Parte única

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Nada más escuchar la campana que marcaba el fin de las clases, vi como salía de la clase de manera apresurada, con la mano derecha en su correspondiente bolsillo, mientras con la otra sostenía su mochila, por encima del hombro, comode costumbre

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Nada más escuchar la campana que marcaba el fin de las clases, vi como salía de la clase de manera apresurada, con la mano derecha en su correspondiente bolsillo, mientras con la otra sostenía su mochila, por encima del hombro, como
de costumbre.

Me levanté de manera rápida, quizás esta sea mi oportunidad y no iba a desperdiciarla de nuevo.

Tras unas leves disculpas a mis compañeros, salí de la clase, intentando alcanzarte.

– ¡Blasty! ¡Espérame!

Giró la cabeza en mi dirección, con una mueca de confusión, mientras detenía su paso.

Aumenté el ritmo de mis pasos, hasta llegar a su lado, donde sonreí de manera enérgica, al mismo tiempo que chasqueaba la lengua y retomaba su camino.

Me seguía el paso de manera despreocupada con ambos brazos cruzados en mi espalda, mientras sonreía, intentando ocultar mi nerviosismo.

Chasqueó de nuevo la lengua, mirándome.

– ¿Que quieres pelo mierda?

Preguntaste de manera brusca.

– A-ah... Necesito decirte algo te acompañaré a tu habitación.

Entrecerré levemente los ojos, como conseqüéncia de aumentar mi sonrisa al verle asentir en modo de aprobación.

En el corto recorrido hasta las habitaciones hablamos de temas triviales.

Frené frente a su puerta, viendo como entraba con una tranquilidad extraña en él y dejaba su mochila a un lado de manera brusca.

Mis pupilas se achicaron al observar su acción, mientras un negativo pensamiento pasaba por mi mente.

"¿Serías capaz de apartarme así, Bakugo?"

Cerré los ojos, con una pequeña mueca posada en mi cara, sin querer imaginarme la respuesta.

– Quita esa maldita mueca pelo mierda.

Gruñó levemente.

– ¿Que querías decirme?

Arqueó una ceja al pronunciar aquello mientras yo hacía desaparecer cualquier rastro de aquella mueca.

– ¡Vayamos a entrenar!

Endurecí ambos brazos, dando un pequeño golpe entre ellos.

– ¿Ah? ¿Para eso me has seguido?

Bufó, mientras agarraba la bolsa de entrenamiento y salía de la habitación, cerrando la puerta en el proceso.

– Agarra tus cosas y vamos a entrenar.

Sonrió de lado tras darme esa insignificante orden.

Siempre le había gustado entrenar, de esta manera estaría más susceptible.

Déjame Estar A Tu Lado (Kiribaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora