CAPITULO 18

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Sin discutir nada más, Juan colocó el cuerpo de su lujurioso novio deslizándose en su interior, el placer se multiplicó no solo por sentir por completo el interior ardiente del omega. La postura le dejaba llegar más profundo, golpeaba su interior, se sentía más duro y excitado que pocos minutos antes.

El omega se retorcía bajo su cuerpo gimiendo de placer. Jadeaba con fuerza intentado respirar, muriendo de placer con el ataque que recibía en sus entrañas.

—Ahhh alfa, eres mi alfa.

—Sí, amor, soy tu alfa.

—Yo soy tu omega...ahhhhhh...siiiiiii...así máaassss.

—Claro que eres mi omega. Mira cómo te hago correrte.

Le agarró las caderas con fuerza incrementando la penetración, más gritos salían del omega. No podía parar de aporrearlo, bajó la mano para acariciar su pequeño pene cuando su manó se ensució con la pastosa esencia de este. El pequeño cuerpo se estremecía por el placer del orgasmo.

Le alzó pegando su cuerpo, sentía la sudada espalda del omega, pegada a su pecho. Oliver sentía el golpeteo del corazón fuerte y retumbante en su espalda. Giró la cabeza para mirar los ojos de su novio llenándose de fuerza y determinación.

—Alfa, por favor. Ya estoy preparado para llevar tu marca.

Juan se quedó parado, le miró con asombro, le abrazó con más fuerza mientras unas lágrimas de felicidad bañaban su rostro.

—¿Lo dices en serio?

—Sí, te hice esperar mucho, pero ya estoy preparado. Muerde. Estoy preparado.

Giro la cabeza y la ladeó dejando espacio para que el alfa le clavara sus dientes. Juan volviendo en sí, comenzó a moverse embistiendo al extasiado omega, su lengua lamía la zona donde iba a morderle, preparando la zona para que le doliera lo menos posible.

Su corazón iba a estallar de felicidad, no se esperaba que fuera esto lo que había estado rondando la cabeza del omega. Sabía que era un gran paso. La marca le hacía completamente suyo. No podría alejarse de su alfa porque podía enfermar hasta casi morir. Haría que fuera totalmente suyo. La conexión que ya tenían por ese lazo de ser el "destinado" se agudizaría tras la marca.

Ya sintiendo al omega próximo a un nuevo orgasmo le clavó los dientes. Los dos gritaron, Oliver temblaba entre sus brazos. Un fuerte orgasmo como nunca habían sentido, largo fuerte y profundo les recorrió por completo el cuerpo. Mientras clavaba sus dientes no dejaba de correrse en el interior del omega, este cansado y aún en el éxtasis más profundo se dejó caer apoyándose en Juan que le sostenía con sus brazos.

Comenzó a limpiar la herida del omega, limpiaba la sangre con la lengua, seguía duro y profundo enclavado en la profundidad del omega. Cuando fueron anudados por la marca se sintieron abrumados. Era como si un canal invisible se abriera entre ellos, sentían lo que el otro sentía.

A partir de este momento ya no habría secretos entre ellos, sabrían lo que el otro sentía, deseaba, necesitaba. Juan percibió todo el amor que Oliver sentía por él, aunque no dijera nada. Era consciente de su felicidad y placer.

—Alfa...es increíble.

—Sí omega, nunca había sentido nada así.

Poco después volvió a llenar al pequeño para poco después salir de él y tirarse a la alfombra, cogió entre sus brazos a Oliver y le acostó sobre su cuerpo, dejaba caer pequeños y dulces besos.

—Te amo. Te amo tanto. Gracias, juro que nunca te arrepentirás de que sea tu alfa.

—No lo hago. Ni me lo cuestiono. Soy feliz contigo.

No deseo amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora