Desde que despertamos Black no me a dicho ni una sola palabra, parece distraído, como yo ayer en la comida.
—Black ¿Estás bien? -pregunto un poco preocupado por lo que había escuchado en la madrugada-.
—No... -dice en voz baja pero repone dándose cuenta de lo que dijo a la vez de como si le diera poca importancia- ¡Digo! Si, estoy bien.
—Estas más serio de lo normal.
—No es nada, solo come, yo ya acabe -se levanta de su asiente y sale de la casa a tomar aire-
Ni siquiera toco su comida, se podría decir que hicimos la misma escenita de ayer pero a la inversa.
Algo anda mal con Black, pero realmente parece que no me lo quiere decir, solo se lo guarda para "decírmelo" en la madrugada, o al menos eso parece por lo que menciono.
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No puedo decirle de esto a Vegeta, siento que va a detestarme, lo amo demaciado y no soportaría la idea de perderlo, sacrifique mucho para estar a su lado, no puedo permitirme retroceder ahora.
—No puedo tropezar, sería demaciado evidente y creo que ya sospecha algo -mira el anillo en su dedo- ¿Cuántas vidas he quitado por esta porquería? -haciendo una mueca pensativa y al final suspira-. Me preguntó dónde estará Zamasu
—Aqui estoy -habla repentinamente un kaioshin de piel color verde llamando la atención del pelipalmera- ¿Me extrañaste? -con una sonrisa burlona-.
—Realmente eres un idiota. ¿¡Dónde has estado todo este tiempo!? -reclamandole por haber estado ausente tanto tiempo y no haber dado algún mensaje o señal de vida-.
—Nada interesante -se posa a su lado pero no lo mira a la cara- pero he notado que estás algo nervioso últimamente, a pesar de que no estoy presente pude percibirlo.
—Talvez un poco -hace una mueca de desagrado- después del último trato que hicimos... -observa la palma de su mano la cual temblaba un poco- ...he notado cambios.
—¿Enserio? -se le escapa una risita- el cambio está desde que cerramos el trato, los cambios que ahora tienes son por estrés, deberías decírselo a Vegeta, eso te calmará.
—Realmente tienes que ser un imbécil si creés que se lo voy a decir.
—¿Prefieres que él se de cuenta?
—No lo sé, solo... esto no es algo que importe -lo mira haciendo contacto visual- ¿Verdad?
—Se podría decir, ciertamente a estás alturas ya no hay diferencia.
—Entonces aquí no pasa nada, y ni se te ocurra mencionarle algo a Vegeta.
—Si, si, como sea -dandole poca importancia mientras entra a la pequeña casa- Vegeta, nos vamos.
—Te desapareces por mucho... ¿¡Y solo me dices eso!? -reclama el peliflama-.
—¿Quieres un beso en la mejilla? -burlandose-.
—Asi está bien, no importa -dice mientras su cara se pone de un tono algo azulado de solo pensar en eso-. Vámonos ya.
Los tres al estar juntos nos teletransportamos al santuario del kaioshin del universo 10, estaba vacío obviamente, hace mucho que ya no hay nadie aquí.