▬prologue: Legacy

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¿Cuánto más iba a resistir? ¿Cuánto tiempo quedaba hasta que la cuerda se rompa? ¿Cuánto más faltaba para su ya esperada muerte? ¿Cuánto más...? Subía la mira al cielo y contaba las estrellas; una por cada lágrima, una por cada muerte. Su cautiverio era eterno, una tortura constante, muerte tras muerte la mente de Clarissa se desviaba ¿Qué más hacer cuando de un momento para el otro estabas arreglando la conexión a internet de una cafetería a pasar a ser víctima de secuestro? Víctima de una organización terrorista que solamente quería que la joven estudiante de medicina e ingeniera titulada creara para ellos un virus troyano para poder infiltrarse en los sistemas técnicos del gobierno.

¡De todas las personas capacitadas para ese trabajo tenía que ser ella a la que tuvieran que raptar!

Uno, dos, tres, pausa. Ni el más mínimo sonido; cuatro, cinco, seis. Golpeteo metálico; siete, ocho, nueve. Pasos constantes; diez, once, doce. Bisagras rechinando.

— ¿Vas a colaborar niña? — Clarissa se estremeció; su miedo, un nudo constante en la garganta — ¿O te convertirás en un cadáver más? Sabes no me gustaría estropear una cara tan bonita como la tuya niña.

Silencio, miraba baja; signos de sumisión. Pasos a su costado, uno, dos, tres, se detiene a su derecha. Respiración agitada, un jadeo. Un arma en su cien.

— ¡Habla niña o te vuelo los sesos! — Clarissa cerró los ojos aún más, esperando a que un impacto de bala decidiera su destino — ¡Habla!

—Cálmate camarada...la necesitamos con vida — Un suspiro lleno de resignación — SHIELD tiene que caer

¿SHIELD? ¿Qué carajos era eso? — Tráiganme la computadora

Mirada baja, siempre cabeza gacha. Ella no quería abrir los ojos, no quería ver más muerte. Clarissa hizo una mueca, le alzaron la cabeza jalándola del cabello. Una lagrima se deslizo por su mejilla, sus ojos suplicaban clemencia.

El hombre de barba y canas frente a ella la miraba sin ningún sentimiento, absolutamente nada; un cascaron lleno de sangre, lleno de las miradas de sus víctimas. El hombre de mirada vacía acerco a ella una computadora, vieja. Pero ella no dudaba de su alta capacidad.

—Quítenle el collar — El hombre frente a ella le sonrió macabramente — Si intenta algunos de sus trucos... electrifíquenla

Ella recordaba su intento de escape, como trato de hacer uso de sus habilidades telepáticas; pero ella había pasado toda su vida reprimiendo esa parte de ella que cuando intento usarlas se había cansado tanto que no había logrado nada más que llegar a la puerta de una posible salida. Su intento de escape simplemente le había traído golpes y un collarín que reprimía sus habilidades. Ella gimió de dolor cuando el compañero del hombre carente de emociones le retiro el collar.

—Mira preciosa — El hombre frente a ella se inclinó más cerca de ella — Tú nos das pase directo a la información de SHIELD y nosotros no te matamos ¡Una gran trato! ¿No es así Davis?

—Por supuesto señor...

— ¡Excelente! — Exclamo el hombre vacío — ¿Entonces preciosa? ¿Tendremos que matarte hoy...o vivirás para ver a Nick Fury caer?

Clarissa observo la computadora con fijeza, ellos no sabían de tecnología; ella podía ocultar un mensaje de ayuda mientras fingía que ella había fallado al momento de entrar en sus sistemas de almacenamiento de información. Pero tenía que ser muy cuidadosa os sus sueños terminarían por un impacto de bala.

Clarissa asintió frenéticamente mientras lloraba, mostraría lo débil que ella era, mostraría miedo y sumisión por qué haría que ellos se creyeran los dueños del mundo, los haría descuidados y torpes.

— ¡Este día acaba de mejorar Davis! ¡No es fantásticos no matar a esta herramienta tan prometedora! — El hombre carente de emociones se inclinó y le acaricio la mejilla, la joven cerro fuertemente los ojos; no quería ver, ella no quería verlos — ¡Mírame maldita sea!

Clarissa abrió los ojos, su vista era borrosa; pero ella sentía, ella podía ver a las millones de víctimas que cayeron por sus manos. Que se murieron por sus balas.

El hombre frente a ella sonrió — Si haces algo para pedir ayuda me encargare de que tu muerte sea lenta... ¿entendiste?

Clarissa asintió frenéticamente. El hombre sonrió aún más; sellando una promesa. Su posible sentencia de muerte.

—Fantástico... comienza a cavar la tumba de SHIELD preciosa.

[...]

Uno, dos, tres. Pasos apurados; cuatro, cinco, seis. El comienzo de un tiroteo; siete, ocho, nueve. Las bisagras rechinando; diez, once, doce. Su destino había llegado.

— ¡Maldita perra! — El hombre vacío, lleno de ira le apunto con arma — ¡Pediste ayuda, maldita! ¡Lo pagaras caro!

Clarissa jadeo, cerró los ojos por un momento recordó lo feliz que había sido; como un día de verano se había sentado en una banca en el parque para que ella pudiera desayunar pero a su lado estaba un indigente, un anciano de avanzada edad. Quien la miraba disimuladamente; ella había sonreído y partiendo su emparedado en dos le había ofrecido la mitad al anciano quien solamente la miro y agradeció. Ese día había compartido la poca comida que obtenía con aquel indigente.

Clarissa abrió los ojos, ella moriría con la mirada alta; posiblemente muerta de miedo pero no con la mirada baja, jamás mostrando más sumisión.

¡Pum!

Clarissa salto cerrando los ojos lista para recibir la bala que acabaría con su vida. Nada, silencio total; Clarissa abrió lentamente los ojos, frente a ella su captor caía muerto y un hombre de traje azul patriótico la miraba agitado. Clarissa jadeaba.

— ¿Clarissa Fairchild?

La joven asintió; asustada, temblando por el miedo que la consumía.

—Soy Steve Rogers — El hombre frente a ella estaba lleno de bondad; la miro y le sonrió con dulzura — Somos de SHIELD hemos venido a rescatarte — Rogers camino un paso pero se detuvo cuando vio a la joven temblar — Estas a salvo Clarissa... tu mensaje nos llegó.

Clarissa jadeo llena de lágrimas; cubrió su boca con sus manos heladas. Incrédula, la joven de apenas 18 años corrió abrazar al hombre que la había salvado; se aferró a él y lloro en el pecho del desconocido.

—Gracias...gracias, gracias...— Eran apenas susurros roncos; llenos de dolor, repletos de miedo. — Gracias...

Steve Rogers... un soldado que había sido descongelado después de su época; un soldado lleno de principios y quien seguía las reglas se hizo una promesa, le hizo una promesa a la joven que lloraba desconsoladamente en su pecho.

—Estas a salvo — Steve acaricio su cabellera anaranjada — Te protegeremos... te voy a proteger.

Una promesa; el inicio de algo mucho más poderoso que ellos dos.

Una promesa; el inicio de algo mucho más poderoso que ellos dos

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LEGACY ➤ Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora