Prólogo.

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"Almas gemelas.

No sé cómo es que me eres tan familiar- O por qué es que no se siente tanto como si te estuviera conociendo, sino como que estoy comenzando a recordar quien eres. Como es que cada sonrisa, cada susurro me trae de vuelta a la imposible conclusión de que te he conocido antes, te he amado antes – En otro tiempo, en un lugar diferente, - En alguna otra existencia."

-Lang Leav.

Narra Bran

"Todo fue un sueño." Fue lo primero que pensé, mientras llevaba la palma de mi mano a mi rostro para proteger mis ojos de la molesta luz del sol, que llenaba mi dormitorio

-¡Brandon!- Escuche como mi madre golpeaba repetidamente la puerta de mi dormitorio, en su tono de voz pude oír la irritación y de pronto noté que no me desperté con mi alarma.- ¡Levántate, vas tarde a la universidad!

Intenté a levantarme rápidamente, pero una vez sentado al borde de mi cama un agudo dolor de cabeza apareció, como una flecha que atravesaba desde la parte inferior de mi oreja derecha hasta la coronilla. Me quedé quieto unos segundos, dejando que la aguda molestia fuese dispersada por mis pensamientos, que volvieron rápidamente al sueño que había tenido, un sueño que me parecía demasiado extenso y agotador.

- ¡Bran! -La voz de una de mis hermanas, Sansa, me hizo sobresaltar mientras abría la puerta de mi dormitorio. - Mamá quiere saber si debe llevarte en el auto hoy.

-No, no.- Negué con la cabeza, y caminé hacia la puerta, con intensión de dirigirme al baño.- Jon me llevará hoy.

-De acuerdo.- Se volteó alegremente, y la perdí de vista cuando se metió en las escaleras.

Un sabor amargo llenó mi boca. Mi sueño, si bien extenso y repleto de mis amigos y familiares, había sido triste, y frío. Especialmente para Sansa.

Una vez en el baño, me miré al espejo. Mis ojos, de un azul profundo, estaban enrojecidos, mi cabello castaño con un tono rojizo estaba revuelto. Suspire, aliviado, al notar que mi dolor de cabeza no volvía, y sin más entre a la ducha.

"¿Un hombre puede ser valiente cuando tiene miedo?" Las imágenes de mi sueño habían sido vívidas y demasiado realistas, a pesar de eso, poco recordaba de lo dicho en el mismo.

"Es el único momento en qué puede ser valiente." Había contestado esta versión de mi padre que había en el sueño.

En realidad, sonaba como algo que él diría.

Una vez aseado y vestido, tomé la mochila y bajé rápidamente las escaleras. Esperaba poder desayunar algo antes de que Jon pasara por mí, pero no fue posible ya que mientras sacaba la tostada, aún caliente, del tostador, oí los bocinazos provenientes desde la calle.

-¡Ya voy!- Le grite, desde la ventana de la cocina. De mala gana abandoné las tostadas en un platillo, sobre el mesón.

Al entrar al auto de Jon no pude evitar notar la mirada de profunda preocupación con la que me recibió, y entonces noté que, en aquel sueño, Jon tenía una historia realmente agitada. Era mi hermano, pero no en realidad, en el sueño.

-Hola,-Dije mientras un bostezo se colaba entre mis palabras.- ¿Qué te pasa?

-¿Sabías que tenemos examen de cálculo?- Preguntó, a medida que comenzaba a conducir camino a la universidad. Normalmente nos tomaría diez o quince minutos llegar, pero debido a que entrabamos temprano ese día, el tráfico era pesado y el tiempo podría llegar hasta los treinta minutos.

-Por supuesto, - Lo miré, con una ceja arqueada. - ¿Cómo olvidarlo? El profesor no ha dejado de recordárnoslo al final de cada clase durante, por lo menos, dos semanas.

-Bueno, yo lo olvide.

-No sabes nada, Jon Snow.

-Ese apodo dejó de ser chistoso cuando tenía catorce.

-Ya, ya.- Sonreí mientras sacaba mis notas de cálculo de la mochila.- ¿Sabes, primo? Tuve un sueño de lo más loco anoche.

-¿De qué trataba?

-Todos estábamos ahí, había lobos y nieve, y yo caía de una torre y después no podía caminar, y papá se iba a otra ciudad con su amigo de la universidad, Robert, y—

-Bran, -Dijo, interrumpiéndome. - De verdad no puedo prestarte atención, lo siento. Si me va mal en este examen podría hasta reprobar la clase.

-Está bien, Jon Snow,- Dije con voz burlona. Voy a leer y explicarte mis notas, y veremos si puedes alcanzar más de un cuatro.

-Lo dudo.

El tiempo del examen pasó rápido, pero la tortura de no poder saber las respuestas fue lentísima. De cuando en cuando pude voltear a mirar a Jon, y juré que estuvo a punto de llorar una vez vio todas las respuestas.

Una vez salí del examen no pude esperar a Jon, quien aún se encontraba sometido ante aquella tortura, ya que me había inscrito en una de mis clases favoritas: Escalada.

Caminé animadamente hacia el gimnasio de la universidad, ubicado junto a otro de los edificios de esta. Los edificios de la universidad estaban esparcidos por una montaña, interconectados entre sí por medio de escaleras de piedra y buses, para aquellos edificios más lejos.

Rápidamente entré al vestidor de varones, que estaba lleno de otros chicos debido a que las clases de futbol de varones, junto a otros deportes. Estos otros deportes se llevaban a cabo en las canchas, que estaban a la altura de la parte superior de nuestro muro de escalada.

Una vez cambiado en mis ropas de deporte, caminé alegremente hacia el muro, una vez allí me senté junto al resto de mis compañeros, y quienes habían llegado antes comenzaron a trepas.

-¡Stark!- Dijo el profesor, alegremente, al verme sentado entre las personas del grupo.- ¿Te gustaría hacerle un favor a tu profesor favorito?

-Claro, -Me puse de pie. - ¿De qué se trata?

-Bien, - Puso firmemente una mano en mi hombro y, de forma algo incomoda he de confesar, me llevó delante del grupo, luego de haber hecho que aquellos que habían comenzado a enfrentarse al muro volvieran a sentarse. Con su mano aún en mí, comenzó a hablarle al grupo de 24 personas. - He notado que hoy tenemos una asistencia especialmente alta, y es por eso por lo que me gustaría que mi alumno estrella, un superdotado de la escalada, les demostrase como él hace su camino a la cima. Tengo completa fe en que Bran, aquí presente, - Palmeó fuertemente mi hombro. - Será un buen ejemplo a seguir.

Cerré los ojos un segundo, intentando contener toda la vergüenza que estaba sintiendo en ese momento, y sonreí tortuosamente, antes de encaminarme hacia el muro con los distintos colores y de buena altura. Luego de colocarme el seguro y empolvar mis manos con tiza, comencé a escalar.

El primer tercio era el más fácil, por no decir que podría hacerlo dormido, y ya los dos tercios restantes eran ligeramente más difíciles, pero nada sobrenatural, llevaba haciendo el recorrido cada semana desde mi segunda semana en la universidad; Era una pequeña pasión que tenía desde pequeño.

Cuando llegué al final del muro, giré un poco el cuerpo con la intención de saludar con la mano al grupo que me observaba desde abajo, pero fue entonces cuando los vi.

Un par de ojos, los ojos más bellísimos que creo haber visto, abiertos de par en par, estaban fijos en mi, y poco tiempo transcurrió cuando una mano apareció casi a la par de ellos y me saludo.

Por un segundo mi corazón se detuvo, y al siguiente estaba latiendo más rápido de lo que jamás lo he sentido latir. Mi cerebro se tardó un poco más en ponerse al día, y cuando el sonrojo ya se había apoderado totalmente de mi rostro fue cuando por fin logré estirar mi mano y saludar de vuelta.

La sorpresa en sus bellos ojos, eso es lo último que recuerdo antes de notar que, estúpidamente, había decidido saludar con la única mano que me sostenía al muro de escalada.

Y entonces, el suelo vino a mi encuentro.

Desventurados Amantes  (Bran y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora