PEQUEÑAS HISTORIAS [JIKOOK]

■ Gatito ■

Para el mes JiKook @JiKook-GCF.

Temática: ABO/Híbrido.

Advertencias: no hay, toda está cool, todo legal.

Género: fluff y comedia. Pa' pasar el rato, pue'.

— ¡Es para ti!

JungKook abrió los ojos, quedando con una mueca de perplejidad. Vio al pequeño felino entre las manos de su amiga y después la miró a ella.

— ¿Para mí? —La chica asintió—. ¿Por qué?

—Bueno, ¿ya ves que tu cumpleaños fue hace dos meses? ¿recuerdas que no te regalé nada, porque no me acordé y tú me hiciste sentir mal con tus ojos de cordero? —JungKook asintió—. Pues aquí está, este es tu regalo. ¡Qué lo disfrutes!

La chica sonrió enormemente, golpeando al felino en el pecho duro de JungKook y corriendo después con su mochila colgando de su hombro. El chico vio el corto cabello castaño brincar y moverse con cada paso que daba su amiga, alejándose de él. Un suave y peculiar olor hizo que su atención volviera al minino en sus manos.

"Así que eres mi regalo", pensó abultando su gordito labio inferior. "Jamás he tenido a un gato" Suspiró, haciendo que unos mechones oscuros volaran suavemente de su frente. Este gatito podría ser una buena razón para voltear la página.

—Iremos a mi casa, pero antes te compraré algunas cosas.

Le susurró, alzando su rodilla y apoyando su mochila en ella para después meter al pequeño felino negro. Lo acarició, sintiendo como el gatito restregaba su carita en sus dedos, como si hubiera estado anhelando las caricias de JungKook. Cerró su mochila un poco y después caminó directo a su bicicleta.

JungKook tenía quince años y contando, al igual que tenía a una abuela alérgica a los pelos de los animales y a una hermana amante de ellos. Su abuela no dejaría a JungKook quedarse con el minino, pero ella no tenía por qué enterarse. Y él sabía que su hermana le ayudaría a ocultarlo, fuera como fuera, JungKook realmente quería quedarse con él.

Su bicicleta saltó un poco estando por las calles tranquilas de su pequeña ciudad. Una muy pequeña ciudad, tranquila. JungKook era maduro para su edad, lo suficiente para que su abuela lo dejara trabajar. Bueno, ella realmente no lo había dejado, pero tampoco pudo detenerlo. Al grano: JungKook tenía dinero. Su dinero. Y, la última vez que consultó, podía gastarlo en lo que se le diera la gana (mientras no fueran drogas; palabras de su abuela).

—Pequeño, JungKook. ¿Qué te trae por aquí? ¿vienes a ver a los animales de nuevo?

—Señor Ong—JungKook asintió, saludándolo mientras apretaba entre sus manos las correas de su mochila—. No, realmente. Vengo a.... a comprar algunas cosas—Le sonrió.

—Mmh... ¿Algunas cosas, pequeño? —El señor Ong se paró de la silla en donde estaba sentado y caminó directo al mostrador—. Adelante, esta es tu tienda también.