Te haré de acero
hasta volverte inquebrantable;
voy a extraer de tus entrañas
los amores caducados
y los nombres que tatué
por creerme enamorada.
Te haré de acero
hasta volverte invulnerable;
voy a depurar de cada fibra
lo que te hace daño.
Te haré fuerte,
tanto que...
si por accidente
mis labios lo pronuncian,
tú no corras presuroso
y mi calma sea inalterable.
Te he de armar de valor
sin necesidad de embriagarme,
ni recurrir
a fugarme en otros brazos;
te haré de acero, corazón,
con el fuego de mi alma
y sin tener que reiniciarte.