Quizá era porque la habitación estaba oscura. Ya sabes lo que los niños siempre dicen, que hay monstruos en las habitaciones oscuras. En realidad, esto puede no estar tan alejado de la realidad, quizá incluso nosotros seamos uno de estos monstruos.
Cuando desperté no tenía idea de dónde estaba, cómo había llegado allí y por qué no veía nada.
Entonces recordé.
Vivía tal como un niño normal, con mis padres y mis hermanos en una casa bonita en la calle Seinam. Mamá solía hacer pastel de queso, que me encantaba y organizaba fiestas con mis amigos. Mi padre siempre me daba un abrazo al llegar, aunque siempre estaba ocupado, nunca me sentí alejado de él. Sobre mis hermanos, bueno, los dos mayores se la pasaban todo el día en la escuela, o eso decía mamá. Era extraño, ya que jamás los vi estudiar para algo, de hecho, estoy seguro que no tenían ni libros ni cuadernos de ningún tipo.
Sí, recuerdo que yo también lo decía. "Mami, hay algo en mi cuarto. Creo que es un monstruo, ¿puedo dormir contigo?". Ella nunca me dejaba dormir con ella, decía que solo me iba a malcriar.
Había noches, solo algunas noches en las que realmente sentía la presencia de aquel monstruo. No sabía dónde se escondía, ni el por qué me visitaba, pero estaba seguro de que estaba allí. Y entonces, una noche, el monstruo vino por mí.
Dejé de contar los días cuando llegué a ciento cincuenta y nueve, aunque en realidad eso fue hace mucho, mucho tiempo. Ya no me siento un niño, a decir verdad, no tengo idea de cuánto tiempo ha pasado, pero sé que ya no soy un niño.
A veces entra a la habitación una voz femenina, que me dice "¿Qué hay, Gem? Es hora de comer". Tal vez mi memoria esté atrofiada, pero creo saber que "comer" se hace masticando los alimentos con la boca, no clavándote algo que duele en el brazo.
Lo cierto es que tampoco recuerdo mi nombre, aunque algo me dice que no es Gem.
Cada vez es más frecuente despertar sin saber ni recordar nada. A veces me quedo en ese estado durante días, otras veces solo dura un par de segundos.
No puedo decir exactamente cómo me siento, porque hace mucho que perdí la capacidad de diferenciar mis sentimientos. Sin embargo, muchas veces me imagino como aquel monstruo que estaba en mi habitación, que a veces estaba, y a veces no.
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Monstruo
Short StoryEl monstruo que había en mi habitación, probablemente no era tan imaginario.