Capítulo 2

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Desde que despertamos Black no me a dicho ni una sola palabra, parece distraído, como yo ayer en la comida.

—Black ¿Estás bien? -pregunto un poco preocupado por lo que había escuchado en la madrugada-.

—No... -dice en voz baja pero repone dándose cuenta de lo que dijo a la vez de como si le diera poca importancia- ¡Digo! Si, estoy bien.

—Estas más serio de lo normal.

—No es nada, solo come, yo ya acabe -se levanta de su asiente y sale de la casa a tomar aire-

Ni siquiera toco su comida, se podría decir que hicimos la misma escenita de ayer pero a la inversa.

Algo anda mal con Black, pero realmente parece que no me lo quiere decir, solo se lo guarda para "decírmelo" en la madrugada, o al menos eso parece por lo que menciono.

~•~•~•~•~

No puedo decirle de esto a Vegeta, siento que va a detestarme, lo amo demaciado y no soportaría la idea de perderlo, sacrifique mucho para estar a su lado, no puedo permitirme retroceder ahora.

—No puedo tropezar, sería demaciado evidente y creo que ya sospecha algo -mira el anillo en su dedo- ¿Cuántas vidas he quitado por esta porquería? -haciendo una mueca pensativa y al final suspira-. Me preguntó dónde estará Zamasu

—Aqui estoy -habla repentinamente un kaioshin de piel color verde llamando la atención del pelipalmera- ¿Me extrañaste? -con una sonrisa burlona-.

—Realmente eres un idiota. ¿¡Dónde has estado todo este tiempo!? -reclamandole por haber estado ausente tanto tiempo y no haber dado algún mensaje o señal de vida-.

—Nada interesante -se posa a su lado pero no lo mira a la cara- pero he notado que estás algo nervioso últimamente, a pesar de que no estoy presente pude percibirlo.

—Talvez un poco -hace una mueca de desagrado- después del último trato que hicimos... -observa la palma de su mano la cual temblaba un poco- ...he notado cambios.

—¿Enserio? -se le escapa una risita- el cambio está desde que cerramos el trato, los cambios que ahora tienes son por estrés, deberías decírselo a Vegeta, eso te calmará.

—Realmente tienes que ser un imbécil si creés que se lo voy a decir.

—¿Prefieres que él se de cuenta?

—No lo sé, solo... esto no es algo que importe -lo mira haciendo contacto visual- ¿Verdad?

—Se podría decir, ciertamente a estás alturas ya no hay diferencia.

—Entonces aquí no pasa nada, y ni se te ocurra mencionarle algo a Vegeta.

—Si, si, como sea -dandole poca importancia mientras entra a la pequeña casa- Vegeta, nos vamos.

—Te desapareces por mucho... ¿¡Y solo me dices eso!? -reclama el peliflama-.

—¿Quieres un beso en la mejilla? -burlandose-.

—Asi está bien, no importa -dice mientras su cara se pone de un tono algo azulado de solo pensar en eso-. Vámonos ya.

Los tres al estar juntos nos teletransportamos al santuario del kaioshin del universo 10, estaba vacío obviamente, hace mucho que ya no hay nadie aquí.

¿Este soy yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora