DECISIONES.

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Malfoy.

Me tomó toda la mañana aprender a invocar neblina. Al llegar la tarde solo obtuve un poco de cumulo de ésta color grisáceo. Pero ¿cómo concentrarse sabiendo que podría verla de nuevo? Me parece extraño esta sensación de querer sonreír sin ningún motivo. De nervios, de ¿gozo? La idea de que ella no regrese me cubría como baño de agua helada.

Mentir pretendiendo que ella no volvió al siguiente día, sería como decir que yo no lo hice tampoco, pero no fue así. ¿y con qué cara vernos de nuevo? ¿Cuál sería razón suficiente para estar ahí? bueno, yo no tenía ya nada que perder. ¿pero Granger? ¿por qué volvería? De todas formas, con razón o sin ella, regresó.

Misma hora, mismo lugar. Volví y me dispuse a esperar. Cada minuto se volvía eterno. Un extraño tic picaba mi ojo izquierdo. La tortura de la espera por alguien por quien te mueres de ver, es una pena letal. Pero mantuve mi postura, mintiéndome a mí mismo que se mantendría firme hasta que todo esto acabe. Pero, ¿a quién quería mentir? Me temblaban las piernas.

En el momento en que creí que todo era una estupidez, escuché algo. Me quedé cerca del contenedor donde ella lloraba anoche. Con una mano en el bolsillo y la varita lista. Su aroma llegó primero que su imagen. Lucía hermosa. Tanto que cualquier rey pondría un imperio a sus pies.

"es imposible" me dije a mi mismo.

Ella no ha cambiado nada. Sigue siendo Granger. Pero por alguna razón, desde ayer, ella había cambiado totalmente para mí. Jamás me han gustado las pecas de las personas. Hacen lucir tonto a cualquiera. Pero sobre su nariz, lucen como una hermosa constelación de estrellas cafés.

No tiene nada de especial. Nadie podría notarla entre una multitud. Sin embargo, yo podría diferenciarla entre un millón de constelaciones. Su cabello desmarañado de ayer estaba bien ordenado en un elaborado moño. ¿se habrá puesto así de linda para venir? ¿para verme a mí?

Una parte de mi se preguntaba ¿Qué carajos estaba pasando conmigo? ¿Cómo había bajado todas mis barreras? El orgullo y los prejuicios parecían cosas tan banales y frágiles. ¿Ella aparecía con su aura celestial y ya? ¿tan pronto me venía abajo? ¡al demonio eso! ella estaba de vuelta. Contra todo pronóstico.

Tenerla de frente de nuevo, sin la vulnerabilidad del llanto, me hacía sentir descolocado. Como si tuviera que dar alguna explicación de mis actos. En todo caso, ella también es igual de culpable que yo de un delito que podría jurar con mi vida, volvería a cometer mil veces más.

Ninguno dice nada. No hace falta. Si estoy aquí es por algo, lo mismo que ella. no creo que acostumbre arrinconarse cerca de la basura solo porque sí. Anoche venia huyendo de Weasley. Hoy viene buscando a alguien más. A mí. Y aquí me tiene. Totalmente inservible, a su completa disposición.

Da pequeños pasos hacia mí. Como midiendo el terreno. Como si esperara que en cualquier momento pudíera atacarla. Casi se petrifica cuando me ve sacar la varita. Sus ojos van de mis manos a mis ojos. Creo que ella quiere sacar la suya. Con un leve gesto con la otra mano le digo que se calme, no voy a hacerle nada.

Un movimiento rápido y el conjuro.

—cumulus—apenas susurré.

De la punta de mi varita, emergió lo que pobremente podría llamar niebla. Nos cubrió alrededor por unos cuantos metros. Creo que ella estaba aguantando la respiración en caso que yo quisiera asfixiarla. Cuando se dio cuenta que no había peligro se relajó un poco.

No quería acercarme yo. Posiblemente se asustaría. Así que se lo dejé a ella. Terminó la distancia que nos separaba y se quedó quieta. Mirándome. Analizando mis gestos. Asimilando si estoy jugando o no. Tomé la poca valentía que me quedaba para dar el siguiente paso. Para sujetarla del rostro y traerla hacia mí.

Escrito Con Magia {Harry Potter Y Tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora