I Just Love You. PJM

Capítulo 2.

El sábado pasó entre apuros, tuve que limpiar el apartamento e ir de compras, estaba quedándome sin alimentos.
Sonó el timbre a eso de las tres de la tarde, sonreí y fui apresurada a abrir la puerta.
Esta vez, vestía ropa deportiva y tenía listos mis tennis dorados, sabía que él vendría.
Su hermosa sonrisa me recibió en medio de aquel atuendo deportivo azul, lentes negros y gorro negro, ese hombre creía que se podía camuflar un poco de aquella forma, lo que no sabía era que siempre resaltaba.

-¿Estás lista?- asentí, tomé mi mochila y comencé a seguirle.

-Sabes... - dije tomando un poco del helado que Jimin había comprado para mí -Eres una gran compañía Jimin- el chico sonrió en medio de la lamida que le dió a su helado de chocolate, estábamos en un parque alejado de Seúl, había un estanque y Jimin y yo habíamos tomado asiento sobre una manta que él cargaba dentro de su mochila, junto con dos cajas pequeñas de helado.
Tomamos un autobús que iba vacío, y estuvimos en él por dos horas.

-Ciertamente lo soy, ¿Verdad?- dijo haciendo una mueca, entonces le empujé con mi hombro.

-A tu novia debe encantarle estar contigo- dije dejando que el viento volara mi pelo ondulado.

-Seguramente lo haría... Si tuviera una.

Le miré sorprendida -¿Políticas de la empresa?- él sonrió tristemente -En parte sí, en parte no... Podemos tener relaciones, pero, bueno... Ella no soportó esconderse tanto tiempo- se quitó los lentes y miró hacia aquel estanque -Supongo que yo no valía tanto esfuerzo- metió su cuchara dentro de la caja para tomar más de su helado.

Medité sus palabras -Es una pena...- dije mirándole y él hizo lo mismo.

-¿Esconderse?- preguntó para luego beber un poco de agua.

Sonreí y negué con la cabeza -Que se haya perdido de un novio como tú.
Por primera vez desde que le conocía se había sonrojado.

-¿Te dejé sin palabras?- dije tomando un barquillo y mordiéndolo.

-Algo sí...

Sonreí y le ofrecí un barquillo a él.
Él lo tomó y sonrió, esa sonrisa estaba embaucándome en un viaje sin retorno.
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-¿Qué harás en navidad? - el chico tiró hacia mí las palomitas, habían pasado cuatro meses desde que comenzamos a ser cercanos, me visitaba todos los días y eventualmente comencé a esperarle.

Reí golpeando su pierna, estábamos sentados con los pies subidos en el sillón, Goblin era nuestro drama favorito, esa sería la cuarta vez viéndolo.

-No lo sé... Supongo que lo mismo que hace un año- me encogí de hombros y fui por otras dos sodas más.

-¿Qué significa eso? - recibió su bebida y le dió un sorbo.

-No sé, quizá salga y camine un poco por la ciudad... Compre algo de comer y llame a mi familia- me encogí de hombros y él bajó la bebida.

-¿Te gustaría pasarla conmigo? - sus mejillas se teñían de rojo -Haré una bonita cena, los chicos vendrán y quisiera que compartieras con nosotros... - sonreí enternecida.

Debí haberme negado.

-¿Estás seguro Hottie?- él se puso completamente enrojecido por aquel apodo.

-Me harías feliz si vienes Angel... - así me llamaba Ángel en inglés... Sentía mis mejillas ardiendo y sonreí para él.

-Jimin... - mi corazón estaba pesado, no creí que pudiera seguir con esto, estaba muy claro para mí, entonces él me miró -No estoy segura de que podamos seguir siendo amigos para entonces.

Pude ver el rastro de preocupación en su rostro -¿Qué...? ¿Qué te pasa? - miró hacia el techo y luego hacia mí -¿Hice algo mal?- su cabello negro caía por su rostro, aquella camisa blanca simple y su buzo rojo lo hacían ver hermoso.
Me acerqué tímidamente a él, no quería resistirme más.

En español susurré -Bueno... Es mejor pedir perdón que pedir permiso- levanté la vista y él me miraba confundido.

Tomé su rostro entre mis manos, fui acercándome poco a poco, mirando sus hermosos ojos, dando tiempo a que me rechazara, yo sabía que él merecía la chica más hermosa del planeta, y yo simplemente era yo... Pero nadie lo querría con esta magnitud. Nadie lo quiere de esta forma.
Él extrañamente no se apartaba, inclusive pude ver como cerraba sus ojos en cuanto me acercaba a sus labios, a sus hermosos labios.
Su respiración era profunda, la sentía sobre mi labio superior, estaba cerca, tan cerca...
Entonces el sonido de su celular nos devolvió a la realidad y me alejé de él avergonzada, corrí hacia el baño, mientras él respondía la llamada, muy enojado si debo decirlo.