Capítulo 13.

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Nuestros padres asintieron a la vez.

+Pe-pero, ¿cómo? - dijo Andrea mientras hablaba con cierto nerviosismo. -¡Si tenemos toda nuestra vida aquí, nuestros amigos, nuestra familia, el colegio, no podemos irnos ahora! 

Miré a mi madre, que nos miraba con tristeza, y nos hacía un gesto de calma.

+Tranquilas, que no es seguro. Solo queremos decir que lo más posible es que nos mudemos a Madrid, y después de navidades. Pero aún no es seguro. 

-¿Cómo que no es seguro, pero sea lo más posible? ¡Aclaraos, pero que sepáis que yo no me voy! - seguí a mi padre. 

Me levanté del sofá sollozando y salí corriendo del salón, subiendo las escaleras con rapidez, Andrea me siguió enseguida, entrando las dos en su habitación. 


Narra Andrea:

No. 

Ahora no. Esto no me podía estar pasando. Esto no nos podía estar pasando. ¿Por qué a nosotras? ¿Y por qué ahora que las cosas empezaban a ir bien por momentos? 

Subimos a mi habitación y nos echamos sobre la cama, oía a Paula sollozar, mientras se agarraba a uno de los peluches de mi cama. Uno de mis favoritos. Yo estaba sentada sobre la cama, con la espalda apoyada en la pared, con mis piernas elevadas y mi cabeza apoyada en mis brazos, que se sostenían en mis rodillas. No quería llorar. No podía. Tenía un enorme nudo en la garganta, y mi vista con ojos cristalinos empezaba a nublarse. 

Aún podíamos oír a nuestros padres hablando abajo. No sabíamos el qué. Pero seguro de nosotras, o del traslado a Madrid, o lo que fuese. Ya no importaba nada. 

Me eché las manos a la cara, ocultando mis lágrimas. Me acerqué poco a poco a Paula, y la abracé. La abracé como nunca antes la había abrazado. Paula era mi hermana, gemela además. Nos teníamos la una a la otra, siempre nos hemos tenido para todo, para lo bueno y lo malo. Nos hemos apoyado la una a la otra. Y ahora tocaba de nuevo. 

-Escúchame... -susurré- a ver, vamos a tranquilizarnos, que si nos ponemos así no conseguimos nada... - dije mientras hiperventilaba a causa del llanto. Estaba intentando tranquilizarme, pero si Paula estaba alterada me era casi imposible. 

Me acerqué a ella y le sequé las lágrimas. Forcejeamos una sonrisa triste y nos volvimos a abrazar.

+Voy a llamar a Dani... ne-necesito verle y contarle todo... - balbuceó Paula mientras intentaba coger aire, y se levantaba de la cama para irse a su habitación. 

Desvié la vista hacia la ventana, mientras me limpiaba las lágrimas con la manga de la sudadera negra que llevaba. 

-Está bien... yo me quedo aquí, creo que voy a dormir un poco. No me apetece nada, no le digas nada a Jesús, ¿vale? Por favor... - me eché de costado en la cama, agarrando el peluche que anteriormente Paula había cogido. Apretándolo contra mí. 

Paula se acercó, y me dio un beso en la mejilla, me acarició el brazo y salió por la puerta, cerrándola. 

Me hice una bola. Seguía teniendo el peluche entre mis brazos. Era Igor. El burro de Winnie The Pooh. Recuerdo cuando me lo regaló papá de pequeña. Le tengo mucho cariño. Lo abracé con fuerza. Y comencé a llorar de nuevo. 

Narrador en tercera persona:


Dani, Jesús, Calum y Lucas estaban sentados en uno de los bancos del parque de al lado del instituto. Donde casi siempre solían estar reunidos. 

Estaban conversando sobre un juego de la Play cuando el teléfono de Dani comenzó a sonar. 

Sacó el móvil del bolsillo, y se extrañó al ver aquel nombre en la pantalla. 

Descolgó, y puso toda su atención la llamada.

*Llamada telefónica*

+¿Da-Dani? ¿Estás? - dijo una voz susurrando entre sollozos, que parecía estar llorando.

-¿Paula? ¿Qué pasa? ¿Estás llorando...? 

+Dani por favor... necesito verte, ¿puedes ir al pequeño parque que hay al lado de correos? es urgente, sino no te lo pediría. 

Dani no sabía lo que estaba pasando, pero contestó y colgó. 

No le dio ni tiempo para explicarles a los chicos lo que sucedía, cuando se levantó rápidamente del sitio y salió corriendo, diciéndole a los demás que luego les llamaría.


Narra Dani:

Paula me había llamado mientras lloraba. Y estaba realmente asustado. ¿Qué narices pasaba ahora? ¿Víctor había vuelto a amenazarle? ¿O es que le había hecho algo? ¿Habría tenido problemas? Mi cabeza no paraba de barajar posibles ideas. Solo andaba rápido hacia el sitio donde había quedado con ella. 

Mi sur, mi norte y mi agonía. (Daniel y Jesús Oviedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora