me sobrepasó, ya nos sobrepasó, mejor aceptemolo, yo ya no tengo esperanza, pero por favor déjame amarte hasta que ya no pueda mas, hay que disfrutar estos momentos que tenemos
Yongsun solo espero la respuesta de su esposa pero esta solo se levantó, la beso y la abrazo. Sabía que le dolía igual al que a ella, las dos sufrían por la mala jugada de la vida.
El siguente día era inicio de semana, lunes, le tocaba radioterapia a Yong y por supuesto que Byul la llevo, el resto del día se la pasaron juntas, antes de dormir Yongsun le avanzó a su carta. Byul pidió vacaciones en su trabajo para poder tener más tiempo con su mujer. Los días pasaban y todo parecía normal, iban al doctor, a sus quimioterapias, paseaban, como Sun ya no podía mantenerse de pie, Byul le cocinaba el desayuno y la cena. Mientras ella hacía eso, Sun se encargaba de seguir con su carta. Una vez Moonbyul le preguntó que escribía pero ella le dijo que nada solo cosas sin importancia. Byul no le dio importancia igual porque sabía que Yong tenía tendencia a escribir lo que sentía o pensaba y nunca trató de leer lo que escribía, tenía claro que eso era muy privado para su esposa.
Una noche Yong se sentía muy mal, Byul lo notó, le dijo que fueran al hospital pero Yongsun se negó. Le mintió diciéndole que era normal y que se le pasaría. No muy convencida Byul aceptó y se fueron a la cama a dormir. O al menos Byul estaba dormida. Yongsun la miraba dormir y con lágrimas en los ojos, el dolor que tenía no era normal algo le pasaba a su cuerpo y sabia era una señal de que posiblemente este sea su fin, se negó ir al doctor porque ya no quería alargar más su agonía al seguir luchando con esta enfermedad que cada vez la mataba más, ella ya quería descansar tantas quimios y tratamientos la estaban dejando más que agotada. Los dolores eran cada vez más insoportables y notaba cada vez la desesperación de Moonbyul al darse cuenta que ningún tratamiento diera señales de servir. Quería ya el descanso de las dos.
Cada minuto le faltaba más el aire, con prisa agarró aquella carta que tanto tiempo se tardó en escribir para dejarla en la parte del lado de Moonbyul. Era su hora, lo sabía, el aire era más escaso, sus manos sudaban y su cuerpo temblaban. Volteo a ver a su esposa y la vio por unos instantes, antes de que se cerraran sus ojos, para ya no volverlos abrir.