ALICE ANN MUNRO

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ALICE ANN MUNRO

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ALICE ANN MUNRO

(Alice Ann Laidlaw)

Escritora canadiense. (1931- XXX)



La felicidad constante es la curiosidad.


Una buena obra nunca queda sin castigo.


Tener estilo es saber quién eres, qué quieres decir y no importarte nada un diablo.


La memoria es la forma en que seguimos contándonos a nosotros mismos nuestras historias.


No me asusta dejar de escribir. Me asusta que desaparezca el entusiasmo que me lleva a escribir.


La relación con mi madre es el material central de mi vida. Siempre fluye hacia mí tan fácilmente...


En la vida tienes unos cuantos lugares, o tal vez uno solo, donde algo pasa y luego, están todos los demás lugares.


Nunca subestimes la maldad en el alma de las personas... Aun cuando están siendo amables... Sobre todo si están siendo amables.


Crecí en una casa que no tenía baño interior. Era una generación tan terrible, verdaderamente miserable. En realidad fue fascinante.


La vida de la gente es suficientemente interesante si tú consigues captarla tal cual es, monótona, sencilla, increíble, insondable.


La complejidad de las cosas, las cosas dentro de las cosas, parece sencillamente inagotable. Quiero decir que nada es fácil, nada es simple.


La prosa debe tener cierta aspereza, y actualmente me gusta escribir así. Me gusta escribir de un modo que, no sé. ¿Qué asuste un poco a la gente?


Si hoy en día vives lo suficiente, descubres que con tus hijos has cometido errores que no te molestaste en ver, además de los que viste perfectamente.


Me encanta trabajar con gente, con las conversaciones de la gente y también con Las cosas inesperadas que le ocurren a la gente. Lo inesperado es muy importante para mí.


Me parece tan ridículo que se pretenda que una persona quede atrapada en un traje... O sea, el traje de ingeniero, de médico, de geólogo, y luego crece la piel por encima de la ropa, o sea, que esa persona ya no se lo puede quitar.


Las mujeres necesitan interpretar la vida verbalmente. Mientras que muchos hombres que conozco, o que alguna vez conocí, no tenían esa necesidad, sino que más bien prefieren seguir adelante y lidiar con lo que haya que lidiar sin preguntarse demasiado.


Mi idea era escribir novelas, pero empecé a escribir cuentos porque era para lo único que podía hacerme tiempo. Entre las tareas de la casa y el cuidado de los chicos, nunca habría tenido tiempo de escribir una novela. Y después fue como si el formato del cuento -en realidad, una forma más bien inusual de cuento, por lo general una forma de relato bastante largo- fuese lo que quería hacer.

EPÍGRAFES FLANTÁSTICOS PARA ESCRITORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora