Capítulo XIV

2.2K 142 21
                                    

Hermione estaba triste, después de la cena que había tenido con Theo él la había dejado sin decirle nada, sabía que se había sentido mal, pero ella no quería ilusionarlo con sentimientos que no eran  reales. Ella no sentía nada más que una simple y bella amistad para con él.
Ella no le había dado pie a que él sintiera  o pensara que quería más que una amistad con él en ningún momento.
Y era mejor decirle la verdad, que estaba enamorada de otro a darle falsas esperanzas.

Al día siguiente se despertó con ese pesar en su ser, no le gustaba estar alejada de Theo, era su mejor amigo después de Harry, trataría de buscarlo y de aclarar las cosas con él y sabía dónde podía encontrarlo.
Theo tenía su oficina en el edificio que estaba frente al ministro de magia.

- Buenos días bella durmiente.

Hermione sonrió, Sirius tenía esa costumbre de llamarla así aunque no sabía porque, ella siempre se levantaba temprano.

- buenos días Sirius, ¿cómo estás hoy?

El hombre ya estaba vestido y peinado,  su larga melena reluciente le caía por el rostro apuesto.

- No me quejo, aún en espera de mi doncella que me haga perder la cabeza. Dijo con una sonrisa melancolica.

- Ya la encontrarás no comas ansías si. Dijo ella dándole una palmada en el hombro.

- Eso espero.  Respondió mirándola al tiempo que tomaba una manzana para su desayuno.

- Me voy, hoy tengo examen creo que vendré luego, si quieres podemos ir a cenar afuera le diré a Harry. Comentó ella saliendo de la cocina chocando de frente con kreacher que ya no la odiaba. - Lo siento mucho Kreacher. Dijo e hizo un gesto con la mano a Sirius.

- No hay por qué ama Kreacher se disculpa él por chocar con la joven ama. Dijo el elfo con su voz rasposa.

- Kreacher, saldré un momento no estaré para almorzar así que no hagan nada.
Ordenó Sirius saliendo detrás de Hermione.

                       💠💠💠💠

Harry había salido a las seis de la tarde después de una mañana cargada en la academia de Aurores, iba distraído por el callejón Diagon pensando sobre lo que había oído hablar a Ginny con Ron, no había querido aún enfrentar a su amigo (Si así podía llamarlo) quería esperar para que la furia que sentía se le bajara un poco.

Pero tenía toda la intención de hablar con Ginny para terminar con ella, caminaba rápido, no porque llevara prisa si no porque así calmaba sus ansias.

De repente choco contra una persona, un linda chica rubia de aire distraído pero Muy bonita, se le veía distinta, la escencia de niña despistada ya se le había sido reemplazada por una belleza extrañamente llamativa.

- Luna lo siento, iba muy distraído. Se excusó el pelinegro azabache.

Luna le sonrió tan amable como siempre, y le dio un beso en la mejilla de saludo.

- No te preocupes Harry, estoy acostumbrado a que las personas choquen conmigo, lo que no acostumbro es que me pidan disculpas. Dijo ella con inocencia.

A Harry le dio algo escuchar hablar a Luna, era extraño pero cada vez que hablaba con ella algo lo atrapaba.

- Luna, te gustaría acompañarme a tomar algo? Preguntó.

- Sí claro yo también quisiera contarte mis cosas. Repuso ella alegremente tomando inesperadamente el brazo a Harry para caminar a su lado.

Habían pedido unas cervezas de mantequilla en el caldero chorreante, y unas empanadas de pollo para picar.

- Y dime Harry, que es eso que te abruma y que quieres decir?

Harry se la quedó mirando, ¿Como hacía ella para saber exactamente lo que la gente quería decir, o estaba pensando? Sonrió, pues eso había sido lo que lo había cautivado de ella en el colegio, su sentido del instinto muy desarrollado y capaz de encontrar lo obvio en lo imposible.

- Bueno, últimamente me he sentido mal,  triste creo...

- Es por Ginny cierto, deberías hablar con ella y decirle la verdad Harry no te engañes eso es peor.

- A que te refieres?

- Ya no la amas Harry se nota y mucho, y te diré que estár atado en una relación sin amor es algo muy dañino...

- ¿Tu cómo sabes eso? Nunca has estado en una relación así. Dijo Harry mirando a Luna, nunca le había conocido un enamorado a ella.

- No es necesario estar en una para saberlo, mira al pobre de Malfoy...

Harry arrugó la frente, ¿que tenía que ver el hurón saltarin?

- ¿Que hay con el?

- Se casó sin amor y tuvo que dejar a la mujer que de verdad ama e irse  lejos. Eso los lastima a los dos.

Respondió tomando su tarro de cerveza de mantequilla.

- Como lo...

- Observo Harry, a mi alrededor. Verás las personas están acostumbradas a ignorarme por completo, así que eso me da una ventaja para conocer a las personas, las observo, miró su entorno, y así conozco sobre ellos.

Eso era verdad, Luna era amiga de Hermione y se había dado cuenta desde antes de que Draco se casara que ellos estaban enamorados.

- Lo siento Luna, siento que las personas te ignoren así.
No sabía porque le daba malestar que los demás no vieran lo que el veía en Luna, era lista, valiente, inteligente, bonita y podías pasar horas hablando con ella de sus criaturas extrañas.

- No me siento mal por ello Harry, me gusta ser ignorada me da mucho tiempo para pensar y no tengo gente inoportuna a mi alrededor todo el tiempo.
Dijo con una sonrisa misteriosa.

Harry sonrió, ella había sido una buena amiga y aliada en todo lo referente a Voldemort, había sido la única y la primera que había creído en él cuando todos los demás lo habían creído un loco.

- Ven Luna te llevaré a tu casa, está bien?

- Si claro vamos.

Se levantaron de su mesa y varias personas los veían con extrañeza, en realidad más a Harry pues acostumbraban verlo con la chica Weasley.

Caminaron afuera del caldero chorreante Harry se colocó frente a ella y la tomó por la cintura,  sintió como Luna se estremecía un poco, pues esa cercanía entre ellos era inusual. Desaparecieron y aparecieron frente a la pequeña casa de Luna ya reconstruida después de la guerra.

- Gracias Harry por venir a dejarme a mi casa, si quieres pasar... papá está haciendo té.

A Harry no le apetecía té, lo que necesitaba era otra cosa, algo que lo hiciera sentir mejor, algo que lo hiciera dejar de lamentarse por lo de Ginny, algo como...

ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora