Vértigo

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Hola, no me conoces, lo sé. Eso no importa ahora. Solo quiero que leas lo que te estoy escribiendo, no pienses en lo que ocurrirá después. Ah, y gracias.

Estoy cansada de tantas historias tristes sin sentido. ¿Por qué simplemente no puedo ascender a la cumbre y quedarme allí? Miedo a las alturas. Miedo a caer desde tan alto y estar demasiado destrozada para volver a subir.

Las lágrimas solo sirven para hacerme sentir más estúpida, como si me dijeran: "Oh, mírate, ya estás otra vez igual. Llorando por cosas que ni tu misma entiendes, por algo que te importa demasiado. ¿Por qué simplemente no lo dejas ya? Es insoportable. Eres insoportable. ¿Quién quiere estar al lado de alguien tan débil? Nadie. Ni siquiera tú. Hasta las lágrimas huyen de ti".

Es en ese momento en el que piensas el porqué de demasiadas cosas que nunca comprenderás.

De pequeña el mundo te lo pintaban lleno de colores, pero parece ser que la paleta se ha reducido a una simple escala de grises. Pareció que todo no era tan perfecto, ¿verdad? ¿Qué se siente al golpearse de bruces con la realidad? Duele, lo sé. Todos lo sabemos.

Oyes risas estridentes de personas que ni conoces. Levántate. Ve al baño intentando que nadie vea tus lágrimas y enciérrate allí. Nadie te encontrará y, aunque te oigan, no se preocuparán por ti. La empatía no parece existir para ellos, creen ser el Sol de un Sistema Solar que nunca giró para ellos.

Somos marionetas de la vida. Atadas a ella con frágiles hilos que significan la diferencia entre la vida y la muerte. Recuerdo que un día alguien me dijo que solo los pájaros eran libres. Mentira. Nadie lo es.

Tuviste mala suerte y te tocó ser el juguete que ningún niño quería o del que se cansaban demasiado pronto. ¿Por qué nadie se interesó en conocerte? Tal vez estaban demasiado ocupados intentando saber quiénes eran ellos mismos.

Pregúntate, por favor, ¿quién eres? Vamos, hazlo, responde. Nada. No lo sabes, ni yo misma lo sé. Y, aunque todos ellos parezcan conocer las respuestas a todas las preguntas, no tienen ni idea. También están perdidos, como tú, como yo. Este mundo no se hizo con el objetivo de que todo fuera fácil, así que debemos aprender, amoldarnos a él. Somos extraños en territorio de nadie.

Ahora preguntarás quién soy. Solo puedo decirte que soy una chica que lloraba en el baño de al lado. Sí, te oí. Sentí tu dolor a través de la delgada pared que nos separaba, hasta parecía paladear el sabor salado de tus lágrimas. Lo que antes te dije de que nadie tenía empatía era mentira, lo siento, no se me da bien mentir. No se me dan bien muchas cosas, ni siquiera animar a las personas. No sé ni cómo terminar esto.

No te asustes, solo lee y piensa de nuevo, ¿quién eres? No dejes que te conozcan por la chica que escondía sus lágrimas y huía al baño a derramar su dolor. Por favor, no lo hagas. No dejes que ese tipo de cosas te definan. Todos lloramos, pero debes saber que también podemos sonreír. Deberías probarlo.

Sé que no soy la más indicada para escribirte esto y ni siquiera sé si tendré el valor de hacerte llegar mis palabras. Estoy escondida en el baño y oigo tus sollozos al otro lado de esta delgada pared. No sé qué hacer aparte de escribirte, pero por favor, deja de llorar.

No tengas miedo a las alturas, haz como si el vértigo no existiera. Te ayudaré a subir. Lo haremos juntas. Confía en mí.

Ni siquiera los pájaros son libres, viven atados al mundo igual que nosotros. La diferencia es que ellos pueden volar, mientras que nosotros solo nos limitamos a observarlos e imaginar que algún día podremos hacer lo mismo. Pero cuando ese día llegue, nos sentiremos presos de nuestra propia libertad y nadie se atreverá a alzar el vuelo.


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