Tu mirada me hacia sentir muy cómoda, me invitaba a quedarme perdida y seguir leyendo allí todo lo que no podían decir tus labios. Labios que querian ocultar sentimientos, labios que lo querian gritar todo.
Tus manos, delicadas y suaves, con un simple roce me hacían estremecer, manos con ansias de explorar mi cuerpo, y mi cuerpo pidiendo a gritos que me llevaras al cielo.
Tu sonrisa, esa sonrisa me hacía suspirar, me pedía en silencio que la besara y que no parara jamás.
Entre tu alma y la mia hay magia; un lenguaje que nadie más comprende, son almas que están conectadas, almas desnudas que simplemente se aman.
Ahora solo es tristeza lo que habíta en mi, hoy no tengo esa mirada, esos labios, esas manos o esa sonrisa. Solamente me queda el consuelo de saber que tu alma y la mia siempre estarán unidas por el mismo sentimiento de amor y la misma pena del sabor del amor prohibido.