Rudy se despertó sintiendo los labios de su marido acariciando su piel. Abrió los ojos para encontrarse con la gran sonrisa de Juanjo. Sintió su corazón golpear con fuerza en su pecho mientras le abrazaba con fuerza.
—Amo tu sonrisa. Me gusta verte con esta mirada y así de feliz.
—Me verías más feliz si me dieras placer.
—Alcánzame el lubricante, espero que estés preparado. Vamos a romper la cama.
Juanjo se reía mientras su boca descendía hasta capturar con sus labios la enorme dureza con la que se despertó el alfa. Gimió cuando sintió la lengua saboreando el glande. Agarró la cabeza de Juanjo mientras este seguía trabajando para darle placer a su esposo.
No pudo seguir mucho tiempo más cuando el ardiente Rudy lo arrojó sobre la cama para sentirse asaltado por sus labios y manos. Acariciado y besado por todo su cuerpo mientras unos largos e inquisidores dedos le aflojaban su estrecho canal.
—Entra ya amor, no puedo esperar.
—Solo un poco más, no quiero hacerte daño.
—Llevo esperándote meses.
Rudy le besó mientras usaba algo más de lubricante, para colarse en el ardiente y desesperado interior del impaciente Juanjo. Cuando se sintió lleno de la gran dureza, se aferró con fuerza a Rudy gimiendo de placer.
Los cuerpos en un estrecho abrazo se movían el uno contra el otro. La cama chirriaba bajo los embistes que el fogoso alfa realizaba en sus duros empujones, aporreando el punto de placer de un beta descontrolado, quemándose en la intensidad de las caricias que recibía.
—Alfa, mi alfa, te amo.
—Lo sé, te gusta, abre más las piernas, agárrate con fuerza.
Rudy cambió la postura de los dos, haciendo que Juanjo quedara sobre él, verle gemir y bailar mientras se dejaba embestir, era un placer para sus ojos. El beta era terriblemente sexy, se sentía morir de amor viendo como se estremecía con la llegada del éxtasis mientras le proclamaba su amor.
Pasaron varias horas enredados el uno en el otro, satisfaciéndose y buscando el complacer y complacerse. Parecían no llegar a sentirse colmados del todo, Juanjo se había sentido abandonado y muy solo, viendo como su marido le llenaba una y otra vez le iba quitando esa desolación en la que había estado sumergido. Por otra parte, Rudy parecía querer alejar de Juanjo toda su tristeza a base de orgasmos.
Verle sudando, jadeando, completamente lleno de pasión, dejándose penetrar una y otra vez, le daba serenidad. No se había dado cuenta de lo que extrañaba estar enterrado y completamente unido al cuerpo del beta.
El tiempo pasó rápidamente sin que se dieran cuenta, agotados y sedientos se arrastraron fuera de la cama, se sentían empegostados, sudados y sucios, pero fueron primero a la cocina por agua. Mientras bebían se dieron cuenta de que eran las cuatro de la tarde, normal que se sintieran tan hambrientos y agotados.
—Juanjo voy a pedir comida, vete bañándote que ahora voy.
—No, mejor te espero. Me duele todo, vas a tener que llevarme.
—¿De verdad estás tan dolorido? ¿No voy a poder disfrutar más de ese cuerpo tan ardiente?
—Bueno, supongo que tras descansar un poco...
—Ya veo, lo que quieres es que te mime y te consienta, no estás tan mal realmente.
—Sí, creo que es eso.
El alfa le cogió en brazos y le cargó hasta la cama donde lo dejo caer para tirarse sobre él y bajar su boca que comenzó a chupar sus rosados pezones, su mano comenzó a acariciar su piel y mientras el beta se estremecía le fue dejando algunas mordidas por el cuello.
—Ahhhhh...estás loco...ummmmmmm...vamos a almorzar...tengo hambre.
—Yo también...de ti. Pides mimos y te los doy.
—Pero estamos sucios y cansados.
—Amor, abre las piernas, recibe mis mimos.
—¡¡¡¡Otra vez!!!!, llevamos horas. No puedo.
—Me encendiste, con esos morritos y ojitos, suplicando.
Sin más preámbulos el beta fue de nuevo profanado por el duro e insaciable miembro de su esposo. Este se movía y empujaba en su interior mientras su boca le hacía más marcas. Juanjo agotado solo gemía y se dejaba amar por su ardiente hombre.
Parecía casi como si estuviera en celo, una y otra vez le hacía llegar al éxtasis y aun cuando el alfa también lo hacía, continuaba duro moviéndose en su interior, parecía que no tenía fin. Juanjo no podía recordar todas las posturas que le había pedido el alfa asumir para colarse en su interior. Solo sentía el ardor y la pasión que derramaba Rudy sin parar.
—Cariño, vamos córrete por última vez, y te dejo descansar. Venga amor dame placer, gime y disfruta.
—Rudy, ya no puedo, estoy agotado. Tannnn duro...acaba...
El alfa le embistió mientras su lengua capturaba la del beta, le abrazó y acarició hasta que sintió como Juanjo llegaba a otro orgasmo y ya por fin el terminó de correrse, los espasmos de placer les hacían sacudirse mientras Rudy abrazaba a Juanjo y hacía la cucharita con su miembro aún duro en su interior. Juanjo agotado se quedó dormido.
Cuando despertó ya había oscurecido. La cama tenía sábanas limpias y el mismo estaba bañado y le había puesto un pijama, se movió sintiendo dolor. No tanto como cuando pasaba el celo con Rudy, pero era mucho para los días normales. Fue a llamar al alfa, pero ni voz tenía de todo lo que le había hecho rogar y gemir el sádico de su marido.
Aliviado le vio entrar con una bandeja llena de comida y una botella de zumo, las tripas comenzaron a sonar de lo más ruidosas mientras el alfa sonreía, era esa sonrisa orgullosa y satisfecha de sentirse el mejor follador del mundo.
—No sonrías así, estoy hecho polvo.
—Lo siento, pero no puedo evitarlo. Tengo al mejor hombre del mundo en mi cama.
—Eso lo dices tú. Anda dame de comer y ahora sí que necesitaré tus mimos y cuidados. Me has destrozado el culo.
—Venga, también disfrutaste.
—Seguro, estoy afónico de lo que me hiciste gritar. La próxima vez mejor mátate a pajas, conmigo no cuentes.
—Eso lo dices ahora, pero seguro que el domingo cuando estés mejor ya te tengo sobre mí.
Juanjo no estaba para mucha broma y tras echarle una mala mirada comió todo lo que había en la bandeja. El resto del fin de semana el alfa se lo pasó mimando y cuidando al beta, este poco a poco fue sintiéndose mejor y dejando de estar tan furioso con el abusivo y descontrolado alfa.
—De veras no quería exagerar tanto. Pero una vez que empecé no podía parar, quería estar en ti todo lo posible, darte todo el placer que no te he dado en estos meses y estaba tan excitado que no medí lo que podías aguantar.
—Los excesos solo te los permito con el celo y por lo doloroso que es para ti. Pero entiendo el sentimiento de no poder parar, porque si yo no hubiera estado tan dolorido, tampoco te hubiera pedido que pararas.
Continúa>>>
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No deseo amarte
FantasiFINALIZADO Historia OMEGAVERS. Va sobre el universo de alfas, betas y omegas. Si no sabes nada de esto, antes de leer busca algo de información internet te dirá todo lo que necesitas saber sobre esta temática. Para Oliver el descubrir que es un omeg...