Capítulo 10 - El alumno es el reflejo de su maestro

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A primera hora por la mañana ambos se despertaron... y como era de esperarse, Darien brincó la maldita almohada para aferrarse al torso de William. Un puñetazo fue su despertador, además de una patada que lo arrojó al suelo. A pesar de eso, Darien se mostró sonriente. Y no tardaron demasiado en bajar a desayunar.

—Oxford...

—¿Ah?

—El maestro Gelida tenía una casa a orillas de Oxford, apartada de la ciudad... sí vamos ahí probablemente encontremos respuestas

—No creo que esa sea una buena opción, maestro... quiero decir, esa casa ha estado desolada desde hace mucho tiempo, ni siquiera sabría decirle si el maestro Gelida vendió esa propiedad

—No lo haría, ese fue nuestro hogar por muchos años, además... el teatro Sheldonian queda muy cerca

—No comprendo cuál es el punto, maestro

—Ese teatro vio nacer al maestro Gelida como cantante de ópera, fue su segundo hogar después de mudarse de Italia y fue el sitio donde me mostró por primera vez el arte de los instrumentos de aire —de pronto una sonrisa nostálgica se dibujó en su rostro. Aquellos ojos azules, a pesar de no ser los mismos del pasado, seguían brillando fervientemente. —ahí mismo... instruyó a sus primeros alumnos en cuanto a canto, ¡Oh! Qué glorioso es recordarlo... —al ver cómo Darien lo miraba atentamente, carraspeó. —como decía, esa casa es muy sagrada, no a cualquiera le permitía la entrada y tiene varias habitaciones ocultas... puede que ahí esté Catarsis y junto a ella-

—¿Sus partituras?

William asintió.

—Además, tenemos que estudiar meticulosamente la relación que tenía este chico con el maestro Gelida... sí era alguien muy cercano como para hurtar las partituras, o... un simple alumno. Sé que el abuelo dijo que elogiaba mucho al maestro Gelida... sin embargo, no puedo fiarme del todo, ¿Qué tal si era obsesión? Si algo tengo que reconocer, es que este chico era muy inteligente como para reparar mi sonata por su cuenta, pero no tanto como para haber dado su alma por la mía, pff ¿en qué diablos estaba pensando?

—Bueno... —Darien se encogió de hombros. —O estaba obsesionado o alguien le enseñó

—¿Quién?

—¿Qué tal... um... —lo pensó detenidamente, sabía que cierto nombre le causaría fastidio. —Anton Bach?

William bufó, bastante disgustado. 

—¡Esa es una broma de mal gusto! ¡Has arruinado mi desayuno!

—¿Qué tiene? él era bastante bueno y, aunque le cueste reconocerlo, lo suficiente como para tener atenciones de Gelida. Además, no me extrañaría, su tolerancia respecto a usted era casi nula, incluso antes de volverse un violinista espectral

—Era un envidioso, pero tenía severo respeto a Gelida, a mi podría maldecirme cuánto quisiera pero no veo con que fin habría de instruir a un chico con sed de venganza y qué relación habría de tener en todo esto

—Mmm... no lo sé, tiene sentido si lo ponemos así

—Hablando de él, ¿dónde carajos está?

—Francamente no lo sé, al igual que todos, se alejó de todo aquello que tuviera relación con usted, incluyéndome a mi y al maestro Gelida. Incluso si quisiéramos preguntarle cosas, es probable que no tenga idea y tampoco quiera hablar

—Tienes razón, ese idiota solo se metía en sus asuntos...

—Volviendo al tema, pensemos en descartar la idea de que alguien lo instruyó, si es obsesión, usted debería saberlo, maestro... sus sonatas siempre fueron escritas por un motivo y emoción en específico... además, tienen historia

Sonata espectral de un alma solitaria. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora