Draco Malfoy no la había tenido fácil luego de salir impune de Azkaban. Astoria Greengrass lo había ayudado en todo el trayecto y él la había ayudado a ella, después de todo, eran muy amigos en Hogwarts aunque no se mostraran ante todos, incluso sus madres eran amigas; por lo que habían considerado la opción de casarlos. Luego de la guerra, y con la muerte de la matriarca Greengrass, Narcissa decidió que su hijo decidiera su propio destino; y una cosa llevó a la otra, dejando a una Astoria esperando al hijo de Draco. No se casaron, pero siguieron siendo amigos; cambiaron casi todos los galeones que tenían en sus bóvedas a libras y se mudaron al Londres muggle, nadie iba a despreciar a su hijo si ambos podían impedirlo. Pero todo se rompió en pedazos con la muerte de Astoria, ella falleció dando a luz a Scorpius, el hijo de ambos; ahora era un hombre solo, sin ningún apoyo, con un recién nacido. Malfoy había mirado a su único hijo y este le había sonreído inmediatamente, Draco juró en ese momento, que sería el mejor padre posible y si su hijo era mago, no iría a Hogwarts; iría a Beauxbottoms, como Astoria había querido. Así, Draco dedicó los primeros tres años de la vida del niño, enteramente a este y el estudio de una carrera muggle. Una vez que Scorpius empezó a asistir al jardín, el rubio consiguió un empleo como médico muggle especializado en todas las áreas. Si, en todas, pero era más requerido en pediatría. Después de todo, el horario le permitía llevar al trabajo y recoger a Scorpius; a Draco no le agradaban las niñeras para nada. De ese modo, comenzaron una rutina…
El rubio se encontraba durmiendo plácidamente cuando una potente luz le hizo fruncir el sueño, tapándose los ojos con la sabana.
-Paapáa, arriba- Dijo una vocecita exasperada que Malfoy conocía en demasía, el cabroncito de su hijo había abierto las cortinas; no es que no lo quisiera, lo amaba, pero eran las ocho de la mañana.
-…Scorp, es sábado; no estamos llegando tarde a ningún lado…- Replicó Draco, pero el niño de cinco años parecía no comprender las valiosas horas de sueño de un doctor y se tiró arriba de su padre.
-¡Vamos! Prometiste que iríamos a la plaza- El rubio abrió los ojos, encontrándose el iris plata tan parecido al suyo.
-Está bien, nos cambiamos, comemos algo y vamos- Su réplica salto de alegría y empezó a chillar todo lo que podrían hacer mientras iba hacia el comedor. Draco terminó de cambiarse y fue con su hijo, que ahora parloteaba sobre su escuela.
-Y el profesor nos dijo que podíamos hacer un collage la próxima vez, con macarrones, lana, brillantina…- La lista seguía.
-Scorpius, límpiate la cara que tienes mermelada por todos lados- Dijo amablemente, y le tendió la servilleta. El otro le hizo caso, pero nunca dejo de hablar.
-Pa, ¿por qué nunca sales con nadie?- Lo dijo tan naturalmente que Draco no pudo hacer más que hacer que el café bajase por su garganta con gran dificultad para no escupirlo.
-¿Qué hay con esas preguntas, Scorpius?- Preguntó, todavía sorprendido.
-Es que Marie preguntó en clase si el que traía al profesor con esa mirada tan enojada todos los días era con la persona con el que él salía. Él parecía raro al principio, creo que se asustó- Le susurró como si fuera un secreto pero luego esbozó una sonrisita -Y después sonrió y dijo que sí, que salía con él- Relató el rubio menor -¿Sabías que dos hombres y dos mujeres pueden salir juntos? El profesor nos explicó que si se querían entonces no importaba, ¿por eso no salís?- Scorpius permanecía muy atentó, se notaba mucho más serio que antes. A Draco le sorprendió que, de hecho, su hijo y todos sus compañeros se tomaran tan bien la noticia de que dos personas del mismo sexo pudieran estar juntas.
-Sí, si lo sabía. Y no, Scorp, yo no salgo porque…no me gusta salir mucho- La verdad, no salía porque, las pocas veces que lo había hecho, se había cruzado miradas feroces de advertencia por parte de algunos magos y brujas; había descubierto que la mayoría salía al Londres muggle a divertirse y él no saldría a divertirse con magos fuera. Pero lo que le picaba más la curiosidad era ese tal profesor, Malfoy había visto a Arianna, quien recibía a los chicos en la puerta, aunque nunca le habían llamado la atención las maestras o profesoras; hasta ahora. Pero antes de que pudiera preguntar el nombre del profesor, Scorpius se levantó apresurado de su silla.

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Daddy, Harry Lies
FanfictionDraco a seguido con su vida, y si bien no se ha casado, si tiene un hijo. El problema viene cuando le llaman desde el jardín, diciendo que Scorpius esta llorando y pidiendo su atención. "-Sabes que puedes contarme cualquier cosa, ¿no, Scorp?-" "-Har...