Octubre 2

21 2 0
                                    

CAPITULO 2

2 años atrás....

Desperté un domingo por la mañana, era demasiado temprano cómo para que la luz del sol aún no llegara por la ventana.
Algo raro, un presentimiento extraño hizo que despertará y no poder conciliar el sueño, escuché un ruido en la cocina así que baje lentamente para ver qué era, creí que alguien había irrumpido en la casa pero no fue así, solo era mi madre sentada en una de las sillas bebiendo café en su taza favorita, con la vista perdía hacia una de las esquinas.
La llamé para ver si podía captar su atención, pero no sirvio, su vista se veía más pérdida, la llame por segunda vez, no notaba mi presencia en ese momento. Si no hasta que me acerque a ella por detrás, la tome por el hombro, salto exaltada de la silla su mirada reflejaba desprecio.
Me preocupaba mi madre, jamás la había visto en ese estado. Antes de que yo pudiera decir algo, ella se marchó quise seguirla pero no me lo permitió, sólo observé cómo se dirigía nuevamente a su habitación.
Algo raro ocurría en ella, algo había cambiado desde la vez que recibió aquella carta.
Me dirigí hacía la habitación de mi hermano para ver si el sabía lo que le ocurría a mi madre.
Entre a su habitación sin previo aviso.
Pero el no se encontraba ahí, es cómo si hubiera desaparecido de un día para otro, no creí necesario decirle a mi madre de esto, ya que el siempre escapaba durante las noches y volvía en el amanecer pero está vez no regreso para ese entonces el sol ya había salido eran las once de la mañana aproximadamente.

Me encontraba en el jardín trasero recostada sobre el césped, se sentía húmedo, reconfortante era cómo si todas mis preocupaciones hubieran desaparecido.
Pensaba en dónde se encontraba mi hermano Adner muchas posibilidades pasaron por mi cabeza, tal vez podría estar fumando un cigarrillo en la esquina de alguna tienda observando los culos de las chicas que pasaban o solamente podría estar caminando sin rumbo por ahí. Justo cuándo estaba pensando en el apareció por la puerta trasera de la casa, maldiciendo mi nombre por los aires

Adner

¡Pero que demonios Elaisa! ¡En qué pensabas! Hacerle eso a nuestra madre, perturbar la de esa manera no pensaste en las consecuencias, tu simplemente actúas sin pensar las cosas, atacas a las personas sin importar cómo se sientan.

Elaisa

Yo no sabía a lo que se refería ¿Perturbar a nuestra madre? Pero en qué momento pasó eso, si solamente hablé con ella durante la mañana de hecho no cruzamos palabras ninguna de las dos, ella ya se veía perturbada en el momento en el que llegue.
No iba a dejar que Aron usará ese tono de voz conmigo si yo no tenía la culpa de ello.
Comencé a discutir con el, el no tenía ningún derecho de estar en ese estado si nunca estaba presente en la casa, yo soy la que siempre apoyaba a nuestra madre, la que siempre estaba en los problemas; en cambio el siempre cuándo ocurría un problema huía.
Antes de poder decir algo más dió la media vuelta y se marchó dejándome con las palabras en la boca.

Todo pasaba muy rápido, me dirija hacia el interior de la casa para buscar a mi madre y poder hablar con ella sobre lo que había ocurrido por la mañana, pero se encontraba dormida en uno de los sofás del salón principal se observaba tan tranquila, tan relajada que no quise despertarla, así que aguarde durante tres largas horas.
Subí a mi habitación a descansar un poco, me sentía realmente cansada me recosté en mi cama y de un momento para otro me encontraba dormida soñe que me encontraba en algún lugar con una gran inmensa niebla a lo lejos se escuchaba un bebé llorando y gritos desgarradores de personas alrededor mío se distinguían sobras que al parecer eran de árboles, árboles realmente grandes que no tenían fin. Este lugar daba un gran parecido al limbo a dónde iban a parar todas las almas de las personas que morían antes de tiempo o que tenían algo pendiente por hacer.
Con forme caminaba la niebla se disipaba cada vez más, me encontré a mi misma con las manos manchadas de sangre, la ropa rasgada y un que otro golpe en el rostro. Señalaba algo de tras mío. Dude por un momento en voltear lo admito fuera un sueño o no tenía miedo. Intenté despertar de aquel sueño que se había convertido en pesadilla pero fue inútil la única manera era voltear y descubrir que era lo que se encontraba y así fue.....

¡Sigue con vida! ¡No puede ser posible! ¡El no! ¡Porque el!

Grito mi nombre con un tono de odio lo único que repetía "Elaisa sufrirás por todo lo que yo sufrí"

Desperté aterrada con gran sudor en el rostro y un par de lágrimas en las mejillas. Fuera pesadilla o no, un gran escalofrío recorrió todo mi cuerpo, recuperé el aliento tome una ducha para borrar todo rastro de sudor.
Tras haber tomado una larga ducha baje a la cocina esperaba encontrarme a mi madre preparando la cena y fue así, preparaba un delicioso estofado cosa que no hacía hace años.
Mi madre nos llamo a la mesa para acompañarla a cenar todos juntos reunidos cómo cualquier  familia feliz.
Hablamos, reíamos hace tiempo que no me sentía de esa manera. Tranquila, una gran serenidad, mi madre se veía realmente feliz, muy alegré, tan amorosa cómo siempre. De lo contrario Adner se veía incómodo no disfrutaba esto tanto cómo yo lo hacía.
El noto que lo observaba, con furia se levantó de la mesa y me lanzó una mirada demasiado profunda de esas ocasiones que las miradas dicen más que mil palabras.

Se llegaba la hora de dormir mi madre y yo subimos a nuestras habitaciones para poder  descansar de un largo  dia.
Mi hermano aguardaba por mi en recargado en el marco de la puerta, esperaba a que yo llegará para poder hablar conmigo

Adner

Elasia o mi pequeña hermana, sabes que yo nunca te lastimaría, daría todo por ti.
Por eso no fue correcto en la manera en que te grite durante está mañana, las formas en que te e tratado estos últimos días. Espero y puedas perdonarme.

Elasia
Claro que perdonaría a mi hermano, el siempre a estado a mi lado se hizo cargo mío cuándo nuestro padre enfermo y murió, el siempre estuvo ahí.
Asentí con la cabeza en forma de aprobación, perdonando lo.
Me miró con esos ojos grandes, sonrió y se marchó.
No pensé que aquella noche sería la última vez que lo vería.

Desperté al día  siguiente con gran dolor de cabeza, el reloj marcaba aproximadamente las 2:00 pm.
Era demasiado el tiempo que dormí.
Ni mi madre ni mi hermano me habían llamado para bajar a desayunar, baje lentamente por las escaleras sin notar la presencia de las personas que estaban en el pórtico de la casa acompañados por mi madre, creí por un momento que eran solamente amigos de la familia, pero ni fue así hasta que observé por la ventana de la cocina un par de  camionetas de patrulla en el jardín y un par de policías recargados en los estribos de dichas camionetas.

Fui acercándome con cautela al pórtico me interesaba saber el porqué estaban ahí.

Mi madre al saber que me encontraba de tras de ella, me miró con ojos de tristeza, toda la felicidad de su rostro había desaparecido.

Me abrazo fuerte me dijo que me amaba mucho y que el motivo por el cuál los policías estaban ahí.
Es porque mi hermano había desaparecido, sin dejar rastro alguno.
Ningún vecino lo vio marcharse

A CiegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora