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- 4 de Septiembre de 1976 –

El respaldo de la cama de hierro negro golpeaba con fuerza la pared empapelada de color esmeralda pese a que la fuerte mano de Antonin se aferraba al metal, dándose un poco de estabilidad para hacer más fuertes sus embestidas.

Su chico se encontraba debajo, cos sus pálidas piernas sobre los fuertes hombros del ruso; sus mejillas y pecho estaban ruborizados y sus negros y lacios cabellos desparramados sobre las sábanas blancas.

La vista para Antonin Dolohov era realmente generosa.

Severus tenía sus labios hinchados apenas abiertos, en un intento por normalizar su respiración, una delgada y pálida mano se encontraba acariciando los abdominales de Toni, recoriendo la línea alba con la yema de su dedo índice; la otra mano de su chico se encontraba rodeando su propia erección, masturbándose con lentitud.

Dolohov cerró sus ojos y echó su cabeza hacia atrás, empujando con una fuerte estocada para que su polla se enterrara aún más dentro de su prometido, arrancándole un gemido de sorpresa y dolor a Severus y haciendo que éste golpeara la mandíbula de Antonin con su pie, provocando que el ruso sonriera.

- Lo siento, pensé en algo y me encabroné... - susurró Toni sonriendo e inclinándose sobre el rostro de su chico, sin detener las rápidas embestidas – No puedo dejar de pensar y de darle vueltas... - agregó poniendo sus fuertes manos a ambos lados de la cabeza de su chico, sin dejar de mirarlo fijamente con sus ojos de acromántula – ¿Por qué Black?... - preguntó con una mezcla de reproche e incomprensión.

- Estamos cogiendo, Antonin – largó Severus frunciendo el ceño y largando un bufido al ver la sonrisa irónica en el rostro de su novio; bajó sus piernas de los hombros de Antonin y se giró quedando de rodillas sobre el colchón – Si te vas a poner en cabrón... prefiero no verte la cara mientras follamos – susurró sintiendo la cercanía de su novio y ahogando un fuerte gemido al sentir la agresiva irrupción de la dura polla de Antonin en su interior - ... hijo de puta...

- Intento comprender los motivos por los que no te alejas definitivamente de mi lado, mi amor... - susurró entre gruñidos el ruso en la oreja de Severus, para luego morder su lóbulo con suavidad y hacer más profundas las embestidas.

Severus chasqueó la lengua y mordió su labio inferior.

- Me gusta cómo... ¡ah!... me follas... pero me gusta más cuando... me haces el amor - contestó el pelinegro entre jadeos – Me gusta cómo eres... pero no me gusta cuando te llena un pesimismo vacío... cargado de violencia, la manera en la que... ¡uhm!... ciegamente sigues ideales ajenos... - agregó para luego gemir fuerte al sentir la manera en la que su novio se estrellaba contra su próstata – Te amo Toni... pero también... te temo...

Antonin desaceleró sus violentas embestidas y cerró sus ojos, para descansar su cuerpo sobre la espalda de su chico y depositar un tierno beso sobre sus vértebras, justo entre sus omóplatos.
Rodeó a su chico con sus fuertes brazos y salió lentamente de su interior.

- Ven aquí... - susurró luego de semi recostarse en la amplia cama, tomando a Severus y haciendo que descansara su pálida espalda sobre su sudoroso pecho y abdómen; condujo su dura polla hasta la entrada de su novio y lentamente volvió a adentrarse mientras mordía el hombro de Severus con suavidad – Míranos... - dijo en un tono que se asemejaba a una súplica más que a una orden.

El pelinegro abrió sus ojos y observó el reflejo de ambos en el amplio espejo del placard que se encontraba a los pies de la cama.
La gruesa polla de Antonin se encontraba bien metida en su interior, rodeada, recibida, resguardada por su ardiente agujero: un anillo rojizo abrazando por completo el sexo de su novio.

Nacido en el año del CerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora