Tres comiéndose el mundo.

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Ochako estaba sentada en la banca de un parque disfrutando de un día soleado, pero fresco. Sentía paz y aquello la invitaba a cerrar los ojos mientras se relajaba con los rayos del sol llegando a su redondo rostro.

''Mami...mamá...'' escuchaba que unas voces llamaban. Al primer llamado, no se sintió identificada, pero luego recordó su embarazo e instintivamente acercó una mano al vientre. Pero los vientres no hablan, asi que fijó sus ojos hacia donde provenian las voces. Se levantó y comenzó a correr en dirección hacia el llamado, ya comenzando a angustiarse puesto que no encontraba a nadie y continuaban llamando. Hasta que aparecieron frente a ella, al principio como dos luces que la cegaban, y luego tomaron forma en dos seres pequeños. Un niño y una niña para ser exactos, y con eso Uraraka sabia que se trataba de sus mellizos, con eso y con las características físicas que presentaban, tan propias de ella y Bakugo. Se hincó para hablarles y observarles más de cerca, pero ahí fue cuando todo cambió.

Abrió sus ojos. Todo fue un sueño y ella se encontraba acostada en su oscura habitación de UA. Pretendía ver la hora cuando sintió algo extraño entre sus piernas, como si estuviera levemente mojada. Encendió la luz, se destapó y grande se abrieron sus ojos cuando vio que tenía sangre con ella.

''Oh no'' fue un hilo de voz. Ella no podía tener sangre, estaba embarazada. El resto, fue una mezcla de rapidez y cámara lenta. Ochako llamando a Katsuki, éste llevándola en brazos mientras eran guiados por Aizawa para llevarlos en su auto al hospital más cercano, luego ella entrando a pabellón siendo rodeada por médicos y enfermeras, para que todo se fuera a negro con una mascarilla en su rostro.

Para cuando despertó, creyó estar sola en la blanca habitación, pero luego notó la rubia cabellera cerca de ella.

''Qué bueno que despiertas'' dijo acercándose más para besar su frente y acariciarla, ''maldición, Ochako, nos diste tremendo susto''. Tan típico de Katsuki.

''¿Qué pasó?'', su novio carraspeó para hablar.

''Tuviste síntomas de pérdida...pero fuimos rápidos y los tres siguen bien, juntos...conmigo''. Ochako notó que la mano de Bakugo temblaba ligeramente.

''Soñé con ellos...me alegra saber que no fue un sueño de despedida. Serán un niño y una niña, Katsuki'' quiso calmarlo mediante este relato.

''Ochako...solo sabremos en unas semanas más'', él optó por ser incrédulo.

''Mi amor, tengo hambre...''

''Nuestros padres están aquí'' soltó por fin el chico. Uraraka pensó que sentiría miedo ante estas palabras, pero al parecer el miedo más grande ya había pasado.

''¿Ellos...?''

''Aizawa está hablando con todos ellos. Luego entrare yo a escena''

''No. Que entren. Ambos debemos hacerlo juntos'' Uraraka demostraba su lado firme.

''No puedes recibir estrés ahora. Por favor, mejillas. Déjame a mi manejar esto y luego te uniras''. Ochako ya iba a comenzar a hacer pucheros, ''prometo saciar tu siguiente antojo'' le guiñó un orbe rojizo y esto bastaba para convencer a la madre de sus hijos.

''De acuerdo. Quizás intento dormir''. Bakugo le otorgó un último beso antes de salir a enfrentar lo que fuera que el destino tuviera deparado para él.

Fuera de la habitación, era el caos. Dos madres desmayadas por el impacto de la noticia y dos padres pidiendo explicaciones al maestro. Cuando lo vieron salir, los padres se dirigieron hacia su persona, mientras las madres comenzaban a reaccionar con la ayuda de un par de enfermeras.

Los padres hicieron tantas preguntas que Katsuki pronto las olvidó, aunque quedó con la sensación de que algunas habían sido por completo tontas, del tipo '¿cómo sucedió?', etc.

''Sí, vamos a ser padres...sí, son mellizos...sí, nos vamos a quedar con ambos...sí, intenté engordarla para ocutarlo...sí, se come el mundo literalmente...'' y así había estado Bakugo por casi una hora. Al menos no hubieron golpes de por medio ni amenazas de desheredaciones.

''Lo importante, señores Bakugo y Uraraka, es que dejen sus frustraciones de lado y entren con la mejor disposición a ver a Ochako. Acabamos de pasar por algo delicado, y ya de nada sirve cualquier tipo de reproche'' sentenció Aizawa. En aquel momento, el profesor decidió que se mantendría cercano a la joven pareja con sus bebés, puesto que no tenía seguridad sobre las acciones de los abuelos. Ya con dos desmayos sincronizados era suficiente.

Cuando todos entraron, se encontraron con una Uraraka que no había aguantado su hambre y llamó a una enfermera para adelantar su hora de comida. Ahí tenía frente a ella dos bandejas, puesto que se excusó en que era una comida por bebé. Casi que pidió una tercera, pero supo que el descaro sería mucho y evidente.

La comida la ponía feliz, por lo que los recibió a todos con su mejor sonrisa. Katsuki fue rápido a tomar su lugar junto a ella. Aprovechó de picotear una que otra migaja, ya que tanto drama le abrió el apetito.

''Mi niña hermosa, ¿cómo estás?'' habló su madre.

''Has sido muy valiente, Ochako'' se sumó la suegra.

''Estoy bien, y ya me dijeron que no debía estresarme, por lo que podremos conversar todo cuando me den el alta'' fue una jugada astuta de su parte.

''En el fondo, me alegra saber que seré abuelo...ya empezaré a crear atuendos únicos para ellos'' comentaba emocionado Masaru haciendo referencia a su profesión.

''Y abuelos jóvenes...'' agregaba el señor Uraraka, recibiendo un codazo de su esposa, ''por lo que tendremos más energía para jugar con ellos''. Arreglado.

Comenzaban a superar etapas. La siguiente sería las reacciones de sus compañeros...y la escuela completa. ¿Algo más? Ah sí, la vida ya les respondería. 

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