Capítulo 1

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Estaba rodeado de oscuridad, no podía ver nada. Movía mi cabeza a todas partes con desespero, intentando encontrar algo que pudiera iluminar el lugar: Una linterna, una vela, algo. Por desgracia, no pude encontrar nada. Intenté levantarme pero, algo me lo impedía: mis brazos y piernas estaban atrapados. Intenté forcejear, fue inútil. Por el sonido que produjo, aparentemente se trataban cadenas.

—Mierda. —murmuré mientras pensaba en cómo liberarme— ¿Y ahora cómo demonios salgo de esta?

—¡Hey! —escuché una voz aguda un tanto familiar—¡No seas grosero!

—¿Flowey? —suspiré sintiendo un gran alivio al saber que no estaba solo—Al diablo tus regaños, ¿se puede saber en dónde estamos?

—No tengo ni la más mínima idea. —contestó la flor—Aun así, deberías moderar tu lenguaje.

—¡Al carajo eso! —intenté levantarme otra vez pero, con más fuerza aún.

—¡Lenguaje! —Me sermoneo—De todas formas, dudo que puedas pararte.

—Esa negatividad no me ayuda. —dejé de intentar y caí al suelo—Estoy agotado.

—¿Recuerdas algo de cómo llegamos aquí?

—La vedad no.

—Yo tampoco.

Analicé la situación para encontrar una solución. Al cabo un rato, me dí cuenta de algo: No podía ver nada. Lo primero que debía hacer, era encontrar algo que iluminara. Pronto recordé que en mi mochila había guardado dos pares de velas y una caja de fósforos, no iluminaría mucho pero, era mejor que estar a oscuras.

—Flowey. —susurré llamando a la flor—Estás adentro de mi mochila, ¿no?

—Sí. —Afirmó él—¿Por qué preguntas?

—Hay fósforos y velas allí adentro, saca una vela y enciéndela.

La flor se escabulló en la mochila y empezó a buscar. Pasado un par de segundos, sacó la caja de fósforos y la vela, no lo pensó dos veces y la encendió. La habitación estaba llena de máquinas de tortura y uno que otro juguete sexual. El espacio en donde nos encontrábamos era pequeño, por lo cual la luz de la vela fue más que suficiente.

—Bien, estamos en un lugar lleno de horribles máquinas junto con unos cuantos «Juguetes» que me dan mala espina... —pensé en voz alta—Estaremos bien.

—No estoy de acuerdo. —me contradijo el de pétalos dorados.

—Iba a decir que estaremos bien jodidos pero, no dejas de censurarme.

—¡Lenguaje! —Reclamó una vez más—sólo intento hacerte más educado pero, al parecer eres incorregible.

—Como digas, «mami flor» —me burlé.

—Silencio. —Susurró.

—Que delicada, no aguantas nada.

—¡Silencio! —me calló colocando su hoja en mi boca—Escucho pasos.

De pronto se abrió la puerta: alguien entró y tocó el interruptor para encender la luz. Flowey al instante se escondió adentro en la mochila.

—Hey kid. —Saludó un extraño de apariencia esquelética.

Él tenía marcas rojas debajo de sus ojos, con aspecto de ojeras; unos filosos dientes blancos, excepto uno, que aparentaba ser dorado. Su vestimenta consistía en una camisa roja y un suéter negro con detalles amarillentos en el mismo, también llevaba un short del mismo color. En los pies tenía un par de tenis de color rojo pálido, estaban desgastados. Su expresión daba miedo: Me veía con una mirada pícara y a la vez amenazante.

Eres mio y punto (Fell!SansxTú)Where stories live. Discover now