Secreto #1

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Cómo había llegado a esto una cena de revisión de proyecto, no tenía ni idea. Habían quedado de comer algo juntos en el despacho de él y revisar nuevamente los puntos finales de la última reunión.

Había tenido que utilizar todo su esfuerzo por no incomodarse cuando él la miraba de reojo y la escaneaba intensamente.

Estaba tan sonrojada que sentía que le daría fiebre en cualquier momento.

Era todo un reto no hacer lo mismo y ver su cuerpo atlético y rostro seductor con aquella barba rasposa que volvía locas a todas las secretarias y pasantes de la oficina.

Tenía meses tratando de evitar sus sentimientos y peor aún, sus deseos, cuando él se encontraba cerca.

Sin embargo todo había valido verga cuando trató de marcharse bruscamente tras no soportar más la tensión en el aire. Estaba apunto de perder el control y abalanzarse sobre él, por lo que tenía que salir de allí. Su mano estaba girando la manilla cuando de un empujón un brazo se alzó desde atrás y cerró con un sonido sordo la puerta nuevamente.

Adam no dejaría escapar esa oportunidad.

La agarró por el cabello y haló hacia atrás hasta que sus labios quedaron a merced de los suyos para devorarlos lentamente con intensidad, mientras que intrusamente incursionaba dentro de su pantalón hasta la suave seda de su ropa interior.

Introdujo su mano hasta llegar a su sexo y comenzó a tocarla con sus dedos rudos e intrusivos.

Apartó por acá y por allá hasta encontrar la perla escondida que tanto añoraba. Con su índice comenzó a masajear en círculos su clítoris, cada vez un poco más rápido, hasta escucharla gemir dentro de su boca.

Cuando Ana no pudo más, sujetó con ambas manos su brazo fornido antes de que la dejara inconsciente. A regañadientes éste dejó su boca y su mano salió de su monte de Venus.

Justo cuando pensó que podía ganar un poco de terreno y cordura, en ese pequeño momento, Adam la agarró por la cintura y la giro para ponerla frente a él. Con un solo movimiento, Su camisa estaba tirada a sus pies y su pantalón iba por el mismo camino.

La desnudes de su cuerpo la tomó por sorpresa y automáticamente sus manos acudieron a cubrir sus áreas más vulnerables.

-Conmigo no tienes que hacer esa Mierda de ocultarte. No sé qué imbécil te habrá dicho lo contrario, y si lo encuentro puedo partirle la cara por haberte hecho creer que no eres suficiente cuando apenas puedo quitarte los ojos de encima- Admitió con un matiz peligroso en sus ojos mientras la devoraba con la mirada.

-La verdad es que estoy bien sin que tengas que partirle la cara a nadie. No quiero que te metas en ningún lío y menos por mi culpa. Yo sólo no estoy acostumbrada a... esto- Refirió con su mirada primero a su cuerpo semi desnudo y tembloroso de anticipación, y luego al gran bulto que se marcaba entre las piernas de él.

La cabeza de Adam se inclinó hacia atrás de un tirón, y las carcajadas resonaron en la oficina con fuerza. Su mano secó unas dos o tres lágrimas que no pensó se le escaparían en todo aquello.

-Cariño, esto de aquí sólo es la manifestación de las ganas que tengo de tenerte y estar dentro de ti en estos momentos.

Se acercó en dos zancadas y sin que Ana pudiese protestar, agarró la mano que tapaba su sexo y la llevó directo a su erección.

¡Era enorme!

Ana apenas podía tomarlo. Debajo de la gruesa tela, podía sentir su palpitación fuerte, como una bomba a punto de explotar. Antes de que pudiese alejar la mano, éste la tomó aún más fuerte y la introdujo dentro de sus Levi's hasta encontrar sin obstáculos, su pene impaciente por caricias.

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2019 ⏰

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