Capítulo 12

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-Esperaba que no vinieras aquí a buscarlo, que el "señor Albert" no te importara en lo absoluto,-escuchó una voz fría y llena de desprecio y con el mismo tono condescendiente de siempre. Neil estaba ahí parado, con un abrigo gris y una bufanda blanca que enmarcaba su varonil rostro moreno, él caminó hasta estar a solo unos pasos de ella y agregó, –pero por desgracia estás aquí...-

-¡Neil!.- se sorprendió al verlo,- ¿Cómo sabías que estaría yo aquí?.-

-No fue tan difícil adivinarlo.-respondió con calma, con las manos en los bolsillos y rodeándola. - Escuché que Albert había escapado y que la tía abuela iría al hospital a buscarte, así que me di cuenta que pronto lo descubrirías.-.

-Y pensé que si no lo amaras, por supuesto te quedarías en el hospital trabajando, pero si te preocupabas por él, entonces vendrías corriendo aquí a toda prisa.-. Neil habló con calma, como si contara esta historia a una tercera persona

Leagan se detuvo justo en frente de Candy y la miró. Su mirada se volvió perversa y fría como antes.

-Y no me equivoqué.-. Candy no dijo nada, de repente la asaltó un sentimiento de culpa, como si después de haber acudido aquí, hubiera hecho algo malo.

Neil nuevamente comenzó a caminar de un lado a otro a lo largo del muelle. -Sé hacia donde zarpó su barco, sé a dónde se fue, lo seguí, así que si quieres te lo diré y te prestaré dinero para que compres un boleto y corras a alcanzarlo, vivirás con él en una choza rodeados de animales, eso es lo que quieres ¿verdad?, seguir a tu amante.-

Candy retrocedió asustada, pero Neil dio un paso adelante, cada vez más enfurecido: -te pregunto ¿él es mejor que yo? ¿Qué puede darte él que yo no pueda darte?.-

-¡Acaso estas insinuando que soy una interesada?. - La rubia estaba indignada, lo que finalmente hizo explotar al joven Leagan.

-¡Sí, eres una interesada!.-Gritó de tal manera que la gente en el muelle comenzó a volverse hacia ellos.

-¡Eres una interesada, aunque constantemente me olvido de ello!, no sientes nada por nadie, no amas a nadie, solo te interesa el dinero y el poder de la familia Andrew, pero recuerda que yo también tengo dinero para comprarte.-

Se detuvo frente a Candy azotado por un ataque de ira aún mayor, gritó, sacudiendo los puños frente a su cara: -¡maldición!...finges ser una chica inocente, pero estás dispuesta a correr hasta el fin del mundo tras de él y su dinero.-

Candy retrocedió, pero cuando escuchó las últimas palabras ofensivas, se acercó y lo abofeteó en la cara con todas sus fuerzas para que se callara de una vez, pues sus palabras, en lugar de enojarla, por alguna razón le dolieron en el alma.

El sonido de la bofetada en su cara llegó como el sonido de un disparo y Neil alcanzó a atrapar su mano con fuerza.

-¿Cómo ...cómo te atreves a pegarme, estúpida huérfana?.- Leagan parecía estar más sorprendido que enojado, ella lo enfrentó a la cara, tan hermosa y tan cruel.

-iSi!. -Dijo con la voz quebrada. –Sí...soy una huérfana, yo...no tengo padres. - La niña respiró hondo, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse de sus ojos, por alguna razón, quería que Neil sintiera su dolor, que la entendiera.

-¡Nadie...nadie puede defenderme!, nadie intercederá por mí, así que puedes insultarme todo lo que quieras, decir de mí lo que quieras...estoy sola.-

La pecosa se dio la vuelta, sintiendo que no podría contener por más tiempo sus lágrimas y rápidamente se alejó, pues no quería que la viera llorar de nuevo.

Vorágine de pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora