Eran alrededor de las dos con cincuenta de un martes por la madrugada, dormía con plena serenidad, pero algo fuera de mi habitación se movía de manera inquietante serpenteando sobre las paredes.
Se sentía inquieto y fugaz.
¿Cómo puedo saber si acaso estoy durmiendo?
Puede ser parte de mi imaginación, pensé, pero se sentía muy real para tratarse de un sueño o algún juego mental, aunque dormía
podía sentir y ver a aquel ente, era extraño y poco entendibleAquella extraña criatura carecía de un cuerpo concreto o algún rostro con el que reconocerlo, sin embargo constaba con una capacidad para moverse era impresionante; rápido, sigiloso y sibilante.
Se desplazaba entre las paredes, saltando entre las esquinas,
como si te tratara de algún juego diabólico y aterrador. Como si mi casa fuese el centro de recreación para lo que sea que esté afuera de la habitación.Tuve un presentimiento de que aquel ente no sólo vino a divertirse, sino que tiene otras intenciones macabras. Yo me encontraba en posición horizontal de costado con la espalda hacia la puerta aun durmiendo e incapaz de mover una fibra de mi cuerpo.
Puedo sentir como la presencia se ha detenido y se ha fijado en la puerta de la habitación donde me encuentro dormitando. Parece que se aproxima el fin del cuadrado tormento que invade estas cuatro heladas paredes.
El ente arremete contra la puerta de la habitación y de repente ingresa con un salto sombrío; sólo siento una fuerte punzada en en mi espina; como un puñal hecho de sal que atraviesa mi espalda de manera certera.
¿Acaso es este mi fin?
Se siente frío... Fri...