Amanecer y atardecer.

Me estas olvidando.

Susurro en tus sueños para que no me olvides, tal vez por eso me dices niña.

Niña ayudame ¿Donde estoy? Te digo que esta es la casa a la que perteneces.

Tancho, eres la única de mi sangre que no me hace sentir sola.

Tancho, en mi nombre se encuentra el tuyo y letra por letra es un amor puro.

Me amas como yo te amo.

Y si me hicieras falta, yo tampoco sería.

Si fueras mi madre, yo te cuidaría y no te ignoraria.

Te caiste, fui yo quien te levanto, te quejas de tu rodilla en la madrugada, y soy yo quien te soba.

Me confundes con tu hija, pero esa hija no se para. Te pelean como si fueras un objeto y es injusto.

Yo te amo, y eres delante mío a la que le debo respeto.

Tancho, tu crees en mí por quien soy. Tu no me exiges algo que no soy, si tu te vas mi corazón partirá contigo. Ya he quedado vacía, y si tu te vas... ¿Quien confiara en mi por quien soy?

No te vayas aun, te necesito tal como cuando nací. 

Conoce a mis hijos, y amarlos no te costará, solo aguanta un poquito más.

No te vayas aun, yo te necesito.

No te vayas aun, no me olvides aun, Madre.

Tancho, no me olvides, porque yo no te olvido.

Tancho, vístete de ese hermoso traje rosa, y baila conmigo nuestro Danzón.

No me olvides, Tanchito, que mi corazón se parte.

Vamos a esa casa que tanto me dices, aunque no exista, pero tómame de la mano, tal como lo hacías cuando tenía tres años.

Yo te amo, pero no te olvides del amor que sientes por mi.